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el-capital-ii

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transporte y en otros tantos obligados pretextos de estafa. “El vidrio que antes valía 11<br />

libras esterlinas por crate (una banasta de determinada cabida) sólo vale ahora, gracias a los<br />

progresos de esta industria y a la abolición d<strong>el</strong> impuesto sobre <strong>el</strong> vidrio, 2 libras esterlinas,<br />

pero los gastos de transporte son tan <strong>el</strong>evados como antes y en <strong>el</strong> transporte fluvial más<br />

<strong>el</strong>evados aún. Antes, <strong>el</strong> vidrio y los artículos de vidrio para trabajos de plomero eran<br />

transportados dentro de un radio de 50 millas de Birmingham, a razón de 10 ch<strong>el</strong>ines la<br />

ton<strong>el</strong>ada. Ahora, <strong>el</strong> precio d<strong>el</strong> transporte se ha triplicado, con <strong>el</strong> pretexto d<strong>el</strong> riesgo que<br />

supone la fragilidad de esta mercancía. Pero quien no paga los vidrios rotos es la dirección<br />

de los ferrocarriles.” 10 El hecho de que la parte r<strong>el</strong>ativa de valor que los gastos de<br />

transporte añaden a un artículo se halle en razón inversa al valor de éste, se convierte,<br />

además, para los magnates ferroviarios en una razón especial para gravar los artículos en<br />

razón directa a su valor. En cada página de las declaraciones de testigos d<strong>el</strong> informe citado<br />

se repiten las quejas de los industriales y comerciantes sobre este punto.<br />

El régimen <strong>capital</strong>ista de producción disminuye los gastos de transporte para cada<br />

mercancía al desarrollar los medios de transporte y comunicación y mediante la<br />

concentración –la magnitud de la escala– d<strong>el</strong> transporte. Aumenta la parte d<strong>el</strong> trabajo<br />

social, vivo y materializado, que se invierte en <strong>el</strong> transporte de mercancías, en primer lugar<br />

al transformar en mercancías la mayor parte de los productos y en segundo lugar al sustituir<br />

los mercados locales por otros más alejados.<br />

La circulación, es decir, <strong>el</strong> movimiento de las mercancías en <strong>el</strong> espacio, se traduce<br />

en <strong>el</strong> transporte de las mercancías. La industria d<strong>el</strong> transporte forma, por una parte, una<br />

rama independiente de producción y, por tanto, una base especial de inversión d<strong>el</strong> <strong>capital</strong><br />

productivo. Por otra parte, se distingue por <strong>el</strong> hecho de manifestarse como la continuación<br />

de un proceso de producción dentro d<strong>el</strong> proceso de circulación y para éste.<br />

Notas al pie capítulo VI<br />

1 Lo que aparece entre paréntesis está tomado de una nota que figura al final d<strong>el</strong><br />

manuscrito VIII.<br />

2 “Los gastos d<strong>el</strong> comercio, aunque necesarios, deben ser considerados como un desembolso gravoso.”<br />

(Quesnay, Analyse du Tableau Economique, en Daire, Physiocrates, parte I, París, 1846, p. 7l.) Según<br />

Quesnay, la “ganancia” producida por la concurrencia entre los comerciantes o sea la que obliga a éstos “a<br />

reducir su beneficio o su lucro... no es, considerada en sentido estricto, sino una disminución de la pérdida<br />

para <strong>el</strong> vendedor de primera mano y para <strong>el</strong> comprador consumidor. Ahora bien, una disminución de la<br />

pérdida que representan los gastos d<strong>el</strong> comercio no es un producto real, ni un aumento de la riqueza<br />

conseguido por <strong>el</strong> comercio, ya se considere éste como un simple cambio, independientemente de los gastos<br />

de transporte, o ya se le considere en r<strong>el</strong>ación con de cuenta de los vendedores de los productos, quienes<br />

obtendrían <strong>el</strong> precio íntegro abonado por los compradores, de no existir gasto alguno de mediación” (p. 163).<br />

“Los terratenientes y productores son 'pagadores de salarios', los comerciantes son ‘asalariados’ ” (Quesnay,<br />

Dialogue de la Commerce, en Daire, Physiocrates, parte I, París, 1846, p. 164).<br />

3 En la Edad Media, sólo los conventos llevaban una contabilidad para la agricultura. Sin embargo, hemos<br />

visto (libro I, p. 313) que ya en las comunidades indias de la remota Antigüedad figuraban contables<br />

agrícolas. Aquí, la contabilidad aparece sustantivada como función exclusiva de un funcionario de la<br />

comunidad. Gracias a esta división d<strong>el</strong> trabajo se ahorra tiempo, esfuerzo y gastos, pero la producción y su<br />

contabilidad siguen siendo dos cosas tan distintas como <strong>el</strong> cargamento de un buque y <strong>el</strong> certificado de carga.<br />

Con <strong>el</strong> contable se sustrae a la producción una parte de la fuerza de trabajo de la comunidad y los gastos de su

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