Symposium - AIC

Graciela E. Marcos de Pinotti
Y bien, el relato sobre Eros que Sócrates expone, que oyó una vez de labios de la sabia
sacerdotisa de Mantinea, tiene un estatuto similar. Es un relato que también se inscribe en el pasado,
que procede de alguien cuya sabiduría excede el punto de vista mortal y que enlaza filosofía e
inmortalidad. La sabiduría que ostenta Diotima es la de una experta religiosa cuya palabra persuade
antes de que su sentido último se haga comprensible, como la palabra del oráculo délfico en Apol. 20e
ss., o la que da apoyo a la tesis de que conocer es recordar en el pasaje recién mencionado de Men. En
ambos casos se pone de manifiesto la confianza de Platón en una tradición religiosa que es fuente de
verdad para la filosofía, 19 que encuentra en ella fundamento y sentido. En ambos, también, se la
expresa a través de un relato cuya verdad está fuera de toda duda y que merece crédito porque siembra
en nosotros la virtud. 20
La dimensión fundamentalmente práctica del conocimiento erótico es indudable. En primer
lugar, no olvidemos que los discursos sobre Eros que integran el diálogo no son meramente sobre
Eros, sino en alabanza a Eros (177a ss.), de modo que deben no solo presentar una concepción de él,
sino también un concepto de bien conforme al cual Eros es elogiado. 21 Y así como la sabiduría de
Diotima se traduce en un beneficio en el plano práctico –aun siendo extranjera, la mujer habría
prestado un servicio inapreciable a la ciudad, ilustra Sócrates, salvando a Atenas de una peste (Symp.
201d3-5)–, así también disponer de verdades sobre eros conduce a una práctica de la filosofía que
deriva en el perfeccionamiento de sí mismo. La dimensión práctica del conocimiento erótico subyace
a la pregunta que hace Sócrates, una vez que Diotima ha expuesto cuál es la naturaleza de Eros, por su
utilidad (chreían, 204c8) para los hombres, así como se pone de manifiesto en la respuesta a esta
pregunta, cuando tras describir el último paso de la scala amoris, Diotima detalla la suerte del filósofo
que ha logrado elevarse a la contemplación de la belleza. A quien contempla la belleza le será dado
"engendrar, no ya imágenes de virtud, al no estar en contacto con una imagen, sino virtudes
verdaderas", ya que está en contacto con la verdad. De amante del saber pasará, por haber
engendrado y alimentado una virtud verdadera, a ser amado por los dioses (theophileî) y, si es que
algún hombre puede serlo, llegará a ser inmortal también él (Symp. 212a4-7).
Sócrates, persuadido de la verdad de lo dicho por Diotima, intenta a su vez persuadir a los
demás de que en esta empresa de volverse virtuoso, no hay mejor colaborador que Eros. Es entonces
cuando afirma honrar las cosas del amor y practicarlas sobremanera, "ahora y siempre", en alusión,
podemos suponer, a su actividad filosófica. No podemos saber a ciencia cierta si por esta vía le es
dado o no a Sócrates completar el ascenso y engendrar la verdadera virtud, lo que en alguna medida lo
colocaría por encima de lo humano, o si su práctica de la filosofía lo confina a una búsqueda
infatigable, impulsada por un anhelo que nunca se colma. 22 Este es uno de los tantos enigmas que
Platón deja abiertos.
Ediciones, traducciones, comentarios:
Dover, K. Plato, Symposium, Cambridge, Cambridge U.P., 1980 = Dover (1980)
Rowe, C. J. Plato Symposium, Warminster, Aris & Philips, 1998 = Rowe (1998)
Brisson, L. Platon, Le Banquet, Paris, GF-Flammarion, 2005 = Brisson (2005)
Bibliografía citada:
Brickhouse, Th. & Smith, N., "The Paradox of Socratic Ignorance in Plato's Apology", History of
PhilosophicalQuarterly 1 (1984) 2, 125-131 = Brickhouse-Smith (1984)
Dorter, K., "The Significance of the Speeches in Plato's Symposium", Philosophy and Rhetoric 2
(Brisson, Vicaire, Dixsaut, etc.) coinciden en que kalós significa en este caso ‘útil’, o ‘ventajoso’.
19 Cf. Brisson (2005), 63-64. Brickhouse - Smith (1984), 127, destacan como uno de los rasgos más singulares de la filosofía
de Sócrates su confianza en diversas formas de adivinación como fuentes de verdad.
20 En Rep. II, 382c ss., Platón justifica la construcción de relatos que "asemejen lo más posible la mentira a la verdad"
(382d2-3) y mantiene que los buenos relatos, sean verdaderos o falsos desde el punto de vista fáctico, tienen consecuencias
provechosas para el alma, beneficio debido a que no están reñidos con la verdad, sino diseñados en conformidad con ella.
21 Cf. Dorter (1969), 216.
22 Según Gagarin (1977), 28, podemos inferir "that Socrates has reached the end of the lover/philosopher's journey, has had
his own vision of true Beauty, and now possesses knowledge and virtud. This conclusion is nowhere explicitly stated, but it
is confirmed by the physical appearance of Socrates at the banquet (...) the beautiful and wise Socrates is no
longer/philosopher, but must be a wise man and consequently an object of love. Reeve (1992), 112-113, en cambio, con
apoyo en la expresión "agálmat'aretês" (Symp. 222a4) en el discurso de Alcibíades –imágenes o estatuas de virtud que
Sócrates, como las estatuas de los silenos, atesora en su interior– y en Rep. 517d9, donde ágalma designa las estatuas vistas
por los prisioneros en la caverna, considera que "Socrates is being presented as someone who has not seen the beautiful
itself" y que "has nothing better than images of the virtues to offer to Alcibiades".
387