Cosmovisión mEsoAmERiCAnA - Universidad Mesoamericana
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eRneSto vaRgaS PaCheCo<br />
no sin antes haber pasado los ríos, lagunas y pantanos de Tabasco<br />
y Campeche. Durante ese viaje, en itzamkanac, la gran capital de<br />
los chontales, a orillas del río Candelaria, sacrificó al último<br />
Tlatoani de los mexicas, Cuauhtémoc, e inmediatamente pasó a<br />
territorio cehaché. De allí se trasladó a la región que estaba<br />
dominada por los itzaes, cuya capital era Tayasal (ilustración 86),<br />
situada en la isla de Flores en medio del Lago Petén itzá.<br />
Cortés fue el primer español que visitó a los itzaes. Canek, su<br />
soberano, lo recibió muy bien. Allí obtuvo información sobre<br />
Cristóbal de olid, quien lo había traicionado y originado esa gran<br />
aventura que quedó registrada en su Quinta Carta. 11 También<br />
en dicha ciudad abandonó un caballo herido y enfermo que<br />
posteriormente será recordado por los que visitaban Petén itzá.<br />
Al respecto, López de Cogolludo 12 escribió:<br />
En medio de uno de ellos había un gran ídolo de figura de<br />
caballo, hecho de cal y canto. Estaba sentado en el suelo<br />
del templo sobre las ancas, encorvado los pies y levantado<br />
sobre las manos. Adorábanlo por Dios de los truenos,<br />
llamándole Tzimin Chac, que quiere decir caballo del<br />
trueno o rayo. La causa de tener este ídolo fue que como<br />
ya noté en el primer libro de estos escritos, cuando pasó D.<br />
Hernando Cortés por aquella tierra para el viaje de<br />
Honduras, le dejó un caballo que no pudo caminar<br />
adelante. Murióseles, y por temor de no poderle entregar<br />
vivo, si acaso volvía por allí y se le pedía, le hicieron<br />
aquella estatua, y comenzaron a tenerla con veneración<br />
para que por esto coligiese no haber sido culpables en la<br />
muerte del caballo.<br />
El Padre Fuensalida describió la destrucción del ídolo hecha<br />
por su compañero el Padre Fray Juan de orbita:<br />
y que revestido de un fervoroso celo de la honra de Dios,<br />
cogiendo una piedra en la mano, subió sobre la estatua<br />
del caballo, y le hizo pedazos, desparramándolos por<br />
aquel suelo. Los indios que iban en su compañía, y eran<br />
muchos, viendo quebrantar su ídolo tan estimado de<br />
ellos, levantaron gran grita y vocerío, diciendo unos a<br />
otros: Matadlos, que han muerto a nuestro Dios: mueran<br />
en recompensa de la injuria que le han hecho.<br />
Esto sucedió en 1618, cuando los dos frailes habían salido<br />
de mérida (Yucatán) y llegado a Petén itzá. Fray Andrés de<br />
11 Cortés, 1971.<br />
12 López de Cogolludo, 1955-III: libro Noveno, 48-49.<br />
13 Bricker, 1989: 48.<br />
14 López de Cogolludo, 1955.<br />
15 Villagutierre Soto-Mayor, 1933: 68.<br />
16 López de Cogolludo, 1955-III: 27-29.<br />
Avendaño no pudo visitar el templo, pero describió que en 1696<br />
se conservaba todavía un hueso del caballo al que se le adoraba.<br />
También es interesante recordar que al Padre Juan de orbita casi<br />
lo lincharon en el Tipú, porque se le reconoció como el fraile<br />
que había destruido al caballo.<br />
Después de la visita de Cortés realizada en 1525, al parecer<br />
no hubo otros contactos con los itzaes hasta 1614, es decir, casi<br />
un siglo después, cuando los señores de Tayasal enviaron una<br />
embajada a mérida (Yucatán), supuestamente en cumplimiento<br />
de la profecía según la cual había llegado el tiempo en que los<br />
itzaes debían regresar a la parte septentrional de la península. 13<br />
sobre el particular López de Cogolludo 14 escribió:<br />
Los indígenas itzaes [...] llegaron en tiempos de este<br />
gobernador [Antonio de Figueroa] a la ciudad de Mérida,<br />
diciendo que lo hacían para jurar obediencia al rey, y el<br />
gobernador en nombre del soberano español les entregó<br />
varas de alcaldes y nombró un consejo, luego de lo cual<br />
volvieron a su tierra, en el entendimiento de que eran<br />
súbditos voluntarios; pero luego resultó ser una mentira.<br />
villagutierre soto-mayor 15 comentó que los indígenas<br />
enviaron esa misión en forma pacífica, pero los españoles<br />
astutamente tergiversaron el acto y lo tomaron como un acto de<br />
rebelión, ya que juzgaron mentira la promesa de sumisión al rey<br />
español, lo que equivalía a un engaño o un acto de mala fe que<br />
no debía de quedar impune. Por tal motivo tomaron dicha<br />
embajada como pretexto para iniciar la guerra contra los itzaes.<br />
En 1618 se determinó que los Padres Bartolomé de<br />
Fuensalida y Juan de orbita, grandes conocedores de los idiomas<br />
de estos indios, fuesen a aquel santo ministerio. salieron de<br />
mérida y pasaron al convento de Tikax; llegaron a un pueblo<br />
distante cinco leguas, llamado Calotmul, administración del<br />
beneficio eclesiástico de Peto. Desde allí atravesaron la pequeña<br />
sierra y llegaron a un pueblo de nombre Chunhuhub, después a<br />
otro de nombre Pacha, y de allí a Xochá hasta llegar a la villa de<br />
salamanca de Bakhalal. Después de algunos días, se embarcaron<br />
por la laguna, atravesaron varios ríos hasta salir al mar, pasaron<br />
por Chetumal, para ese entonces casi despoblado, siguieron la<br />
travesía hasta llegar a Lamanay o Lamayná y por tierra caminaron<br />
12 leguas para llegar al río y después al pueblo de Tipú, desde<br />
donde enviaron una embajada a Canek, señor de los itzaes. 16