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el-capital-ii

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Por eso precisamente la exposición de la teoría marxista que hace <strong>el</strong> señor Bulgakov es<br />

mucho más clara y mucho más exacta que la d<strong>el</strong> señor Tugan–Baranowski.<br />

Entrando, ya para terminar, algo más a fondo en <strong>el</strong> libro d<strong>el</strong> señor Bulgakov, debemos<br />

poner de manifiesto lo siguiente. Una tercera parte afortunadamente de su libro se ocupa de<br />

los problemas referentes a las “diferencias de las rotaciones de <strong>capital</strong>” y al “fondo de<br />

salarios”. Los apartados que llevan estos dos epígrafes son los menos logrados. En <strong>el</strong><br />

primero de <strong>el</strong>los, intenta <strong>el</strong> autor (véase p. 63, nota) completar <strong>el</strong> análisis de Marx y se<br />

engolfa en cálculos y esquemas complicadisimos para ilustrar <strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> proceso de<br />

la realización en r<strong>el</strong>ación con las diferencias en cuanto a la rotación d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>. A nosotros<br />

nos parece que la conclusión definitiva a que llega <strong>el</strong> señor Bulgakov (a saber, que para<br />

explicar la realización cuando difiere la rotación d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> se debe dar por supuesta la<br />

existencia de reservas por parte de los <strong>capital</strong>istas de ambos sectores, ver. p. 85) se<br />

desprende por sí misma de las leyes generales de la producción y la circulación d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>,<br />

por cuya razón no era necesario en modo alguno dar por supuestos distintos casos de<br />

r<strong>el</strong>aciones de rotación d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> en <strong>el</strong> segundo sector y en <strong>el</strong> primero y establecer toda una<br />

serie de gráficos. Y otro tanto puede decirse en lo que se refiere al segundo de los dos<br />

apartados aludidos. El señor Bulgakov señala con absoluta razón la falsedad de la<br />

afirmación d<strong>el</strong> Herzensteins, quien encuentra una contradicción en la teoría de Marx sobre<br />

este problema. El autor observa, con razón: “Si suponemos que la rotación de todos los<br />

<strong>capital</strong>es es igual a un año, al comenzar este año los <strong>capital</strong>istas serán propietarios tanto d<strong>el</strong><br />

producto global de la producción d<strong>el</strong> año anterior como de la suma de dinero igual a este<br />

valor” (pp. 142–143). Pero <strong>el</strong> señor Bulgakov toma sin razón alguna (pp. 92 y s.) <strong>el</strong><br />

planteamiento puramente escolástico de este problema en los economistas anteriores (¿los<br />

salarios salen de la producción corriente o de la producción d<strong>el</strong> período de trabajo<br />

anterior?) y se crean dificultades superfluas al “dar de lado la afirmación de Marx que<br />

“parece hallarse en contradicción con su punto de vista fundamental”, “cuando da por<br />

supuesto que <strong>el</strong> salario no sale d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>, sino de la producción en curso” (p. 135). Marx<br />

no plantea en modo alguno <strong>el</strong> problema de esta manera. El señor Bulgakov se ve en la<br />

necesidad de “dar de lado” la afirmación de Marx al aplicar la teoría de éste a un<br />

planteamiento d<strong>el</strong> problema totalmente ajeno a <strong>el</strong>la. Una vez puesto en claro de qué modo<br />

se desarrolla <strong>el</strong> proceso de la producción social en su conjunto en r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> consumo<br />

d<strong>el</strong> producto a través de las diversas clases de la sociedad y de qué modo invierten los<br />

<strong>capital</strong>istas <strong>el</strong> dinero necesario para la circulación d<strong>el</strong> producto; una vez aclarado todo esto,<br />

carece ya de toda importancia esencial <strong>el</strong> problema de saber si <strong>el</strong> salario sale de la<br />

producción en curso o de la producción pasada. Por eso <strong>el</strong> editor de los dos últimos tomos<br />

de El Capital, Eng<strong>el</strong>s, dice en <strong>el</strong> prólogo al tomo II que las especulaciones de un<br />

Rodbertus, por ejemplo, acerca de “sí <strong>el</strong> salario proviene d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> o de la renta son puro<br />

escolasticismo y quedan definitivamente liquidadas en la sección tercera de este Libro<br />

segundo de El Capital” (prólogo al tomo II de El Capital, p. 21.<br />

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