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el-capital-ii

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parte n° 4 d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> circulante. El hecho de que provengan de un <strong>capital</strong> circulante sólo<br />

significa, pues, que funcionaban como <strong>capital</strong>–mercancías antes de funcionar como<br />

máquinas, y que materialmente provienen de sí mismas, d<strong>el</strong> mismo modo que <strong>el</strong> algodón,<br />

como <strong>el</strong>emento circulante d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> d<strong>el</strong> fabricante de hilados, proviene d<strong>el</strong> algodón puesto<br />

a la venta en <strong>el</strong> mercado. Y si A. Smith, continuando con su exposición, deriva <strong>el</strong> <strong>capital</strong><br />

fijo d<strong>el</strong> circulante por <strong>el</strong> mero hecho de que para fabricar máquinas sean necesarios <strong>el</strong> trabajo<br />

y las materias primas, le podemos objetar que para fabricar máquinas hacen falta<br />

también medios de trabajo, es decir, <strong>capital</strong> fijo, d<strong>el</strong> mismo modo que hace falta también<br />

<strong>capital</strong> fijo, maquinaria, etc., para producir materias primas, puesto que <strong>el</strong> <strong>capital</strong><br />

productivo incluye siempre medios de trabajo, aunque no obligatoriamente material de<br />

trabajo. El propio A. Smith dice, a continuación: “La tierra, las minas y las pesquerías<br />

requieren para su explotación, <strong>capital</strong> fijo y circulante [reconoce, por tanto, que para<br />

producir materias primas hace falta, no sólo <strong>capital</strong> circulante, sino también <strong>capital</strong> fijo] y<br />

[¡nueva tergiversación!] su producto repone, con ganancias, no sólo aqu<strong>el</strong>los <strong>capital</strong>es, sino<br />

todos los demás de la sociedad” (p. 257). Esto es totalmente falso. Su producto suministra<br />

las materias primas, las materias auxiliares, etc., para todas las demás ramas industriales.<br />

Pero su valor no reembolsa <strong>el</strong> valor de todos los demás <strong>capital</strong>es de la sociedad: reembolsa<br />

solamente su propio valor–<strong>capital</strong> (+ la plusvalía). Aquí, volvemos a encontrarnos en A.<br />

Smith con reminiscencias de los fisiócratas.<br />

Desde un punto de vista social, es cierto que los <strong>el</strong>ementos d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>–mercancías<br />

consisten en productos que sólo pueden servir como medios de trabajo y que acaban<br />

funcionando siempre –si no se producen estérilmente, sí no son invendibles– como medios<br />

de trabajo; es decir, a base de la producción <strong>capital</strong>ista, cuando dejen de ser mercancías,<br />

tienen que convertirse tarde o temprano, de <strong>el</strong>ementos potenciales en <strong>el</strong>ementos reales de la<br />

parte fija d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> productivo social.<br />

En este punto, nos encontramos con una diferencia que tiene su raíz en la forma<br />

natural d<strong>el</strong> producto.<br />

Una máquina de hilar, por ejemplo, carece de valor de uso si no se la emplea para<br />

hilar, es decir, sí no se la utiliza como <strong>el</strong>emento de producción, es decir, desde <strong>el</strong> punto de<br />

vista <strong>capital</strong>ista, como <strong>el</strong>emento fijo de un <strong>capital</strong> productivo. Pero la máquina de hilar es<br />

un objeto móvil. Puede exportarse d<strong>el</strong> país en que se produce y venderse directa o<br />

indirectamente a otro país a cambio de materias primas, d<strong>el</strong> champagne, etc. En <strong>el</strong> país que<br />

la produce solamente habrá funcionado, entonces, como <strong>capital</strong> –mercancías, pero no, ni<br />

aún después de su venta, como <strong>capital</strong> fijo.<br />

En cambio, los productos vinculados al su<strong>el</strong>o y que, por tanto, sólo pueden<br />

emplearse en una determinada localidad, por ejemplo los edificios fabriles, los ferrocarriles,<br />

los puentes, los tún<strong>el</strong>es, los mu<strong>el</strong>les, etc., las mejoras de la tierra, etc., no pueden ser<br />

exportados físicamente, con su pi<strong>el</strong> y sus huesos. No son objetos movibles. Una de dos: o<br />

son inútiles o, una vez vendidos, sólo pueden funcionar como <strong>capital</strong> fijo en <strong>el</strong> país en que<br />

se producen. Para <strong>el</strong> productor <strong>capital</strong>ista que especula con la construcción de fábricas o la<br />

mejora de tierras, para luego venderlas, estas cosas son la forma de su <strong>capital</strong>–mercancías y<br />

por tanto, según A. Smith, la forma d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> circulante. Pero, desde un punto de vista<br />

social, estas cosas –si no han de ser inútiles –tendrán que acabar funcionando en <strong>el</strong> propio<br />

país, como <strong>capital</strong> fijo, en un proceso de producción fijado por la propia localidad en que se<br />

encuentran enclavadas; de donde no se sigue, ni mucho menos, que todas las cosas<br />

inmuebles sean de por sí, sin más requisitos, <strong>capital</strong> fijo, pues pueden también, como ocurre

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