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Sócrates aprendiz y maestro de Eros:<br />
conocimiento erótico y profesión de ignorancia en Platón, <strong>Symposium</strong><br />
Graciela E. Marcos de Pinotti<br />
La imagen de Sócrates que brindan los diálogos platónicos responde a una concepción de la actividad<br />
filosófica que hace hincapié en la aspiración de saber antes que en su posesión efectiva. La<br />
consciencia de carencia, la problematización, el reconocimiento de no saber y la permanente<br />
disposición a examinar las propias opiniones en aras de la liberación de la falsa presunción de saber<br />
son rasgos que el Sócrates platónico encarna y valora más que todo porque ponen en marcha el<br />
proceso de indagación en que consiste la filosofía. Esta concepción, reflejada tanto en los primeros<br />
diálogos como en la célebre imagen de Sócrates como "mayéutico" o partero espiritual en Tht. 157c2d2,<br />
está presente también en Symp., cuya caracterización de Eros desplegada en 203c6-e5 evoca a<br />
Sócrates en cuerpo y alma. Ciertos rasgos asociados tradicionalmente a la práctica socrática de la<br />
filosofía aparecen en Symp., sin embargo, bajo una luz nueva, que deja ver aristas hasta entonces<br />
inexploradas, a veces paradójicas, de una imagen de Sócrates que contrasta, en cierto modo, con la<br />
ofrecida en otros diálogos. Me refiero a su profesión de ignorancia (i), a su negativa a ser considerado<br />
maestro (ii) y a su particular concepción acerca de la naturaleza del saber y del modo de transmisión<br />
de la verdad (iii). Al menos tres pasajes del diálogo no condicen, en principio, con estos rasgos. En<br />
Symp. 177d7-8 Sócrates admite tener conocimiento acerca de las cosas del amor (tà erotiká), lo cual<br />
aparentemente contradice su habitual profesión de ignorancia. Luego en Symp. 199a8-b5, anuncia que<br />
dirá la verdad sobre eros, lo que está en tensión con su usual negativa a transmitir una verdad con<br />
pretensión enseñante. 1 El conocimiento de tà erotiká que Sócrates reivindica, por otra parte, procede<br />
de Diotima, algo que a simple vista choca con sus habituales reservas acerca de la posibilidad de<br />
transmisión directa de saber desde un individuo a otro.<br />
Mi propósito es examinar el conocimiento erótico que Sócrates admite poseer y, sobre esta<br />
base, despejar las tensiones apuntadas. La habitual maestría de Platón para adaptar sus ideas a un<br />
diálogo particular le permitiría en Symp. hablarnos de Sócrates/filósofo indirectamente, hablándonos<br />
de Eros, 2 y describir positivamente, como conocimiento erótico, la conciencia de carencia y la<br />
habitual profesión de ignorancia que dan sentido a su práctica refutativa. El conocimiento erótico,<br />
sostendré, no es saber que se pueda encontrar y capturar, sino disposición a buscar nacida de la<br />
apetencia de conocimiento que anida en el alma del filósofo. En tanto envuelve el reconocimiento de<br />
los límites del propio saber, supone estar en posesión de verdades acerca de éros pero no ya la<br />
seguridad de estar en lo cierto, asumiendo la forma de un saber provisorio que impulsa a Sócrates al<br />
examen permanente. Tampoco en este punto, entonces, habría excepciones a su profesión de<br />
ignorancia. Por otra parte, de acuerdo con la descripción de la instrucción recibida de Diotima, el<br />
punto de partida de este conocimiento sería una opinión recta (orthè dóxa), a mitad de camino entre el<br />
conocimiento y la ignorancia, un tipo de saber que puede ser transmitido de un individuo a otro y cuya<br />
eficacia en el plano práctico ha sido siempre reconocida por Platón. Al reivindicar este tipo de<br />
conocimiento, Sócrates se mantendría fiel, otra vez, a su profesión de ignorancia, aplicado a una<br />
búsqueda infatigable que redunda en el mejoramiento de sí mismo.<br />
***<br />
¿Cómo compatibilizar la ignorancia que Sócrates profesa habitualmente con su reconocimiento de<br />
saber de las cosas del amor?<br />
Por empezar, la de Sócrates no es la mayor ignorancia, propia de quien cree saber lo que no<br />
sabe y se cierra a toda búsqueda (Rep. II 382b6-7, Symp. 204a2-6), sino la de quien reconoce no saber<br />
y se dispone a indagar. Envuelve un saber del no saber, o de los límites del propio saber, distintivo de<br />
quien tiene un persistente anhelo de conocimiento. Si bien su formulación más célebre la<br />
proporcionan los pasajes de Apol. donde Sócrates declara que no sabe pero tampoco cree saber (21d5-<br />
6, 22e3-4, etc.), puede considerarse paralela la ofrecida en Men. 98b2-5, donde al igual que en Symp.,<br />
1 Más aún, su rol en Symp. ha sido interpretado como el de activo progenitor y productor de ideas, lejos de la imagen de<br />
mayéutico que niega su propia fertilidad, que no produce él mismo conocimientos sino que ayuda a otros a que den a luz sus<br />
propias ideas. Cf. Dover (1980), n. ad loc. Symp. 208b7-209e4, 151: "a midwife's role is not a progenitor's".<br />
2 Sobre la "asimilación" Eros/Socrates en la descripción de Diotima, especialmente en su explicación del nacimiento de Eros<br />
en Symp. 203b-d, cf. Osborne (1994), 94s. Hornsby (1956), 38, hace hincapié en que "Alcibiades employs the same terms in<br />
the panegyric on Socrates as Socrates used when he described Love". En esta dirección cf. también Dorter (1969), 232;<br />
Gagarin (1977), 29, etc.