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el-capital-ii

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mucho. Finalmente, todos los aperos deben revisarse cuidadosamente en <strong>el</strong> invierno, adoptando<br />

inmediatamente las medidas necesarias para completarlos y ponerlos en condiciones<br />

de ser utilizados. El que en general hayan de mantenerse mayores o menores reservas para<br />

llenar las necesidades de aperos dependerá, principalmente, de las condiciones locales.<br />

Allí donde no haya en las inmediaciones artesanos para reparar o tiendas para adquirir<br />

lo que se necesite, deberán mantenerse reservas mayores que allí donde existen esos<br />

<strong>el</strong>ementos en la localidad o en las cercanías. Si, en igualdad de condiciones, se compran, de<br />

una vez, en mayor o menor cantidad, las reservas necesarias, se tendrá, por regla general, la<br />

ventaja de comprarlas más baratas, siempre y cuando que se <strong>el</strong>ija <strong>el</strong> momento adecuado<br />

para <strong>el</strong>lo; claro está que esto sustraerá, por otra parte, una suma mayor de una vez al <strong>capital</strong><br />

circulante de explotación, la cual se echará a veces de menos en la explotación de la<br />

empresa”. (Kirchhof, p. 301.)<br />

La diferencia entre <strong>el</strong> tiempo de producción y <strong>el</strong> tiempo de trabajo admite, como hemos<br />

visto, diversos casos. El <strong>capital</strong> circulante puede entrar en <strong>el</strong> período de producción antes<br />

de haber entrado en <strong>el</strong> verdadero período de trabajo (casos d<strong>el</strong> vino, d<strong>el</strong> trigo para sembrar,<br />

etc.); otras veces, <strong>el</strong> tiempo de producción se ve interrumpido transitoriamente por <strong>el</strong><br />

tiempo de trabajo (casos de la labranza de las tierras, d<strong>el</strong> cultivo de árboles para madera,<br />

etc.); otras veces, una gran parte d<strong>el</strong> producto apto para circular queda incorporada al<br />

proceso activo de producción, mientras una parte mucho menor se incorpora a la<br />

circulación anual (cultivo de árboles para madera, ganadería); <strong>el</strong> plazo mayor o menor para<br />

<strong>el</strong> cual es necesario desembolsar de una vez <strong>el</strong> <strong>capital</strong> circulante en forma de <strong>capital</strong><br />

productivo potencial, y por tanto la masa mayor o menor en que este <strong>capital</strong> tiene que<br />

desembolsarse, responde en parte al carácter d<strong>el</strong> proceso de producción (agricultura) y<br />

depende en parte de la cercanía de los mercados, etc.; en una palabra, de factores<br />

encuadrados en la órbita de la circulación.<br />

Más ad<strong>el</strong>ante (libro III) veremos a qué absurdas teorías conduce en MacCulloch, James<br />

Mill, etc., <strong>el</strong> intento de identificar <strong>el</strong> tiempo de producción, distinto d<strong>el</strong> tiempo de trabajo,<br />

con éste; intento que, a su vez, nace de una aplicación falsa de la teoría d<strong>el</strong> valor.<br />

El ciclo de rotación, que hemos examinado hasta aquí, se halla determinado por la<br />

duración d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> fijo incorporado al proceso de producción. Y como este proceso de<br />

producción abarca una serie mayor o menor de años, envu<strong>el</strong>ve también una serie de<br />

rotaciones anuales o repetidas durante <strong>el</strong> año, d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> fijo.<br />

En la agricultura, este ciclo de rotación obedece al sistema de la rotación de frutos. “La<br />

duración d<strong>el</strong> período de arrendamiento no debe, en todo caso, suponerse inferior al período<br />

de rotación de los distintos cultivos a que ha de dedicarse la tierra y, por tanto, en <strong>el</strong> sistema<br />

de las tres hojas, deberá multiplicarse por 3, 6, 9, etc. Pero en <strong>el</strong> sistema de las tres hojas y<br />

barbechera las tierras sólo se cultivan cuatro años de cada seis, pudiendo en los años en que<br />

se cultivan sembrarse con grano de invierno y de verano y además, en la medida en que lo<br />

requiera o lo permita la calidad de la tierra, con trigo y centeno, cebada y avena,<br />

alternativamente. Cada una de estas clases de cereales se reproduce en la misma tierra en<br />

mayor o menor abundancia que las otras, cada una tiene su valor y se vende también por un<br />

precio distinto. Por eso <strong>el</strong> rendimiento de la tierra es cada año distinto y varía también en la<br />

primera mitad d<strong>el</strong> período [en los primeros tres años] con respecto al segundo. Y ni siquiera<br />

<strong>el</strong> rendimiento medio de ambos períodos es igual, ya que la fertilidad no depende solamente<br />

de la calidad de la tierra, sino también d<strong>el</strong> tiempo, debiendo tenerse en cuenta además que<br />

en los precios influyen diversos factores sujetos a variaciones. Si, por tanto, calculamos <strong>el</strong>

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