el-capital-ii
el-capital-ii
el-capital-ii
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El dinero, que empezó funcionando como forma–dinero d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> variable en manos d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista,<br />
funciona ahora en manos d<strong>el</strong> obrero como forma–dinero de su salario, que invierte en medios de subsistencia;<br />
es decir, como forma–dinero de la renta obtenida por él mediante la venta continua de su fuerza de trabajo.<br />
Aquí, nos encontramos con <strong>el</strong> simple hecho de que <strong>el</strong> dinero d<strong>el</strong> comprador, que en este caso es <strong>el</strong><br />
<strong>capital</strong>ista, pasa de sus manos a manos d<strong>el</strong> vendedor, que es, en este caso, <strong>el</strong> vendedor de la fuerza de trabajo,<br />
d<strong>el</strong> obrero. No es <strong>el</strong> <strong>capital</strong> variable <strong>el</strong> que funciona dos veces, como <strong>capital</strong> en manos d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista y como<br />
renta en manos d<strong>el</strong> obrero, sino que es <strong>el</strong> mismo dinero <strong>el</strong> que primero existe en manos d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista como<br />
forma–dinero de su <strong>capital</strong> variable y, por tanto, como <strong>capital</strong> variable potencial, y luego, una vez que <strong>el</strong><br />
<strong>capital</strong>ista lo invierte en fuerza de trabajo, sirve en manos d<strong>el</strong> obrero como equivalente de la fuerza de trabajo<br />
vendida. Y <strong>el</strong> hecho de que <strong>el</strong> mismo dinero encuentre en manos d<strong>el</strong> vendedor otro empleo útil que en manos<br />
d<strong>el</strong> comprador constituye un fenómeno común a todas las compras y ventas de mercancías.<br />
Los economistas apologéticos exponen <strong>el</strong> problema de un modo falso, como se ve sobre todo si nos<br />
fijamos exclusivamente en <strong>el</strong> acto de circulación D–T (= D–M), inversión de dinero en fuerza de trabajo por<br />
parte d<strong>el</strong> comprador <strong>capital</strong>ista y T–D (= M–D), cambio de la mercancía fuerza de trabajo por dinero, por<br />
parte d<strong>el</strong> vendedor, d<strong>el</strong> obrero, sin preocuparnos por <strong>el</strong> momento de lo que más ad<strong>el</strong>ante se verá. Estos<br />
economistas dicen: <strong>el</strong> mismo dinero realiza aquí dos <strong>capital</strong>es; <strong>el</strong> comprador –<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista– invierte su<br />
<strong>capital</strong>–dinero en fuerza de trabajo viva, que incorpora a su <strong>capital</strong> productivo; por otra parte, <strong>el</strong> vendedor –<strong>el</strong><br />
obrero– convierte su mercancía –la fuerza de trabajo– en dinero, que emplea como renta, lo que le permite<br />
precisamente volver a vender continuamente y mantener así en pie su fuerza de trabajo; su fuerza de trabajo<br />
es, pues, su propio <strong>capital</strong> en forma de mercancía, d<strong>el</strong> que emana constantemente su renta. En realidad, la<br />
fuerza de trabajo es su patrimonio (un patrimonio reproductivo, en constante renovación), no su <strong>capital</strong>. Es la<br />
única mercancía que puede vender y tiene que vender continuamente para poder vivir y que sólo funciona<br />
como <strong>capital</strong> (variable) en manos d<strong>el</strong> comprador, d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista. El hecho de que un hombre se vea<br />
constantemente obligado a vender a otro su fuerza de trabajo, es decir, a venderse a sí mismo, demuestra,<br />
según estos economistas a que nos referimos, que es un <strong>capital</strong>ista, porque tiene constantemente una<br />
“mercancía” (él mismo) que vender. En este sentido, también sería <strong>capital</strong>ista <strong>el</strong> esclavo, a pesar de ser<br />
vendido por otro como mercancía de una vez para siempre, pues la naturaleza de esta mercancía –d<strong>el</strong> esclavo<br />
destinado al trabajo– lleva consigo <strong>el</strong> hecho de que su comprador no sólo lo haga trabajar de nuevo cada día,<br />
sino además <strong>el</strong> de que le suministre los medios de subsistencia que le permiten trabajar continuamente. (Ver<br />
acerca de esto a Sismondi y Say en las cartas a Malthus.)<br />
2. Por tanto, en <strong>el</strong> cambio de 1,000 Iv + 1,000 Ip por 2,000 IIc, lo que para unos es <strong>capital</strong> constante<br />
(2,000 IIc) se convierte para otros en <strong>capital</strong> variable y plusvalía, es decir, en renta en general, y viceversa, lo<br />
que para unos es <strong>capital</strong> variable y plusvalía (2,000 I (v + p)) es decir, renta en general, se convierte en <strong>capital</strong><br />
constante para otros.<br />
Examinemos en primer lugar <strong>el</strong> cambio de Iv por IIc, situándonos primeramente en <strong>el</strong> punto de vista<br />
d<strong>el</strong> obrero.<br />
El obrero colectivo de I ha vendido su fuerza de trabajo al <strong>capital</strong>ista colectivo de I por 1,000, valor<br />
que se le abona en dinero bajo forma de salarios. Con este dinero compra a II medios de consumo por <strong>el</strong><br />
mismo valor. El <strong>capital</strong>ista de II se enfrenta con él simplemente como vendedor de mercancías y nada más,<br />
aun cuando <strong>el</strong> obrero compre a su propio <strong>capital</strong>ista, como hacía, por ejemplo, más arriba (p. 382) a cambio<br />
de los 500 IIv. La forma de circulación que recorre su mercancía, la fuerza de trabajo, es la de la circulación<br />
simple de mercancías, encaminada a la mera satisfacción de necesidades, al consumo, o sea la fórmula M<br />
(fuerza de trabajo) –D–M (medios de consumo). Resultado de este proceso de circulación es que <strong>el</strong> obrero se<br />
mantiene como fuerza de trabajo para <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista de I, y para seguir manteniéndose como tal no tiene más<br />
remedio que repetir constantemente <strong>el</strong> mismo proceso T (M)– D–M. Su salario se realiza en medios de<br />
consumo, se invierte como renta y enfocando la clase obrera en su conjunto, vu<strong>el</strong>ve a invertirse<br />
constantemente en carácter de tal.<br />
Examinemos ahora <strong>el</strong> mismo cambio de Iv por IIc desde <strong>el</strong> punto de vista d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista.<br />
El producto–mercancías de II se halla formado todo él por medios de consumo, es decir, por cosas<br />
destinadas al consumo anual y, por tanto, a servir de base para la realización de la renta de cualquiera; en <strong>el</strong><br />
caso que estamos examinando, la d<strong>el</strong> obrero colectivo de I. En cambio, para <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista colectivo de II, una<br />
parte de su producto–mercancías = 2,000 es ahora la forma convertida en mercancías de la parte constante de<br />
su <strong>capital</strong> productivo, llamada a abandonar de nuevo esta forma–mercancías para volver a convertirse en la<br />
forma natural que le permita funcionar otra vez como la parte constante d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> productivo. Lo que hasta<br />
ahora ha conseguido <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista de II es hacer revertir a dinero mediante la venta al obrero de I la mitad ( =