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1 PORTADA COLOMBIA HOY - Comunidad Andina

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comunista, pero de todas maneras despeja el camino contra una posible revolución<br />

agraria y defiende en últimas los intereses de largo plazo de todos los grupos de poder.<br />

De esta manera, la política del gobierno militar sienta todas las condiciones para<br />

constituir la unidad política perdida entre las diversas fracciones de la clase dominante y<br />

para que una de ellas tenga la posibilidad de ejercer su hegemonía en el futuro. Cumple<br />

entonces el gobierno de Rojas el papel clásico de los regímenes de carácter<br />

bonapartista de erigirse en forma absoluta durante períodos de aguda crisis política y<br />

social y de ascenso del movimiento popular, para restaurar las antiguas relaciones de<br />

dominación política.<br />

El movimiento campesino en armas es así desmovilizado, por un lado, cuando todavía<br />

no ha encontrado una dirección nacional y no ha perfeccionado un programa político y<br />

económico y mermado, por otro lado, porque los líderes más prominentes que han<br />

surgido de la lucha son asesinados en tiempos de paz. Las zonas comunistas serán<br />

atacadas más adelante por el ejército, entre 1964 y 1966, pero no podrán ser aplastadas<br />

ni política ni militarmente y de allí surgirán las FARC que hasta hoy se mantienen<br />

activas.<br />

Las zonas de violencia entran a ser reorganizadas por el gobierno militar y por las<br />

administraciones bipartidistas que le siguen: se trasladan núcleos enteros de población<br />

de uno u otro color político para aislarlos de la contienda partidista, se otorgan créditos<br />

en las regiones más devastadas, se declaran inválidas las transacciones de tierras<br />

hechas durante la guerra para que puedan ser demandadas y si acaso restituidas a sus<br />

poseedores originales, se abren nuevas zonas de colonización vigiladas por el ejército y<br />

se trata infructuosamente de atender a los cientos de miles de damnificados que han<br />

llegado a las ciudades huyendo de la guerra. Todo esto es muy poco para las profundas<br />

heridas que ha legado la violencia sobre el cuerpo social de la Nación y en particular<br />

para compensarlas.<br />

Si bien el movimiento campesino ha sido debilitado en términos militares y<br />

políticos no es tampoco aplastado y sigue desarrollando actos de resistencia que están<br />

en la base de la política de reforma agraria que desarrolla más adelante el Frente<br />

Nacional para neutralizar en alguna medida las razones del conflicto social.<br />

Existe la interpretación en Colombia de que la violencia es un proceso de restauración<br />

feudal y que, en consecuencia, frena el desarrollo del capitalismo a nivel nacional. Sin<br />

embargo, aún en el plano de los proyectos políticos más reaccionarios, se trata de<br />

promover el desarrollo de la acumulación, manteniendo los derechos de propiedad de<br />

los terratenientes; en el plano social, la violencia no puede restaurar todo un sistema<br />

político y social, de sujeción de hombre y tierras que había sido vulnerado en sus<br />

cimientos por el movimiento campesino y por el desarrollo mismo del capital desde<br />

principios de siglo. En vez de contribuir a reafirmar el viejo sistema de producción la<br />

violencia hace exactamente lo contrario: destruye los vínculos de dependencia personal<br />

de los arrendatarios con los terratenientes y hace que los mecanismos extraeconómicos<br />

se tornen inoperantes en la mayor parte de las regiones afectadas por la guerra después

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