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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

—Sí, señor, enseguida —balbuceó el vigilante, y se apresuró a abrir las dos<br />

cerraduras <strong>de</strong> la puerta situada <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él y franquearles el paso.<br />

Margo entró en una gran sala. Hileras e hileras <strong>de</strong> armarios <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra ascendían<br />

or<strong>de</strong>nadamente hasta el techo.<br />

—¿Qué es todo esto? —preguntó Margo, siguiendo a Pen<strong>de</strong>rgast por el pasillo más<br />

cercano.<br />

—Suministros <strong>de</strong> emergencia —respondió Pen<strong>de</strong>rgast—. Víveres, medicamentos,<br />

agua embotellada, complementos alimenticios, mantas y colchones, piezas <strong>de</strong> repuesto<br />

para los sistemas básicos, combustible.<br />

—Tienen aquí mierda suficiente para resistir un sitio —masculló D'Agosta.<br />

—Ésa es precisamente la i<strong>de</strong>a, teniente —dijo Pen<strong>de</strong>rgast, <strong>de</strong>teniéndose ante una<br />

pequeña puerta metálica en la pared <strong>de</strong>l fondo. Introdujo un código numérico y abrió.<br />

La puerta daba a un estrecho corredor. Armarios <strong>de</strong> acero inoxidable cubrían las<br />

pare<strong>de</strong>s, cada uno con su correspondiente etiqueta <strong>de</strong> plástico. Al entrar, Margo echó un<br />

vistazo a las etiquetas cercanas: M-16/XM-148, CAR-15/SM177E2, KEVLAR S-M, KEVLAR L-XXL.<br />

—El poli y sus juguetes —comentó Mephisto.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast avanzó rápidamente por el pasillo hasta uno <strong>de</strong> los armarios, lo abrió y<br />

sacó tres mascarillas <strong>de</strong> plástico transparente, unidas a pequeños botes <strong>de</strong> oxígeno. Se<br />

guardó una y entregó las otras a D'Agosta y Mephisto.<br />

—Por si al bajar le viene en gana gasear a más gente en los túneles, ¿no? —dijo<br />

Mephisto, cogiendo torpemente la mascarilla con las manos esposadas.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast se volvió hacia él.<br />

—Sé que consi<strong>de</strong>ra que los suyos han sido maltratados por la policía —respondió<br />

con calma—. Casualmente, coincido con usted. Le prometo que yo no he tenido nada que<br />

ver con eso.<br />

—Jano el <strong>de</strong> las dos caras habla <strong>de</strong> nuevo. El alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Tumba <strong>de</strong> Grant, claro.<br />

Tendría que haber imaginado que era todo una patraña.<br />

—Su propia paranoia y aislamiento me obligó a recurrir a esa estratagema —dijo<br />

Pen<strong>de</strong>rgast, abriendo un armario tras otro. Extrajo un flash utilizable a modo <strong>de</strong> visera,<br />

varios pares <strong>de</strong> gafas con largos tubos oculares que <strong>de</strong>bían <strong>de</strong> ser, supuso Margo,<br />

dispositivos <strong>de</strong> visión nocturna, y unos botes alargados <strong>de</strong> color amarillo que no<br />

reconoció—. Nunca lo he consi<strong>de</strong>rado un enemigo.<br />

—Entonces quíteme las esposas.<br />

—No lo haga —advirtió D'Agosta.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast, que en ese momento sacaba varios machetes militares <strong>de</strong> un armario, se<br />

quedó inmóvil. Finalmente metió los <strong>de</strong>dos en el bolsillo <strong>de</strong>lantero <strong>de</strong> su chaqueta negra,<br />

se acercó a Mephisto y abrió las esposas con un rápido giro <strong>de</strong> muñeca. Mephisto las lanzó<br />

con <strong>de</strong>sprecio al otro extremo <strong>de</strong>l pasillo.<br />

—¿Es que piensa hacer tallas allá abajo? —preguntó—. Esas navajas <strong>de</strong> bolsillo que<br />

ha cogido no le servirán <strong>de</strong> gran cosa contra los rugosos. Como mucho les hará cosquillas.<br />

—Confío en que no nos crucemos con ninguno <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> los túneles Astor<br />

—repuso Pen<strong>de</strong>rgast con la cabeza metida en un armario mientras se colocaba dos pistolas<br />

bajo la cintura <strong>de</strong>l pantalón—. Pero ya he aprendido las ventajas <strong>de</strong> ir bien preparado.<br />

—Muy bien, señor agente <strong>de</strong>l FBI, disfrutaremos <strong>de</strong> la cacería <strong>de</strong> patos. Luego<br />

po<strong>de</strong>mos pasar a tomar un té con pastas por la Ruta 666, charlar un rato y quizá incluso<br />

disecar sus trofeos.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast se apartó <strong>de</strong>l armario y se aproximó lentamente a Mephisto.<br />

—¿Qué puedo hacer exactamente para convencerlo <strong>de</strong> la gravedad <strong>de</strong> esta situación?<br />

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