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1 PORTADA COLOMBIA HOY - Comunidad Andina

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nacional, y se suprimieron los grados en el ejército. El sentido de las medidas era claro:<br />

proveer de armas a los ciudadanos ricos que las podían comprar y sacar de la milicia a<br />

los oficiales vinculados con los sectores populares. La respuesta no tardó y como<br />

Obando vacilase, José María Melo, militar de carrera dio un golpe de Estado en 1854<br />

con el apoyo de los artesanos, de sectores populares y de los oficiales a quienes en esa<br />

forma se pretendía sustituir.<br />

En el lustro anterior la disputa entre liberales y conservadores había sido de una<br />

rara intensidad. En 1851, incluso, se había dado entre ellos una guerra civil. Pero ante el<br />

peligro de clase, conservadores y liberales gólgotas se unieron en “defensa de la<br />

legalidad”. En los cuatro costados de la República se crearon ejércitos de generales<br />

liberales y conservadores que convergieron sobre el centro del país hasta tomarse a<br />

Bogotá. La masacre fue en forma y los artesanos supervivientes fueron a morir<br />

desterrados a orillas del río Changres en Panamá. Fue este el inicio de una práctica<br />

reiterada de Frente Nacional expresada en la unión de oligarquías liberales y<br />

conservadoras contra las acciones populares. Así mismo, y desde los comienzos de su<br />

existencia, el liberalismo se escindió conservando una aparente unidad y haciendo valer<br />

siempre, de grado o por la fuerza, los intereses de los sectores dominantes.<br />

El problema religioso<br />

El llamado problema religioso fue el real punto de separación entre el liberalismo<br />

y el conservatismo. Por él se disputaron ambas agrupaciones y en las guerras civiles<br />

este asunto estuvo siempre presente. Sin embargo, tras del “problema religioso”, que de<br />

por si debiera tener un simple carácter metafísico, se escondían intereses de propiedad<br />

y de poder. La Iglesia Católica fue una institución poderosa durante el período colonial. A<br />

ella estaba encomendada la evangelización, es decir, la aculturación e introyección de la<br />

dominación a los indígenas. Además, por legados y donaciones de fieles piadosos, la<br />

iglesia había llegado a poseer una inmensa fortuna territorial, que estaba inmovilizada<br />

para la circulación económica, debido a la legislación que favorecía la adquisición pero<br />

que entrababa la enajenación. Las relaciones entre la Corona y la Iglesia habían estado<br />

reguladas por el Patronato eclesiástico, que era un conjunto de prerrogativas cedido por<br />

los Papas a los Reyes. Según el Patronato, el Estado Español daba los nombres de los<br />

prelados que el Papa debía nombrar, designaba los curas párrocos, percibía los diezmos<br />

eclesiásticos, autorizaba la fundación de Iglesias y la demarcación de diócesis y<br />

parroquias y pagaba a prelados y curas, los cuales, por la procedencia de su<br />

nombramiento, por las leyes vigentes y por el origen de su estipendio, eran<br />

prácticamente funcionarios estatales con un cierto grado de subordinación. En el período<br />

colonial la Iglesia Católica monopolizaba la enseñanza.<br />

Al producirse la emancipación, las autoridades republicanas, como sucesoras del<br />

poder de los Reyes de España, reivindicaron el ejercicio del Patronato. La Santa Sede<br />

implícitamente autorizó esta situación y entre los hombres públicos de la Nueva Granada<br />

prácticamente hubo unanimidad sobre el ejercicio de esta prerrogativa estatal, hasta

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