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el-capital-ii

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ocurre, por ejemplo, en Rusia. En algunas regiones d<strong>el</strong> norte de Rusia sólo puede trabajarse<br />

en <strong>el</strong> campo durante 130 ó 150 días al cabo d<strong>el</strong> año. Fácil es comprender qué pérdida tan<br />

enorme representaría para ese país <strong>el</strong> hecho de que 50 de los 65 millones de su población<br />

europea permaneciesen ociosos durante los seis u ocho meses d<strong>el</strong> invierno ruso, en que<br />

cesan por imposición d<strong>el</strong> clima todas las faenas d<strong>el</strong> campo. He aquí por qué, aparte de los<br />

200,000 campesinos que trabajan en las 10,500 fábricas de Rusia, se hallan tan<br />

desarrolladas en todas las aldeas de este país las industrias domésticas. Hay aldeas en que<br />

todos los campesinos son desde hace varias generaciones tejedores, curtidores, zapateros,<br />

cerrajeros, herreros etc.; así ocurre, especialmente, en los gobiernos de Moscú, Vladimir,<br />

Kaluga, Kostroma y Petersburgo. Incidentalmente, diremos que esta industria doméstica va<br />

viéndose cada vez más supeditada al servicio de la producción <strong>capital</strong>ista; los tejedores, por<br />

ejemplo, adquieren la trama y los lizos para los t<strong>el</strong>ares a los comerciantes por intermedio de<br />

agentes. (Resumido de Reports by H. M. Secretaries of Embassy and Legation, on the<br />

Manufactures, Commerce, etc. núm. 8, 1865, pp. 86 y 87.) Véase, pues, cómo la<br />

divergencia entre <strong>el</strong> período de producción y <strong>el</strong> período de trabajo, que no es más que una<br />

parte de aquél, constituye la base natural para la fusión de la agricultura con la industria<br />

rural accesoria Y cómo, por otra parte, ésta se convierte, a su vez, en punto de apoyo para<br />

<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista, que empieza infiltrándose en <strong>el</strong>la como comerciante. A medida que la<br />

producción <strong>capital</strong>ista, más tarde, introduce <strong>el</strong> divorcio entre la manufactura y la<br />

agricultura, <strong>el</strong> obrero agrícola va viéndose cada vez más supeditado a trabajos accesorios<br />

puramente fortuitos, con lo cual empeora su situación. Para <strong>el</strong> <strong>capital</strong>, todas las diferencias<br />

se compensan, como veremos más ad<strong>el</strong>ante, en la rotación. No así para <strong>el</strong> obrero.<br />

Mientras que en la mayoría de las ramas estrictamente industriales y en las de la<br />

minería, <strong>el</strong> transporte, etc., la marcha de la explotación es uniforme, se emplea un año con<br />

otro la misma cantidad de trabajo y, prescindiendo de las oscilaciones de los precios, las<br />

perturbaciones de los negocios, etc., que deben considerarse como interrupciones<br />

anormales, las inversiones. de <strong>capital</strong> incorporadas al proceso diario de circulación se<br />

distribuyen por igual; mientras que, asimismo, en igualdad de condiciones de mercado, <strong>el</strong><br />

reflujo d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> circulante o su renovación se distribuye a lo largo d<strong>el</strong> año en periodos<br />

uniformes, en las inversiones de <strong>capital</strong> en que <strong>el</strong> tiempo de trabajo sólo es una parte d<strong>el</strong><br />

tiempo de producción, se advierten las mayores diferencias, a lo largo de los distintos<br />

períodos d<strong>el</strong> año, en la inversión d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> circulante, y <strong>el</strong> reflujo sólo se efectúa de una<br />

vez, en la época impuesta por las condiciones naturales. Por tanto, a igual escala de<br />

negocios, es decir, a igual magnitud d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> circulante desembolsado, deberá<br />

desembolsarse <strong>el</strong> <strong>capital</strong> de una vez y a largo plazo, en masas mayores que cuando se trate<br />

de negocios a base de períodos de trabajo continuos. El plazo de vida d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> fijo se<br />

distingue también aquí considerablemente d<strong>el</strong> tiempo durante <strong>el</strong> cual funciona de un modo<br />

realmente productivo. Con la diferencia entre <strong>el</strong> tiempo de trabajo y <strong>el</strong> tiempo de<br />

producción se interrumpe también constantemente, como es natural, <strong>el</strong> tiempo de uso d<strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong> fijo empleado a largo o a corto plazo, como ocurre por ejemplo en la agricultura con<br />

<strong>el</strong> ganado de labor, los aperos y las máquinas. Cuando este <strong>capital</strong> fijo se halla formado por<br />

bestias de labor, exige constantemente los mismos o casi los mismos gastos en forraje,<br />

pienso, etc., que durante <strong>el</strong> tiempo en que trabaja. En los medios de trabajo muertos la<br />

inmovilidad se traduce también en cierta depreciación. Por tanto, <strong>el</strong> producto, en general, se<br />

encarece, ya que la transferencia de valor al producto se calcula, no por <strong>el</strong> tiempo durante <strong>el</strong><br />

cual funciona <strong>el</strong> <strong>capital</strong> fijo, sino por <strong>el</strong> tiempo durante <strong>el</strong> cual pierde valor. En estas ramas

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