09.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

Alguien <strong>de</strong>scorrió la cortina. D'Agosta, <strong>de</strong> mala gana, entró <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> Pen<strong>de</strong>rgast a la<br />

cámara.<br />

La iluminación se reducía al reflejo <strong>de</strong> la bombilla colgada en el exterior y al<br />

resplandor <strong>de</strong> unas brasas que ardían al fondo bajo un respira<strong>de</strong>ro. Frente a ellos había un<br />

hombre sentado en una enorme silla semejante a un trono, colocada exactamente en el<br />

centro <strong>de</strong> la cámara. Era alto, <strong>de</strong> miembros robustos y abundante cabello gris. Vestía un<br />

viejo traje <strong>de</strong> pana con pantalón <strong>de</strong> pata <strong>de</strong> elefante y un raído sombrero borsalino.<br />

Ro<strong>de</strong>aba su cuello un macizo collar navajo <strong>de</strong> plata con turquesas engastadas.<br />

Mephisto les lanzó una penetrante mirada.<br />

—Alcal<strong>de</strong> Whitey. No es muy original. Difícilmente inspirará respeto un nombre así.<br />

Pero muy apropiado para alguien medio albino como tú. —La voz sibilante había<br />

adoptado un tono formal.<br />

D'Agosta notó que Mephisto dirigía hacia él su mirada. Sea lo que sea este tipo,<br />

pensó, no está loco. Al menos, no <strong>de</strong>l todo. Se sentía incómodo. En los ojos <strong>de</strong> Mephisto<br />

apareció un <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> recelo.<br />

—¿Y éste quién es? —preguntó.<br />

—Cigarro. Mi principal mensajero.<br />

Mephisto observó por un largo momento a D'Agosta. Por fin se volvió hacia<br />

Pen<strong>de</strong>rgast y dijo con manifiesta <strong>de</strong>sconfianza:<br />

—Es la primera vez que oigo hablar <strong>de</strong> esa comunidad.<br />

—Hay una gran red <strong>de</strong> túneles <strong>de</strong> servicio bajo la Universidad <strong>de</strong> Columbia y los<br />

edificios anexos —repuso Pen<strong>de</strong>rgast—. Somos pocos y nos ocupamos <strong>de</strong> nuestros<br />

asuntos. Los estudiantes son gente generosa.<br />

Mephisto asintió con la cabeza. La expresión <strong>de</strong> recelo se <strong>de</strong>svaneció lentamente,<br />

dando paso a algo que era una mueca maliciosa o una sonrisa.<br />

—Muy bien. Siempre es un placer conocer a un aliado en esta época oscura.<br />

Tomemos algo para darle un rango oficial a la reunión. Ya hablaremos <strong>de</strong>spués. —Batió<br />

palmas—. ¡Sillas para nuestros invitados! ¡Y avivad ese fuego! Artillero, tráenos un poco<br />

<strong>de</strong> carne.<br />

Un hombre <strong>de</strong>lgado <strong>de</strong> corta estatura cuya presencia D'Agosta no había advertido<br />

surgió <strong>de</strong> las sombras y salió <strong>de</strong>l furgón. Otro que estaba sentado en el suelo con las<br />

piernas cruzadas se levantó con dificultad y, moviéndose con extrema lentitud, apiló<br />

varios trozos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra sobre las brasas y atizó el fuego.<br />

Por si no hacía ya bastante calor aquí <strong>de</strong>ntro, pensó D'Agosta, notando que le corría<br />

el sudor bajo la mugrienta camisa.<br />

Entró un hombre enorme y muy musculoso con dos cajones <strong>de</strong> embalaje que colocó<br />

frente a la silla <strong>de</strong> Mephisto.<br />

—Por favor, caballeros —dijo Mephisto, señalando los cajones con fingida<br />

solemnidad.<br />

D'Agosta se sentó con cuidado a la vez que volvía el hombre llamado Artillero con<br />

algo húmedo y chorreante envuelto en papel <strong>de</strong> periódico. Lo <strong>de</strong>positó junto al fuego, y<br />

D'Agosta, al ver el contenido, notó que se le agarrotaba el estómago: era una rata <strong>de</strong><br />

tamaño consi<strong>de</strong>rable con la cabeza aplastada y las patas sacudiéndose aún rítmicamente.<br />

—¡Excelente! —exclamó Mephisto—. Recién cazada, como veis. —Dirigió su intensa<br />

mirada a Pen<strong>de</strong>rgast—. Coméis conejo <strong>de</strong> túnel, ¿verdad?<br />

—Por supuesto —contestó Pen<strong>de</strong>rgast.<br />

D'Agosta advirtió que el individuo musculoso se hallaba justo <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos.<br />

Empezaba a intuir que iban a someterlos a una prueba que les convenía superar.<br />

100

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!