09.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

hacia él con ruidosos pasos.<br />

—Disculpe —dijo con su educado pero apremiante acento sureño.<br />

Willson apartó la vista <strong>de</strong>l monitor y lo miró.<br />

—¿Sí?<br />

—Siento importunarlo <strong>de</strong> nuevo, pero tengo entendido que los planos <strong>de</strong>l proyecto<br />

<strong>de</strong> Vaux y Olmstead para el Central Park planteaban la necesidad <strong>de</strong> construir canales<br />

para drenar los pantanos. Querría saber si puedo consultar esos planos.<br />

Willson apretó los labios.<br />

—Esos planos fueron rechazados por la Comisión <strong>de</strong> Parques —respondió—. Se<br />

perdieron. Una tragedia.<br />

Se volvió hacia la pantalla, esperando que aquel individuo captase la indirecta. La<br />

verda<strong>de</strong>ra tragedia sería que no pudiese reanudar <strong>de</strong> una vez su monografía.<br />

—Entiendo —dijo el visitante, sin captar la indirecta en absoluto—. Dígame, pues,<br />

cómo se drenaron los pantanos.<br />

Willson, exasperado, se reclinó contra el respaldo <strong>de</strong> la silla.<br />

—Pensaba que lo sabía todo el mundo. Se usó el acueducto <strong>de</strong> la calle Ochenta y seis.<br />

—¿Y existen planos <strong>de</strong> la obra?<br />

—Sí —contestó Willson.<br />

—¿Podría verlos?<br />

Lanzando un suspiro, Willson se levantó y cruzó una vez más la maciza puerta que<br />

conducía a las librerías. La sala estaba tan <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada como <strong>de</strong> costumbre. Por alguna<br />

razón era a la vez enorme y claustrofóbica, con estanterías que se alzaban en la oscuridad a<br />

una altura <strong>de</strong> dos pisos, llenas <strong>de</strong> planos enrollados y cianotipos enmohecidos. Willson<br />

casi notaba posarse el polvo en su calva mientras inspeccionaba las arcanas listas <strong>de</strong><br />

signaturas. Empezó a picarle la nariz. Localizó el estante, extrajo los antiguos planos y los<br />

llevó a la pequeña sala <strong>de</strong> lectura. «¿Por qué la gente pedirá siempre los planos más<br />

pesados?», se preguntó.<br />

—Aquí los tiene —dijo Willson, <strong>de</strong>jándolos sobre el mostrador <strong>de</strong> caoba.<br />

Observó al hombre mientras se los llevaba a su pupitre y comenzaba a consultarlos,<br />

tomando notas y dibujando en una pequeña libreta encua<strong>de</strong>rnada en piel. «Tiene dinero<br />

—pensó Willson con acritud—. Ningún profesor podría permitirse un traje como ése.»<br />

La sala quedó sumida en un celestial silencio. Por fin podía reanudar su trabajo.<br />

Llevó a su mesa unas cuantas fotografías amarillentas y empezó a introducir<br />

modificaciones en el capítulo sobre la imaginería <strong>de</strong> los distintos clanes.<br />

Al cabo <strong>de</strong> unos minutos advirtió que el visitante se hallaba <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él.<br />

Willson alzó la vista en silencio.<br />

El hombre señaló con el mentón una <strong>de</strong> las fotografías <strong>de</strong> Willson. Mostraba una<br />

representación abstracta <strong>de</strong> animal tallada en piedra, con una punta <strong>de</strong> sílex sujeta al lomo<br />

mediante un trozo <strong>de</strong> tendón.<br />

—En mi opinión —dijo el hombre—, ese fetiche en particular, que según veo ha<br />

<strong>de</strong>scrito como puma, es en realidad un oso pardo.<br />

Willson observó su cara pálida y sonriente, preguntándose si hablaba en broma.<br />

—Cushing, que encontró este fetiche en 1883, lo atribuyó específicamente al clan <strong>de</strong>l<br />

puma —repuso—. Pue<strong>de</strong> consultarlo usted mismo. —«En estos tiempos cualquiera es un<br />

entendido», pensó.<br />

—El fetiche <strong>de</strong>l oso —continuó el hombre, impertérrito— siempre lleva una punta <strong>de</strong><br />

lanza sujeta a la espalda, como éste. El fetiche <strong>de</strong>l puma lleva una punta <strong>de</strong> flecha.<br />

—¿Y cuál es la diferencia, si pue<strong>de</strong> saberse? —preguntó Willson, irguiéndose en la<br />

104

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!