Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
De pronto Margo se <strong>de</strong>spertó con una sacudida y miró alre<strong>de</strong>dor parpa<strong>de</strong>ando.<br />
Intentó incorporarse, pero lanzó un gemido y se llevó la mano a la cabeza.<br />
—¡Margo! —dijo D'Agosta—. Soy el teniente D'Agosta.<br />
—No se mueva —aconsejó el médico, palpándole con suavidad el cuello.<br />
Desoyendo su recomendación, Margo consiguió sentarse con consi<strong>de</strong>rable esfuerzo.<br />
—¿Por qué han tardado tanto? —preguntó, y <strong>de</strong> repente la sacudió una tos ronca.<br />
—¿Tiene algo roto? —preguntó el médico.<br />
—Todo —respondió Margo con una mueca <strong>de</strong> dolor—. En realidad, la pierna<br />
izquierda, creo.<br />
El médico se concentró en su pierna, cortando la pata <strong>de</strong> los vaqueros embarrados<br />
con mano diestra. Luego examinó por encima el resto <strong>de</strong> su cuerpo y dijo algo a D'Agosta.<br />
—¡Está bien! —gritó D'Agosta—. Pida al helicóptero <strong>de</strong> los servicios médicos que se<br />
reúna con nosotros en el muelle.<br />
—¿Y bien? —preguntó Margo—. ¿Dón<strong>de</strong> estaban?<br />
—Nos ha <strong>de</strong>sorientado una pista falsa —contestó Pen<strong>de</strong>rgast, ya a su lado—. Una <strong>de</strong><br />
sus aletas ha aparecido en un <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> sedimentación <strong>de</strong> la <strong>de</strong>puradora, en bastante<br />
mal estado. Nos temíamos… —Hizo una pausa—. En fin, hemos tardado un rato en<br />
<strong>de</strong>cidirnos a comprobar todas las salidas secundarias <strong>de</strong>l colector lateral <strong>de</strong>l West Si<strong>de</strong>.<br />
—¿Tiene algo roto? —preguntó Smithback.<br />
—Quizá algún hueso pequeño <strong>de</strong>l tobillo —respondió el médico—. Bajemos la<br />
camilla.<br />
Margo irguió el tronco.<br />
—Creo que puedo prescindir…<br />
—Obe<strong>de</strong>zca al médico —dijo D'Agosta, frunciendo el ceño paternalmente.<br />
Cuando la lancha, por su propio impulso, se arrimó al húmedo muro <strong>de</strong> ladrillo,<br />
Smithback y el piloto bajaron la camilla. A continuación Smithback saltó al saliente y<br />
ayudó a Margo a colocarse en la estrecha lona. Tuvieron que subirla a bordo entre tres.<br />
D'Agosta brincó a la cubierta <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> Smithback y el médico e hizo una seña al piloto.<br />
—Sáquenos <strong>de</strong> aquí cuanto antes.<br />
Los motores diesel retumbaron, y el guardacostas se apartó <strong>de</strong>l muro y surcó las<br />
aguas <strong>de</strong>l canal. Margo se tendió con cuidado, apoyando la cabeza en un flotador.<br />
Smithback le limpió la cara y las manos con una toalla húmeda.<br />
—¡Qué gusto! —susurró ella.<br />
—En diez minutos estaremos en tierra firme —anunció Pen<strong>de</strong>rgast, sentándose junto<br />
a Margo—. Y en otros diez la tendremos en una cama <strong>de</strong> hospital.<br />
Margo abrió la boca para protestar, pero Pen<strong>de</strong>rgast la obligó a callar con la mirada.<br />
—Nuestro amigo el agente Snow nos ha puesto al corriente sobre algunos <strong>de</strong> los<br />
organismos que se <strong>de</strong>sarrollan en el río Humboldt —dijo Pen<strong>de</strong>rgast—. Y créame, no le<br />
vendrá mal un reconocimiento a fondo.<br />
—¿Qué ha pasado? —preguntó Margo. Cerró los ojos y se <strong>de</strong>jó arrullar por la<br />
vibración <strong>de</strong> los motores.<br />
—Eso <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> —contestó Pen<strong>de</strong>rgast—. ¿Usted qué recuerda?<br />
—Recuerdo que nos hemos separado —dijo Margo—. La explosión…<br />
—La explosión la ha arrastrado a un túnel <strong>de</strong> <strong>de</strong>sagüe —explicó Pen<strong>de</strong>rgast—. Con<br />
la ayuda <strong>de</strong> Snow, nosotros hemos subido por el purgador y salido finalmente al Hudson.<br />
Supongo que usted ha ido a parar al colector que <strong>de</strong>sagua en el río Humboldt.<br />
—Por lo visto, ha seguido el mismo camino por el que las lluvias arrastraron a<br />
aquellos dos cadáveres —añadió D'Agosta.<br />
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