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MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

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254 jaime labastida<br />

Pese a esa simetría absoluta, a esa matemática rigurosa a que es sometido<br />

el ritmo del poema, hay una obvia relación asimétrica por lo que<br />

corresponde a los sujetos verbales. Añado que lo mismo ocurre en Muerte<br />

sin fin, en donde todos los sujetos verbales, una vez que el poema ha sido<br />

abierto con el hartazgo que el sujeto tiene de sí mismo, se presentan en la<br />

tercera persona (del singular o del plural). En los dos poemas, los sujetos<br />

verbales (sin que importe el tiempo de los verbos) van a aparecer con su<br />

carácter de neutros, en el sentido en que Émile Benveniste ha dicho que<br />

la tercera persona no es, propiamente hablando, una persona verbal ni<br />

una persona de verdad. 9 Con el objeto de demostrarlo, afirma Benveniste<br />

que, para los gramáticos árabes, la primera persona es llamada “el<br />

que habla”; la segunda, “al que se dirige uno” o “al que se le habla”; la<br />

tercera, “el que está ausente”. Esto significa, de acuerdo con Benveniste,<br />

que la tercera persona verbal no es, en rigor, una “persona”, sino la<br />

forma verbal que tiene por función expresar “la no-persona”: él designa<br />

“nada” y a “nadie”.<br />

Se trata, pues, en los tres poemas, si lo pudiera expresar así, de un<br />

movimiento que esconde o enmascara al sujeto lírico. Vemos en este<br />

acto un procedimiento mediante el cual el poeta intenta, en el nivel<br />

lingüístico y verbal, rechazar al sujeto (o esconderse); razón por la que<br />

estos poemas ponen en acción un sentimiento de extremo pudor personal:<br />

obligan –¿puedo decirlo de este modo?– a la total desaparición<br />

del yo, que así queda subsumido en el se de la tercera persona. Incluso,<br />

conviene añadir, con Benveniste una vez más, que el tránsito del yo<br />

singular al nosotros plural no es una mera ampliación del sujeto individual,<br />

en tanto que el “nosotros” puede implicar yo más vosotros; pero<br />

también ustedes, por un lado, y yo más ellos, por otro. Por lo tanto, aun<br />

cuando en los tres poemas se hable en la primera persona del plural, el<br />

yo se subsume en una serie de categorías verbales que pueden permitir<br />

la desaparición de la primera persona.<br />

En la décima estrofa de Canto a un dios mineral se expresa, de modo<br />

claro, la identidad de Cuesta por medio del mito de Narciso:<br />

9 Émile Benveniste, “Estructura de las relaciones de persona en el verbo”, en Problemas de<br />

lingüística general, trad. de Juan Almela, México, Siglo XXI, 1971, t. I, p. 161.

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