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MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

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250 jaime labastida<br />

blecer la relación con los demás. 3 Este proceso de autorreconocimiento<br />

pasa por la palabra, eslabón, por lo tanto, que nos une a los otros. El<br />

animal es incapaz de establecer el proceso de autoconocimiento: un<br />

perro, cuando ve su imagen en el espejo, lucha contra el que considera<br />

otro animal enemigo; Narciso es como un animal, en tanto que no se<br />

reconoce en su imagen.<br />

En sentido estricto, Narciso no se enamora de sí mismo, sino de otra<br />

imagen (de una imagen de la que ignora la identidad: en esa imagen ve a<br />

otro, distinto de sí). ¿Qué es lo que vemos en el espejo? ¿Nos vemos<br />

a “nosotros”? Quien aparece en el espejo ¿es “yo”? No, pues lo que en<br />

verdad vemos en el espejo es una imagen que llamamos “nuestra”, y<br />

no a “nosotros”. Lo que vemos es una imagen que al propio tiempo es<br />

y no es nuestra. De diversos modos se da, por lo tanto, la relación con<br />

uno mismo: el mito de Narciso muestra uno de esos modos y exige a<br />

toda persona, por contraste, que establezca una relación consciente con<br />

ella misma. Para lograrlo es necesaria una mediación por las imágenes,<br />

imágenes que, en rigor, el propio hombre construye y con las que, poco<br />

a poco, se identifica. El hombre se hace persona sólo en la medida en<br />

que crea o inventa su imagen. En este sentido, todo cuanto ponemos<br />

sobre nosotros, el traje, la máscara, el cabello, el gesto, la palabra (oral<br />

o escrita), la poesía, todo, se anuda en la construcción de la imagen<br />

de sí mismo.<br />

Muerte sin fin, Canto a un dios mineral y Estudio en cristal no son<br />

sólo tres poemas unidos por una preocupación común. Son, además,<br />

por si lo anterior fuera poco, poemas nacidos en un semejante estado<br />

de gracia. Los tres poemas fueron escritos, como se sabe, alrededor del<br />

año 1939 y nacieron con un propósito común. He de añadir a esto que<br />

en los tres desaparece el sujeto lírico, es decir, el “yo” de la primera<br />

persona del singular, el sujeto inmediato que sufre o que canta para<br />

3 Vid. G. W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu, trad. de Wenceslao Roces con la colab.<br />

de Ricardo Guerra, México, FCE, 1966, en especial, el capítulo “Autoconciencia”. Para<br />

Hegel, el sujeto adquiere la “conciencia” en relación con el objeto; pero la “autoconciencia”<br />

es producto de la relación de una conciencia con otra: se logra por el reconocimiento, en<br />

una lucha de vida y muerte, como en la “dialéctica de señor y siervo”.

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