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1 PORTADA COLOMBIA HOY - Comunidad Andina

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miembros de unas pocas familias: Mosqueras, Herranes, Caicedos, Arboledas,<br />

acaparaban las más altas dignidades políticos, eclesiásticas y militares. En 1849, una<br />

generación de hijos de comerciantes burócratas y abogados que terminaban sus<br />

estudios universitarios y que sabía que con el control estatal ejercido por ese grupo sus<br />

carreras políticas no avanzarían sino hasta los escalones intermedios, adoptó las ideas<br />

que la burguesía europea proponía en el momento. Estas, por lo demás, no pugnaban<br />

con sus intereses materiales y les servían de ariete para golpear la cerrada estructura<br />

estatal. La prolongación de la sociedad colonial con sus jerarquías raciales, había dado<br />

lugar a fuertes conflictos como la guerra de 1841 en la que indígenas y esclavos habían<br />

participado contra sus amos. Las prédicas de igualdad servían entonces a los jóvenes<br />

tribunos para lograr el apoyo de los sectores populares en la lucha contra los<br />

“aristócratas” que controlaban el Estado, así en la concepción de los ideólogos la<br />

igualdad no fuera sino para los iguales, es decir, para ellos que aspiraban a ser iguales<br />

en el mando a quienes en este momento lo detentaban. La ideología que hizo explícita el<br />

partido liberal, basada en gran parte en los textos de Bentham que ya eran difundidos de<br />

tiempo atrás, encuadró entonces con los intereses de los comerciantes criollos:<br />

desarrollo del comercio igual progreso, libre cambio, división internacional del trabajo. Un<br />

país de hombres libres gobernado por ellos, de ciudadanos iguales para contratar,<br />

comprar y vender, era lo más adecuado a esa aspiración. A la sociedad jerarquizada<br />

controlada por las grandes familias, el liberalismo opuso la de ciudadanos ante la ley sin<br />

jerarquías ni trabas, y regida por el grupo que irrumpía sin más autoridad que las leyes<br />

del mercado.<br />

Contra este proyecto de cambio el conservatismo propuso el statu quo, la<br />

conservación de lo existente con leves modificaciones que se darían progresivamente<br />

sin conmover las estructuras sociales y dentro de un terreno de conservación de las<br />

jerarquías y del orden. No obstante, a la postre los sectores dominantes del<br />

conservatismo se aprovecharon de los cambios obtenidos. La Iglesia Católica, poder<br />

dominante y tradicionalista se opuso a los cambios, sobre todo, a los que le vulneraban<br />

prerrogativas económicas y de poder. Su unción al partido conservador creó el motivo de<br />

verdadera división entre los partidos, con lo que vino a llamarse el “problema religioso”,<br />

como adelante se verá. En su periódico La Civilización de Bogotá, Mariano Ospina<br />

Rodríguez escribía en 1849: “Los conservadores forman un partido sosegado y reflexivo,<br />

que estima en más los resultados de la experiencia que las conclusiones especulativas<br />

de la teoría; es esencialmente práctico, y por consiguiente poco o nada dispuesto a los<br />

arranques de entusiasmo, si no es contra los excesos del crimen y la maldad”.<br />

Gólgotas y draconianos: El golpe de Melo<br />

El liberalismo logró captar y dirigir vastos sectores populares. Su prédica<br />

igualitaria le granjeó el apoyo de esclavos, mestizos y artesanos; pero la igualdad<br />

representada en el libre cambio bien pronto planteó una contradicción entre<br />

comerciantes y artesanos, entre “cachacos” y “guaches”, entre quienes vestían el traje<br />

europeo y los que utilizaban el atuendo nacional. Para los comerciantes, el libre cambio

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