Cosmovisión mEsoAmERiCAnA - Universidad Mesoamericana
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iv - SilUetaS de la CoSMologÍa Y la Religión azteCaS en la obRa de beRnal dÍaz del CaStillo<br />
la sombra o a un lugar oscuro para ver cuál era su perfección más<br />
natural, y hasta que este trabajo no estuviera terminado no comía<br />
ni bebía.<br />
Hay muy pocas naciones con tanta flema y solidez. El arte o<br />
ciencia de los orfebres era entre ellos la más curiosa, y trabajaban<br />
muy bien el grabado con instrumentos hechos de pedernal o de<br />
metal. Podrían moldear un plato con ocho esquinas, y cada<br />
esquina de un metal diferente, una de oro y la otra de plata sin<br />
ningún tipo de soldadura. Podrían también fundir o moldear un<br />
caldero con asas pequeñas sueltas colgando de él, como nosotros<br />
solemos fundir una campana; también sabían moldear un pez de<br />
metal con una aleta de plata en su lomo y otra de oro; hacían un<br />
loro o un papagayo de metal, con una lengua que se agitaba, una<br />
cabeza que se movía y unas alas que aleteaban; fundían un mono<br />
cuyas manos y pies se movían y sujetaba en sus manos un huso<br />
como si estuviera hilando, e incluso una manzana como si la<br />
estuviera comiendo. Tenían también gran habilidad para trabajar<br />
y encastar cualquier piedra preciosa. Pero en lo que concierne al<br />
mercado se vendía oro, plata, cobre, plomo y latón, estaño, aunque<br />
había un poco de estos tres últimos metales mencionados. Había<br />
perlas, piedras preciosas, diversos y variados tipos de conchas y<br />
huesos, esponjas y artículos de quincalla.<br />
Había también muchos tipos de hierbas, raíces y alimentos,<br />
tanto para comer como para medicinas; pues, tanto hombres como<br />
mujeres y niños tenían grandes conocimientos sobre hierbas, y en<br />
tiempos de pobreza y necesidad las buscaban para su sustento y<br />
como alivio de sus males y enfermedades. Iban poco al médico,<br />
aunque había quien se dedicaba a esto, y muchos farmacéuticos<br />
que llevaban al mercado ungüentos, jarabes, aguas y otras drogas<br />
apropiadas para los enfermos. Curaban casi todas las enfermedades<br />
con hierbas y poseían otras hierbas apropiadas para matar<br />
parásitos.<br />
Los variados tipos de carnes que se vendían eran innumerables,<br />
serpientes sin cabeza ni cola, pequeños perros, topos, ratas,<br />
gusanos largos, piojos e incluso una especie de tierra, pues en una<br />
época del año tenían unas redes con los que cogían una especie de<br />
polvo. Reunían una gran cantidad y lo colocaban en montones, y<br />
con ello hacían pasteles. Y no sólo vendían estos productos en el<br />
mercado, sino que también los enviaban a otras ferias y mercados<br />
más lejanos. Y tomaban esta comida con la facilidad con que<br />
nosotros comemos queso. Y sostenían la opinión que el gran<br />
contenido en grasa del agua era la causa de que vinieran al lago<br />
tan gran número de aves que en la estación invernal es infinito. De<br />
esta forma vendían en este mercado carne de venado por cuartos o<br />
enteros, lo mismo que conejos, liebres, gazapos, perros y muchas<br />
otras bestias a las que amaestraban con el propósito de llevarlas a<br />
cazar.<br />
La gran cantidad de variados tipos de frutos, que se vendían<br />
tanto verdes como maduros, era maravillosa. Hay un tipo de fruto<br />
de tamaño de una almendra llamado cacao (del que se saca la<br />
bebida llamada “chocolate”, que es ahora conocida en toda la<br />
cristiandad) que sirve tanto de comida como de dinero. En este<br />
tiempo 70 ó 60 del tipo grande, y del tipo menor 200, equivale a un<br />
real español (que son seis peniques) y con éstos los indios<br />
compraban lo que les agradaba, por cinco o por dos cacaos, que es<br />
una parte muy pequeña de un real, compran frutos y cosas así. Se<br />
vendían diferentes tipos de tintes, que se hacían de rosas, flores,<br />
frutos, cortezas de árboles y otras excelentes cosas.<br />
Todas estas cosas antes citadas y muchas otras de las que no<br />
hablo se vendían en este mercado y en cualquier otro de México; y<br />
todos los vendedores pagaban una cierta suma de dinero al rey por<br />
sus tiendas o puestos, y a cambio eran protegidos y defendidos de<br />
ladrones y maleantes. Con este propósito, sargentos y oficiales<br />
recorrían el mercado para controlar a los criminales. En el centro<br />
de este mercado había una casa, que podía ser vista desde<br />
cualquier parte de la feria, allí se sentaban normalmente 12<br />
ancianos que actuaban co mo jueces para despachar asuntos<br />
legales.<br />
Sus compras y ventas eran simples trueques de un artículo por<br />
otro, uno cambiaba una gallina por un manojo de maíz, otros<br />
mantas por sólo dinero que era cacao, tenían medidas y balanzas<br />
para todos los tipos de grano, y otras medidas de arcilla para miel<br />
o aceite, y vinos que sacaban de la palmera. Y si se falsificaba<br />
alguna medida, castigaban a los transgresores y destruían sus<br />
medidas. Esta era la civilización que tenían para comprar y vender,<br />
cuando eran paganos.<br />
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