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el-capital-ii

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agricultor o comerciante invierte en <strong>el</strong> pago de salarios es <strong>el</strong> que más rápidamente circula,<br />

ya que revierte quizá una vez por semana, si sus hombres son pagados semanalmente, con<br />

los ingresos semanales de sus ventas o d<strong>el</strong> pago de sus facturas. El <strong>capital</strong> invertido en<br />

materias primas o en stocks de artículos terminados circula con menos rapidez; puede<br />

circular acaso dos o cuatro veces al año, según <strong>el</strong> tiempo que haya de transcurrir entre la<br />

compra de las primeras y la venta de los segundos, siempre y cuando que compre y venda a<br />

base de los mismos plazos de crédito. El <strong>capital</strong> empleado en herramientas y máquinas<br />

circula más lentamente aún, puesto que por término medio sólo describirá su rotación, es<br />

decir, sólo se consumirá y renovará, acaso una vez cada cinco o diez años, aunque algunas<br />

herramientas se agoten ya en una sola serie de operaciones. El <strong>capital</strong> invertido en<br />

edificios, por ejemplo, en fábricas, tiendas, almacenes, graneros, caminos, obras de<br />

irrigación, etc., parece no circular en absoluto. Sin embargo, en realidad estas instalaciones<br />

se agotan completamente ni más ni menos que las anteriores, en la medida en que<br />

contribuyen a la producción, y necesitan ser reproducidas para que <strong>el</strong> productor pueda<br />

continuar sus operaciones. La diferencia está en que se consumen y se reproducen más<br />

lentamente que las otras... El <strong>capital</strong> invertido en <strong>el</strong>las sólo revierte tal vez cada 20 ó 50<br />

años.”<br />

Scrope confunde aquí la diferencia en cuanto a la circulación de determinadas partes d<strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong> circulante que suponen para <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista individual los plazos de pago y las<br />

condiciones de crédito con las rotaciones que se deducen de la naturaleza d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>. Dice<br />

que los salarios deben abonarse semanalmente con los ingresos semanales de las ventas o<br />

de las facturas cobradas.<br />

A este propósito hay que observar, en primer lugar, que, en lo que se refiere a los<br />

mismos salarios, hay diferencias según que <strong>el</strong> plazo de pago sea más o menos largo, es<br />

decir, según la mayor o menor duración d<strong>el</strong> plazo durante <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> obrero tiene que abrir<br />

crédito al <strong>capital</strong>ista; por tanto, según que <strong>el</strong> plazo de pago de los salarios sea de una<br />

semana, de un mes, de tres meses, de medio año, etc. Rige aquí la ley formulaba más<br />

arriba: “La masa de los medios de pago necesaria (y, por tanto, d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>–dinero que hay<br />

que desembolsar de una vez) se halla en razón directa a la duración de los plazos de pago”<br />

(libro I, cap. III, 3, b, p. 105).<br />

En segundo lugar, <strong>el</strong> producto semanal engloba no sólo la totalidad d<strong>el</strong> valor nuevo<br />

añadido en su producción por <strong>el</strong> trabajo semanal, sino también <strong>el</strong> valor de las materias<br />

primas y auxiliares que <strong>el</strong> producto semanal consume. Con <strong>el</strong> producto, circula este valor,<br />

contenido en él. La venta de este producto le hace recobrar la forma dinero y obliga a<br />

invertirlo de nuevo en los mismos <strong>el</strong>ementos de producción. Esto se refiere tanto a la fuerza<br />

de trabajo como a las materias primas y auxiliares. Pero, ya hemos visto (cap. VI, 2, a. [pp.<br />

129–135]), que la continuidad de la producción requiere la existencia de un stock de<br />

medios de producción que difiere según las distintas ramas industriales y que, dentro de<br />

cada una de <strong>el</strong>las difiere a su vez con respecto a las distintas partes integrantes de este<br />

<strong>el</strong>emento d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> circulante, por ejemplo con respecto al carbón y al algodón. Por tanto,<br />

aunque estas materias necesiten reponerse constantemente en especie, no es necesario<br />

comprarlas constantemente de nuevo. La frecuencia con que se renueve la compra<br />

dependerá de la magnitud d<strong>el</strong> stock existente y d<strong>el</strong> tiempo más o menos largo que dure<br />

hasta que se agote. Respecto a la fuerza de trabajo no se necesita formar stocks. En cuanto a<br />

la parte d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> invertida de trabajo, la reversión a dinero se desarrolla paral<strong>el</strong>amente<br />

con la parte invertida en materias auxiliares y materias primas. Pero la reversión d<strong>el</strong> dinero

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