Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
Durante un largo momento la mujer no se movió. Por fin su mirada se posó en la<br />
fotografía. D'Agosta se sintió algo más relajado.<br />
—Ésta es Pamela Wisher a la edad <strong>de</strong> dos años.<br />
La señora Muñoz cogió la fotografía.<br />
—Un ángel —susurró.<br />
—La mataron los mismos que han atacado el tren en que usted viajaba. —D'Agosta<br />
hablaba con <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za pero apresuradamente—. Por favor, señora Muñoz, ayú<strong>de</strong>me a<br />
encontrar a esos asesinos brutales. No quiero que maten a nadie más.<br />
Una lágrima cayó por la mejilla <strong>de</strong> la señora Muñoz. Sus labios temblaron.<br />
—Ojos… —dijo la mujer en español.<br />
—¿Cómo dice? —preguntó D'Agosta.<br />
—Ojos… —tradujo la señora Muñoz. Por unos instantes sus labios se movieron sin<br />
articular palabra. Por fin, añadió—: Vinieron sin hacer ruido… ojos <strong>de</strong> lagarto, ojos <strong>de</strong><br />
diablo. —Sollozó.<br />
D'Agosta abrió la boca dispuesto a hablar, pero la mirada <strong>de</strong> Wasserman lo disuadió.<br />
—Ojos… caras <strong>de</strong> diablo… —continuó la señora Muñoz. En español, añadió—:<br />
Cuchillos <strong>de</strong> pe<strong>de</strong>rnal…<br />
—¿Cómo?<br />
—Viejos, caras <strong>de</strong> viejo…<br />
Se tapó el rostro con las manos y rompió a llorar.<br />
Wasserman se puso en pie.<br />
—Ya basta—or<strong>de</strong>nó a D'Agosta, gesticulando—. Fuera.<br />
—Pero ¿qué ha…?<br />
—Salga inmediatamente —apremió el médico.<br />
En el pasillo, D'Agosta sacó el bloc y se apresuró a anotar las palabras en español lo<br />
mejor que pudo.<br />
—¿Qué es eso? —preguntó Hayward, mirando con curiosidad por encima <strong>de</strong>l brazo<br />
<strong>de</strong> D'Agosta.<br />
—Unas palabras en español.<br />
Hayward arrugó la frente.<br />
—Eso no se parece en nada al español que yo conozco.<br />
D'Agosta le lanzó una mirada severa.<br />
—¿No irá a <strong>de</strong>cirme que a<strong>de</strong>más habla español?<br />
Hayward enarcó una ceja.<br />
—En las operaciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>salojo, no siempre pue<strong>de</strong> una enten<strong>de</strong>rse en inglés con los<br />
mendigos. ¿Y a qué viene ahora ese tono?<br />
D'Agosta le colocó el bloc en la palma <strong>de</strong> la mano.<br />
—Limítese a <strong>de</strong>scubrir qué dice aquí.<br />
Hayward examinó con atención el breve texto, moviendo simultáneamente los labios.<br />
Al cabo <strong>de</strong> un momento se acercó al cubículo <strong>de</strong> la enfermera y <strong>de</strong>scolgó un teléfono.<br />
Wasserman salió <strong>de</strong> la habitación y cerró con cuidado la puerta.<br />
—Teniente —dijo a continuación—, ha sido un método… en fin, poco ortodoxo por<br />
no <strong>de</strong>cir otra cosa. Pero pue<strong>de</strong> que acabe siendo beneficioso para ella. Gracias.<br />
—No me lo agra<strong>de</strong>zca —contestó D'Agosta—. Me basta con que consiga que se<br />
recupere. Aún tengo que hacerle muchas preguntas.<br />
Hayward colgó el teléfono y se dirigió hacia ellos.<br />
—Esto es lo que Jorge y yo hemos podido <strong>de</strong>ducir —anunció, <strong>de</strong>volviéndole el bloc.<br />
D'Agosta leyó la anotación y frunció el entrecejo.<br />
150