09.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

Mientras cruzaba Central Park South, crujían bajo sus pies los cascotes y cristales<br />

rotos. Apartó a un borracho <strong>de</strong> un empujón, se abrió paso entre un grupo <strong>de</strong> ruidosos<br />

jóvenes con trajes caros pero hechos jirones y finalmente llegó a la otra acera.<br />

En la periferia <strong>de</strong>l tumulto, el ruido <strong>de</strong>crecía notablemente. Evitando los excrementos<br />

<strong>de</strong> paloma, trepó al pe<strong>de</strong>stal <strong>de</strong> la estatua y se agarró a los pliegues inferiores <strong>de</strong> la ropa <strong>de</strong><br />

Shakespeare. Luego se encaramó al brazo y el libro <strong>de</strong> bronce, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí se subió a los<br />

anchos hombros <strong>de</strong>l bardo.<br />

La vista era imponente. La refriega se extendía por Central Park South y Broadway<br />

abajo. De la estación <strong>de</strong> metro <strong>de</strong> Columbus Circle, así como <strong>de</strong> las rejillas y respira<strong>de</strong>ros<br />

que bor<strong>de</strong>aban el parque, seguían saliendo mendigos. Nunca habría imaginado que<br />

hubiese tanta gente sin hogar en el mundo, y tampoco, <strong>de</strong> hecho, tantos jóvenes yuppies<br />

borrachos. Des<strong>de</strong> allí veía también a los manifestantes <strong>de</strong> mayor edad, la guardia principal<br />

<strong>de</strong> la plataforma Recuperemos Nuestra Ciudad, que se retiraban en or<strong>de</strong>nada formación<br />

hacia Amsterdam Avenue, alejándose lo más posible <strong>de</strong>l tumulto e intentando<br />

<strong>de</strong>sesperadamente encontrar taxis. Ante él, se formaban y <strong>de</strong>sintegraban sin cesar grupos<br />

<strong>de</strong> gente vociferante. Con horrorizada fascinación, contempló los lanzamientos <strong>de</strong> objetos,<br />

las peleas a puñetazos, las batallas con palos. En el suelo yacían ya numerosas víctimas,<br />

sin conocimiento o acaso algo peor. La sangre corría entre los cascotes y cristales rotos que<br />

salpicaban la calle. A la vez, buena parte <strong>de</strong>l enfrentamiento se reducía a insultos,<br />

empujones y afectados aspavientos; mucho ruido y pocas nueces. Por fin, varios<br />

<strong>de</strong>stacamentos <strong>de</strong> policía antidisturbios abrían brecha en la multitud; pero no eran<br />

suficientes, y la algarada se <strong>de</strong>splazaba gradualmente hacia el parque, don<strong>de</strong> sería más<br />

difícil controlarla. ¿Dón<strong>de</strong> se ha metido el resto <strong>de</strong> la policía?, volvió a preguntarse<br />

Smithback.<br />

Pese a su horror y aversión, una parte <strong>de</strong> él experimentaba una sensación <strong>de</strong> euforia:<br />

¡Qué artículo saldría <strong>de</strong> todo aquello! Aguzó la vista en la oscuridad, intentando retener<br />

las imágenes en su memoria, redactando ya mentalmente el encabezamiento <strong>de</strong> la crónica.<br />

La turba <strong>de</strong> mendigos parecía ganar terreno, gritando con justificada ira y obligando a<br />

retroce<strong>de</strong>r hacia el parque a los manifestantes. Aunque sin duda muchos <strong>de</strong> los topos se<br />

hallaban <strong>de</strong>bilitados por sus precarias vidas, era evi<strong>de</strong>nte que conocían mucho mejor las<br />

tácticas <strong>de</strong> la reyerta callejera que sus adversarios. Varias cámaras <strong>de</strong> televisión habían<br />

quedado <strong>de</strong>strozadas en el tumulto, y las restantes unida<strong>de</strong>s móviles, sus focos brillando<br />

en la oscuridad, se habían agrupado en una <strong>de</strong>fensiva falange. Otros, subidos a los tejados<br />

<strong>de</strong> los edificios próximos y provistos <strong>de</strong> teleobjetivos, envolvían a los alborotadores en un<br />

misterioso resplandor blanco.<br />

Una mancha azul en la multitud llamó su atención. Un apretado grupo <strong>de</strong> policías,<br />

con las porras en alto, se abría camino entre la muchedumbre. En el centro <strong>de</strong>l grupo vio a<br />

un civil asustado con un poblado bigote y a un tipo gordo y sudoroso que reconoció en el<br />

acto. Era el capitán Waxie.<br />

Intrigado, Smithback observó <strong>de</strong>sfilar al grupo entre los alborotadores. Allí había<br />

algo extraño. Al cabo <strong>de</strong> un momento cayó en la cuenta: los policías no hacían nada para<br />

<strong>de</strong>tener la lucha o controlar a la multitud. Por lo visto, se limitaban a proteger a los dos<br />

hombres situados en el centro <strong>de</strong>l grupo, Waxie y el otro tipo. Por fin llegaron a la acera y<br />

corrieron hacia una <strong>de</strong> las entradas <strong>de</strong>l parque. Obviamente habían acudido allí con<br />

alguna misión; se dirigían apresuradamente a algún sitio en particular.<br />

«Pero ¿qué misión pue<strong>de</strong> ser más importante que dispersar un tumulto?», pensó<br />

Smithback.<br />

Permaneció tenso e inmóvil por unos instantes sobre los hombros <strong>de</strong> Shakespeare,<br />

198

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!