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el-capital-ii

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circulación. ¿No puede esta suma bastar para convertir en dinero la plusvalía? A esto debe<br />

contestarse que en la suma de las 500 libras esterlinas (en la que se incluye también <strong>el</strong><br />

atesoramiento para <strong>el</strong> fondo de reserva necesario) va implícito ya su empleo como <strong>capital</strong><br />

fijo, ya sea por <strong>el</strong> mismo que la pone en circulación o por otro cualquiera. Además, la suma<br />

invertida para la adquisición de los productos que sirven de <strong>capital</strong> fijo entraña ya <strong>el</strong><br />

supuesto de que ha sido pagada también la plusvalía contenida en estas mercancías, y de lo<br />

que se trata es precisamente de saber de dónde proviene este dinero.<br />

La contestación general a esta pregunta ya se ha dado: cuando se pone en<br />

circulación una masa de mercancías de x X 1,000 libras esterlinas la cantidad de dinero<br />

necesaria para esta circulación no cambia en lo más mínimo por <strong>el</strong> hecho de que en <strong>el</strong> valor<br />

de esta masa de mercancías se contenga o no una plusvalía, de que la tal masa de<br />

mercancías se haya producido o no sobre bases <strong>capital</strong>istas. Llegarnos, pues, a la<br />

conclusión de que <strong>el</strong> problema de por sí no existe. Partiendo de una serie de<br />

consideraciones dadas, <strong>el</strong> ritmo de circulación d<strong>el</strong> dinero, etc., se necesita una determinada<br />

suma de dinero para que circule <strong>el</strong> valor–mercancías de x X 1,000 libras esterlinas,<br />

independientemente d<strong>el</strong> hecho de que al productor directo de estas mercancías le<br />

corresponda una cantidad mayor o menor de. su valor. El problema que aquí pueda existir,<br />

suponiendo que exista alguno, coincide con <strong>el</strong> problema general, que es <strong>el</strong> de saber de<br />

dónde proviene la suma de dinero necesaria para la circulación de las mercancías dentro de<br />

un país.<br />

Sin embargo, es indudable que, desde <strong>el</strong> punto de vista de la producción <strong>capital</strong>ista,<br />

existe la apariencia de un problema especial. Aquí, es <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista, en efecto, <strong>el</strong> que<br />

aparece como punto de partida, como <strong>el</strong> que lanza <strong>el</strong> dinero a la circulación. El dinero que<br />

los obreros invierten en comprar y pagar sus medios de subsistencia existe previamente<br />

bajo la forma de dinero d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> variable y, por tanto, es puesto primitivamente en<br />

circulación por <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista, como medio de compra o de pago de la fuerza de trabajo.<br />

Además. <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista lanza a la circulación <strong>el</strong> dinero que primitivamente asume en sus<br />

manos la forma–dinero de su <strong>capital</strong> constante, circulante y fijo, que invierte como medio<br />

de compra y de pago de medios de trabajo y materiales de producción. Fuera de esto, <strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong>ista ya no actúa como punto de partida de la masa de dinero circulante. A partir de<br />

ahora, sólo existen dos puntos de partida: <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista y <strong>el</strong> obrero. Todas las demás<br />

categorías de personas tienen que obtener <strong>el</strong> dinero para los servicios que presten de estas<br />

dos clases o son, en la medida en que lo perciban sin contraprestación alguna, coposeedores<br />

de plusvalía en forma de renta, de interés etc. Pero <strong>el</strong> hecho de que la plusvalía no se quede<br />

íntegramente en <strong>el</strong> bolsillo d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista industrial, sino que deba repartirla con otras<br />

personas, nada tiene que ver con <strong>el</strong> problema de que estamos tratando. Lo que interesa es<br />

saber cómo convierte en dinero su plusvalía y no cómo se distribuye luego <strong>el</strong> dinero así<br />

obtenido. Por consiguiente, para nuestro caso es como sí <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista fuese poseedor único<br />

y exclusivo de la plusvalía. En cuanto al obrero, ya hemos dicho que es simplemente un<br />

punto de partida secundario, pues <strong>el</strong> punto primario de partida d<strong>el</strong> dinero que aquél lanza a<br />

la circulación es <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista. El dinero desembolsado primeramente como <strong>capital</strong> variable<br />

se halla ya describiendo su segunda rotación cuando <strong>el</strong> obrero lo emplea en comprar y<br />

pagar sus medios de subsistencia.<br />

La clase <strong>capital</strong>ista constituye, pues, <strong>el</strong> punto de partida único de la circulación<br />

monetaria. Si necesita 400 libras esterlinas para pagar medios de producción y 100 para<br />

pagar fuerza de trabajo, lanza a la circulación 500 libras. Pero la plusvalía contenida en <strong>el</strong>

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