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Cosmovisión mEsoAmERiCAnA - Universidad Mesoamericana

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214<br />

RUUd van akkeRen<br />

Gente haragana que no superaba una organización social del<br />

tamaño de una familia extensa... son apreciaciones y<br />

conclusiones casi burlescas, si Ximénez sólo hubiera conocido la<br />

historia clásica de las Tierras Bajas, y la gran civilización que los<br />

choles [ch’oles] habían producido. sea como quiera, el rápido<br />

agotamiento del suelo selvático, ya observado por Ximénez, era<br />

justamente uno de los factores claves de la caída de la civilización<br />

clásica. nos deja contemplar, de hecho, cómo nacieron esas<br />

ciudades clásicas, ya que en un momento del preclásico, la gente<br />

debió haber vivido en asentamientos pequeños del mismo estilo<br />

como el que los frailes encontraron en el siglo Xvii. ¿Cuándo se<br />

dio el momento crítico de acumulación de riquezas y una<br />

organización social en que la gente empezó a juntarse y levantar<br />

construcciones imperecederas?<br />

itzaes<br />

Ximénez no escribió mucho sobre los itzaes como pueblo, pero sí<br />

sobre su conquista. Entre 1695 y 1697 acontecieron las<br />

expediciones finales contra el último bastión maya, los itzaes de<br />

Tayasal, en la actualidad isla de Flores. Aparte de los intentos<br />

emprendidos desde Yucatán y Campeche, también los hubo<br />

desde tierras lacandonas y desde Cahabón, bajo el mando del<br />

General Bartolomé de Amézquita. Con algunos días de<br />

anticipación a la salida del grueso del ejército, un pelotón de<br />

soldados y flecheros mayas salió de salamá, encabezado por el<br />

Capitán Juan Díaz de velasco. En ese grupo iban los dominicos<br />

fray Cristóbal de Prada y fray Jacinto de vargas, el primero como<br />

intérprete del idioma itzá [itza]. En la comitiva del General,<br />

participó fray Agustín Cano, cuyo relato fue la fuente de Ximénez. 181<br />

El ejército salió en febrero de 1696 rumbo a mopán, pero<br />

anduvo siempre con falta de abastecimiento. La avanzada<br />

militar ya estaba en mopán, desde donde mandó una embajada<br />

al señor Canek [Kanek’] de los itzaes. El enviado fue recibido<br />

con desdén y maltratado antes de ser enviado de retorno:<br />

Ya por este tiempo había enviado el padre lector fray<br />

Cristóbal de Prada y los demás religiosos que se hallaban<br />

en el Mopán y el Chol una embaxada con indios choles<br />

bien instruidos en lo que habían de decir al rey Canek de<br />

la isla. Fueron a su embaxada, pero aquellos perversos<br />

que tantas veces habían burlado a los religiosos de San<br />

Francisco de la provincia de Yucatán y a otros muchos<br />

religiosos españoles e indios, no fueron más humanos con<br />

aquellos pobres choles que por ser nación que ellos<br />

dominaban y tenían como criados no les quitaron la vida,<br />

pero los azotaron muy bien y luego hicieron sus bruxerías<br />

y embeleços, amenazándolos con unos muchachitos de<br />

palo, en que sin duda tenían pacto con el demonio. 182<br />

no obstante, el primer grupo continuó la marcha y alcanzó<br />

las orillas del lago, donde cayeron en una trampa de los itzaes,<br />

que llegaron en canoas e invitaron al Capitán, a sus soldados y a<br />

los dominicos a acompañarles a la isla donde, decían, estaban<br />

otros religiosos españoles. Fingieron buena voluntad y les dieron<br />

atol y tortillas. Los españoles temían del ofrecimiento, sin<br />

embargo subieron a las canoas, donde fueron matados por los<br />

itzaes. El Capitán llegó hasta Tayasal, donde murió peleando. Los<br />

dos dominicos fueron llevados al sacerdote Ajk’in Canek<br />

[Kanek’] que les sacrificó. Testigos oculares informaron a Cano<br />

sobre tales muertes: 183<br />

Las muertes que aquestos bárbaros dieron a los dos<br />

religiosos fueron tan crueles, que sólo oyrlas se estremecen<br />

las carnes. A estos los cogieron vivos, porque como no<br />

tenían armas para defenderse pudieran a su salvo lograr<br />

la presa. Y aunque con los demás hicieron lo mismo de<br />

sacarles los corazones, pero fue ya estando muertos y sin<br />

sentido para el dolor.<br />

Pero a los dos religiosos los ataron a los palos en cruz,<br />

como aspa de San Andrés, allí vivos llegó el malvado<br />

sacerdote de Satanás, Quin Canek, y abriéndole el pecho<br />

de cada uno quanto pudiese meter la mano por la herida<br />

y le arrancó el corazón para ofrecerlo a sus ydolos. Y lo<br />

mismo executó con el otro [...] Fue tan grande el bramido<br />

que dio al arrancar el corazón al padre lector fray<br />

Cristóbal, que los bárbaros executores de la maldad<br />

cayeron aturdidos en la tierra. 184<br />

Al hablar del sacrificio, Cano agregó que el término itzá<br />

[itza] para “corazón” era puçical, que es el verbal de el verbo<br />

puz, que en todas aquestas lenguas es sacrificar, porque ese<br />

sacrificio que ellos ofrecían a sus ydolos era el mayor y el<br />

sumo sacerdote era el carnicero de aquesta inaudita<br />

inhumanidad. 185 Ximénez debió haber reconocido el vocablo,<br />

181 Ximénez, 1999-III: 328-332.<br />

182 Ximénez, 1999-III: 327.<br />

183 Jones, 1998: 478-479, nota 59. De la boca de itzaes del Tayasal mismo y de Tipú (Ximénez, 1999-III: 335).<br />

184 Ximénez, 1999-III: 339.<br />

185 Ximénez, 1999-III: 339.

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