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1 PORTADA COLOMBIA HOY - Comunidad Andina

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El resultado final, como lo señaló Angel Rama, es pura literatura:<br />

“Ese tejido de palabras y de estratégicas ordenaciones de la narración para<br />

transmitir un determinado significado, que sea cuales fueren sus fuentes, no es otra cosa<br />

que una invención del escritor”39.<br />

El amor en los tiempos del cólera<br />

Si en El amor en los tiempos del cólera las cartas de amor subsisten, como<br />

metáforas de la escritura, también allí perduran “los prejuicios de una sociedad<br />

ensimismada” (p. 25). Y si Angela Vicario escribiendo cartas “a nadie”, “se volvió lúcida,<br />

imperiosa, maestra de su albedrío, y volvió a ser virgen solo para él, y no reconoció otra<br />

autoridad que la suya ni más servidumbre que la de su obsesión” (p. 122) continuando<br />

en ese delirio por 17 años, también en el nuevo triángulo de Florentino Ariza, Fermina<br />

Daza y Juvenal Urbino, las cartas de amor configuran el destino de estos seres.<br />

Los modifican, con su ingenuidad o su firmeza y logran, codificadas por el primero<br />

de ellos en su Secretario de los enamorados, alterar la realidad a su antojo y unir a los<br />

que no saben bien que se buscan. Así Florentino Ariza nos resulta, también, un escritor<br />

de paciencia inverosímil que espera 51 años, 9 meses y 4 días para encontrarse con su<br />

primera corresponsal, soñada a pulso. Logrará unirse con Fermina Daza, ya viejos los<br />

dos, y serán las cartas, hasta el final, el tolerado canal de comunicación.<br />

La férrea tenacidad de Gabriel García Márquez, en el control de su vocación de<br />

escritor, se transparenta aquí, dando paso a un novelista libre, romántico y exagerado,<br />

que rinde homenaje a su ciudad amada, Cartagena de Indias, explorándola en los<br />

recovecos de su historia durante el siglo XIX, para narrar así las peripecias de una<br />

pasión individual que vence al tiempo, las pestes, e incluso a la muerte misma, en la<br />

recurrencia final de un viaje de novios por el río Magdalena. Un viaje inmóvil para<br />

siempre gracias a su escritura definitoria y a sus diálogos tajantes.<br />

La batalla final para conjurar la resistencia tardía de una mujer ya vieja es planeada,<br />

a través de las cartas, como un triunfo propio de la ficción.<br />

Una lectora crítica, de 72 años, que ha obligado a volverse real a ese opaco<br />

enamorado de su juventud, bajándolo de la retórica y obligándolo a enfrentarse con los<br />

estragos de la vejez. Aún así el impulso creador perdura en este fiel redactor epistolar:<br />

“Tenía que ser una ilusión desatinada, capaz de darle el coraje que haría falta para tirar a la<br />

basura los perjuicios de una clase que no había sido la suya original, pero que había<br />

terminado por serlo más que otra cualquiera. Tenía que enseñarle a pensar en el amor como<br />

un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo” (p.<br />

381).<br />

Lo que dice Florentino Ariza bien puede referirse al amor o a la poesía. Y si es él<br />

quien propone, es la libertad intuitiva de las mujeres, en esa larga cadena de nombres

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