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el-capital-ii

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El ciclo de los <strong>capital</strong>es individuales, englobados en <strong>el</strong> <strong>capital</strong> social, es decir,<br />

considerados en su totalidad, abarca, por tanto, no sólo la circulación d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>, sino<br />

también la circulación general de las mercancías. Esta, primitivamente, sólo puede hallarse<br />

formada por dos <strong>el</strong>ementos: 1º <strong>el</strong> propio ciclo d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>, y 2º <strong>el</strong> ciclo de las mercancías<br />

absorbidas por <strong>el</strong> consumo individual; es decir, de las mercancías en que <strong>el</strong> obrero invierte<br />

su salario y <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista su plusvalía (o una parte de <strong>el</strong>la). Claro está que <strong>el</strong> ciclo d<strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong> abarca también la circulación de la plusvalía en la medida en que ésta forma parte<br />

d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>–mercancías, así como también la transformación d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> variable en fuerza<br />

de trabajo, <strong>el</strong> pago de los salarios. Pero la inversión de esta plusvalía y d<strong>el</strong> salario en<br />

mercancías no constituye un eslabón de la circulación d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>, aunque la inversión d<strong>el</strong><br />

salario, por lo menos, condicione esta circulación.<br />

En <strong>el</strong> libro I hemos analizado <strong>el</strong> proceso <strong>capital</strong>ista de producción, tanto de por sí<br />

como en cuanto proceso de reproducción: la producción de plusvalía y la producción d<strong>el</strong><br />

propio <strong>capital</strong>. Los cambios de forma y de materia que <strong>el</strong> <strong>capital</strong> experimenta dentro de la<br />

órbita de la circulación se daban por supuestos, sin detenerse a estudiarlos. Se daba por<br />

supuesto, por tanto, primero, que <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista vende <strong>el</strong> producto por su valor y, segundo,<br />

que encuentra a su disposición los medios materiales de producción necesarios para<br />

comenzar de nuevo <strong>el</strong> proceso o proseguirlo ininterrumpidamente. El único acto de la<br />

órbita de la circulación en que necesitábamos detenernos allí era la compra y la venta de la<br />

fuerza de trabajo, como condición fundamental de la producción <strong>capital</strong>ista.<br />

En la sección primera de este libro II, hemos examinado las diversas formas que <strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong> adopta en su ciclo y las distintas formas d<strong>el</strong> ciclo mismo. Al tiempo invertido en <strong>el</strong><br />

trabajo, que examinamos en <strong>el</strong> libro I, hay que agregar ahora <strong>el</strong> tiempo invertido en la<br />

circulación.<br />

En la sección segunda, hemos analizado <strong>el</strong> ciclo en su forma periódica; es decir, en<br />

su rotación. Expusimos, de una parte, cómo las diversas partes integrantes d<strong>el</strong> <strong>capital</strong><br />

(<strong>capital</strong> fijo y <strong>capital</strong> circulante) recorren <strong>el</strong> ciclo de las formas en distintos períodos y de<br />

distintas maneras. Y, de otra parte, investigamos las circunstancias que determinan la<br />

diversa duración d<strong>el</strong> período de trabajo y d<strong>el</strong> período de circulación. Al hacerlo, vimos<br />

cómo la duración d<strong>el</strong> ciclo y la r<strong>el</strong>ación entre las distintas partes que lo integran influyen<br />

sobre la extensión d<strong>el</strong> mismo proceso de producción y sobre la cuota anual de la plusvalía.<br />

En efecto, si en la sección primera se examinaron, principalmente, las formas sucesivas que<br />

<strong>el</strong> <strong>capital</strong> adopta y abandona sucesivamente en su ciclo, en la sección segunda vimos cómo,<br />

dentro de este flujo y sucesión de formas, un <strong>capital</strong> de una magnitud dada se divide al<br />

mismo tiempo, aunque en volumen variable, en las diversas formas de <strong>capital</strong> productivo,<br />

<strong>capital</strong>–dinero y <strong>capital</strong>–mercancías, de tal modo, que estas formas no sólo se suceden unas<br />

a otras, sino que las diversas partes d<strong>el</strong> valor <strong>capital</strong> global aparecen y funcionan<br />

simultáneamente y de un modo constante bajo estas distintas modalidades. El <strong>capital</strong>–<br />

dinero, concretamente, se presentaba bajo una forma peculiar que no se nos había rev<strong>el</strong>ado<br />

en <strong>el</strong> libro I. Y descubrimos determinadas leyes con arreglo a las cuales las partes<br />

integrantes de un <strong>capital</strong> dado, partes de magnitud distinta, necesitan ser desembolsadas, y<br />

renovada constantemente la rotación, según las condiciones de forma de <strong>capital</strong>–dinero,<br />

para mantener constantemente en funciones un <strong>capital</strong> productivo de determinada<br />

magnitud.<br />

Pero, tanto en la sección primera como en la segunda, se trataba siempre de un<br />

<strong>capital</strong> individual, de la dinámica de una parte sustantivada d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> social.

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