Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
habló en voz baja con un vigilante, le mostró su i<strong>de</strong>ntificación y le formuló unas cuantas<br />
preguntas. Luego, haciendo una seña a Hayward para que lo siguiese, se dirigió hacia una<br />
puerta situada bajo la monumental escalera doble.<br />
—Sargento Hayward, usted conoce los subterráneos <strong>de</strong> Manhattan mejor que<br />
cualquiera <strong>de</strong> nosotros —dijo Pen<strong>de</strong>rgast cuando entraron en un pequeño ascensor<br />
revestido <strong>de</strong> piel—. Me ha dado ya inestimables consejos. ¿Tiene alguna última<br />
recomendación?<br />
El ascensor comenzó a <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r.<br />
—Sí —contestó Hayward—. No vaya.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast sonrió.<br />
—Lamentablemente eso no es una opción. Únicamente un reconocimiento directo<br />
<strong>de</strong>mostrará si los túneles Astor son o no el origen <strong>de</strong> los asesinatos.<br />
—Entonces déjeme que lo acompañe —propuso al instante Hayward.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast negó con la cabeza.<br />
—Ojalá pudiese, sinceramente. Pero pretendo actuar con el mayor sigilo. Dos<br />
personas implicarían un nivel <strong>de</strong> ruido inaceptable.<br />
El ascensor se <strong>de</strong>tuvo en la planta más baja, la 3-B, y salieron a un pasillo oscuro.<br />
—Entonces vaya con pies <strong>de</strong> plomo —sugirió Hayward—. La mayoría <strong>de</strong> los topos<br />
bajan a los subterráneos para eludir enfrentamientos, no para iniciarlos. Pero hay también<br />
muchos <strong>de</strong>predadores. Las drogas y el alcohol complican aún más las cosas. Recuer<strong>de</strong> que<br />
ven mejor, oyen mejor y conocen los túneles. Se mire por don<strong>de</strong> se mire, está usted en<br />
<strong>de</strong>sventaja.<br />
—Cierto —convino Pen<strong>de</strong>rgast—. Por esa misma razón haré todo lo posible para<br />
equilibrar la balanza.<br />
Se <strong>de</strong>tuvo frente a una vieja puerta, abrió con una llave y <strong>de</strong>jó pasar a Hayward. La<br />
sargento vio que era una sala con estanterías metálicas hasta el techo, abarrotadas <strong>de</strong> libros<br />
antiguos. Los pasillos entre las estanterías tenían apenas cincuenta centímetros <strong>de</strong><br />
anchura. El olor a polvo y moho era insufrible.<br />
—Por cierto, ¿qué hacemos aquí? —preguntó Hayward, siguiendo a Pen<strong>de</strong>rgast entre<br />
las estanterías.<br />
—De todos los edificios que he examinado, éste era el que tenía los planos más claros<br />
y el mejor acceso a los túneles Astor —explicó Pen<strong>de</strong>rgast—. Me queda aún un largo<br />
<strong>de</strong>scenso por <strong>de</strong>lante, y me apartaré un poco <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>stino final; pero he consi<strong>de</strong>rado<br />
pru<strong>de</strong>nte reducir los riesgos al mínimo. —Se <strong>de</strong>tuvo y echó un vistazo alre<strong>de</strong>dor.<br />
Finalmente, señalando con el mentón uno <strong>de</strong> los estrechos pasillos, dijo—: Ah, <strong>de</strong>be <strong>de</strong> ser<br />
por aquí.<br />
Abrió con llave otra puerta mucho más pequeña que la anterior y guió a Hayward<br />
escalera abajo hasta una reducida habitación con el suelo sin pavimentar.<br />
—Justo <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> nosotros hay un conducto <strong>de</strong> acceso —continuó Pen<strong>de</strong>rgast—. Se<br />
construyó en 1925 como parte <strong>de</strong> un sistema neumático para entregar libros a la biblioteca<br />
<strong>de</strong> Mid-Manhattan. El proyecto se suspendió durante la Depresión y ya no se reanudó. Así<br />
y todo, <strong>de</strong>bería permitirme acce<strong>de</strong>r a uno <strong>de</strong> los principales túneles <strong>de</strong> alimentación.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast <strong>de</strong>jó la bolsa e inspeccionó el suelo con una linterna. A continuación<br />
quitó el polvo <strong>de</strong> una vieja trampilla y la levantó con la ayuda <strong>de</strong> Hayward. Debajo<br />
apareció un angosto y oscuro conducto revestido <strong>de</strong> baldosas. Lo iluminó con la linterna<br />
para echar una ojeada y al cabo <strong>de</strong> un momento, al parecer satisfecho, se irguió y empezó<br />
a <strong>de</strong>sabrocharse la larga gabardina.<br />
Hayward, sorprendida, lo miró con los ojos entornados. Bajo la gabardina, el agente<br />
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