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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

—Una cabaña, construida con cráneos —susurró Margo—. Eso lo he leído en algún<br />

sitio. Creo recordar que se mencionaba algo así en el diario <strong>de</strong> Whittlesey.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast la miró pensativamente.<br />

—¿En serio? Interesante.<br />

—Consultaremos el archivo. Po<strong>de</strong>mos usar el terminal <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>spacho.<br />

Los rayos <strong>de</strong>l sol vespertino penetraban por la única ventana <strong>de</strong>l pequeño <strong>de</strong>spacho<br />

<strong>de</strong> Margo, extendiendo un manto dorado sobre los papeles y los libros. Observada por<br />

Pen<strong>de</strong>rgast y D'Agosta, se sentó ante su escritorio, se acercó el teclado y empezó a escribir.<br />

—El año pasado el museo consiguió una subvención para escanear todos los<br />

cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> notas <strong>de</strong> las expediciones y documentos similares e introducirlos en una<br />

base <strong>de</strong> datos —explicó—. Con un poco <strong>de</strong> suerte, encontraremos ahí el diario.<br />

Inició una búsqueda simultánea <strong>de</strong> tres palabras: «Whittlesey», «cabaña» y<br />

«cráneos». En la pantalla apareció un único documento. Margo lo solicitó al instante e hizo<br />

avanzar el texto hasta la penúltima entrada. Mientras leía las frases, fríamente<br />

impersonales en el monitor, los recuerdos <strong>de</strong> dieciocho meses atrás acudieron<br />

inevitablemente a su memoria: ella sentada en un oscuro <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong>l museo con Bill<br />

Smithback, mirando por encima <strong>de</strong>l hombro <strong>de</strong>l periodista en tanto él hojeaba con avi<strong>de</strong>z<br />

el enmohecido cua<strong>de</strong>rno.<br />

… Crocker, Carlos y yo seguimos a<strong>de</strong>lante. Casi <strong>de</strong> inmediato nos <strong>de</strong>tuvimos para<br />

reor<strong>de</strong>nar el contenido <strong>de</strong> la caja. Un recipiente <strong>de</strong> muestras se había roto en el interior.<br />

Mientras me ocupaba <strong>de</strong> esa tarea, Crocker se <strong>de</strong>svió <strong>de</strong>l camino y llegó a un pequeño claro<br />

don<strong>de</strong> había una cabaña medio <strong>de</strong>rruida. Había sido construida completamente con cráneos<br />

humanos, sujetos mediante huesos humanos clavados al suelo como en un jacal. En su parte<br />

superior, los cráneos presentaban orificios <strong>de</strong>ntados. Una mesa <strong>de</strong> ofrendas, hecha <strong>de</strong> huesos<br />

atados con tendones, ocupaba el centro <strong>de</strong> la cabaña. Sobre la mesa encontramos una estatuilla<br />

y extrañas tallas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra.<br />

Pero me estoy anticipando a los hechos. Llevamos hasta allí el equipo para investigar,<br />

volvimos a abrir la caja, sacamos la bolsa <strong>de</strong> herramientas, pero antes <strong>de</strong> que empezásemos a<br />

investigar una anciana nativa salió <strong>de</strong> pronto <strong>de</strong> la maleza tambaleándose —enferma o ebria, es<br />

imposible saberlo— y señaló la caja, gimiendo…<br />

—Con esto basta —dijo Margo con involuntaria brusquedad, y salió <strong>de</strong>l documento.<br />

Lo último que necesitaba en aquellos momentos era otro recordatorio <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong><br />

aquella siniestra caja.<br />

—Muy curioso —comentó Pen<strong>de</strong>rgast—. Quizá <strong>de</strong>beríamos resumir lo que sabemos<br />

hasta ahora. Kawakita refinó la droga conocida como «esmalte», la probó con otras<br />

personas y luego consumió él mismo una versión mejorada. Los <strong>de</strong>safortunados<br />

consumidores, <strong>de</strong>formados por la droga y cada vez más sensibles a la luz, bajaron a los<br />

subterráneos. Ya en estado salvaje, empezaron a alimentarse <strong>de</strong> la gente sin hogar que vive<br />

bajo tierra. Ahora, muerto Kawakita y cortado el suministro <strong>de</strong> esmalte, se han<br />

intensificado sus cacerías.<br />

—Y conocemos el motivo por el que Kawakita tomó la droga —añadió Margo—. Al<br />

parecer, la droga posee propieda<strong>de</strong>s rejuvenecedoras, incluso alarga la vida. Esas criaturas<br />

recibieron una versión inicial <strong>de</strong> la droga. Y por lo visto Kawakita siguió perfeccionándola<br />

aun <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> empezar a consumirla. Los especímenes <strong>de</strong> mi laboratorio no presentan<br />

anormalida<strong>de</strong>s físicas. Pero la droga tiene efectos negativos hasta en su versión final, y<br />

prueba <strong>de</strong> ello es la conducta agresiva que ha provocado en los ratones e incluso los<br />

protozoos.<br />

—Pero quedan aún tres dudas —dijo <strong>de</strong> pronto D'Agosta.<br />

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