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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

con actitud diligente—. Pasemos al siguiente punto: la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong>l cadáver<br />

<strong>de</strong>sconocido. En ese frente, tengo buenas noticias. Me temo que será una sorpresa para mis<br />

colegas —señaló a Frock y Margo con el mentón—, porque yo mismo acabo <strong>de</strong> enterarme.<br />

Frock irguió la espalda con una expresión inescrutable en el rostro.<br />

Margo miró alternativamente a los dos científicos. ¿Era posible que Brambell les<br />

hubiese ocultado algo con la intención <strong>de</strong> llevarse todos los laureles?<br />

—Por favor, fíjense en la siguiente diapositiva. —La pantalla mostró otra imagen, la<br />

radiografía en que Margo había observado los cuatro triángulos blancos—. Aquí vemos<br />

cuatro pequeños triángulos incrustados en las vértebras lumbares <strong>de</strong>l esqueleto<br />

<strong>de</strong>sconocido. Al principio, cuando la doctora Green los <strong>de</strong>scubrió, nos quedamos todos<br />

perplejos. Pero anoche, en una repentina inspiración, concebí su posible origen. He pasado<br />

la mayor parte <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> hoy en contacto con varios cirujanos ortopédicos. Si estoy en lo<br />

cierto, conoceremos la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l individuo asesinado a finales <strong>de</strong> esta semana, quizá<br />

antes. —Sonrió y paseó una mirada triunfal por la sala, <strong>de</strong>teniéndose por un instante en<br />

Frock con manifiesta insolencia.<br />

—Así pues, cree usted que esos triángulos son… —empezó a <strong>de</strong>cir Pen<strong>de</strong>rgast.<br />

—Por el momento —lo interrumpió Brambell con tono tajante— no puedo añadir<br />

nada más al respecto.<br />

Alzó el mando a distancia, y apareció otra diapositiva en la pantalla, ésta <strong>de</strong> una<br />

cabeza en avanzado estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>scomposición, sin ojos ni labios, los dientes expuestos en<br />

una macabra mueca. Margo sintió la misma repugnancia que había sentido cuando la<br />

cabeza llegó al laboratorio.<br />

—Como ya saben —prosiguió Brambell—, ayer nos enviaron también esta cabeza<br />

para su análisis. La encontró el teniente D'Agosta mientras investigaba unos asesinatos<br />

cometidos recientemente entre la población sin hogar. Si bien no dispondremos <strong>de</strong> un<br />

informe completo hasta <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> unos días, nos consta que pertenece a un indigente que<br />

murió hace aproximadamente dos meses. Se advierten numerosas marcas, algunas <strong>de</strong><br />

dientes y otras producidas por un arma toscamente acabada, también en este caso<br />

presentes sobre todo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las vértebras cervicales unidas aún al cráneo. Nos<br />

proponemos exhumar el cadáver para realizar una investigación a fondo.<br />

«¡Oh, no!», pensó Margo.<br />

Brambell pasó varias diapositivas más.<br />

—Del estudio <strong>de</strong> las heridas <strong>de</strong>l cuello se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> una vez más que la fuerza<br />

ejercida se correspon<strong>de</strong> con la <strong>de</strong> un agresor humano, y no la <strong>de</strong> un nuevo Mbwun.<br />

La pantalla quedó en blanco, y Brambell <strong>de</strong>jó el puntero en una mesa cercana.<br />

Cuando se encendieron las luces, D'Agosta se puso en pie.<br />

—Es un alivio mayor <strong>de</strong> lo que se imaginan —dijo—. Pero <strong>de</strong>jemos las cosas claras.<br />

¿Asegura que esas marcas <strong>de</strong> dientes son <strong>de</strong> una persona?<br />

Brambell asintió con la cabeza.<br />

—¿No <strong>de</strong> un perro u otro animal que pueda vivir en las cloacas?<br />

—Dado el carácter y el estado <strong>de</strong> las marcas, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scartarse por completo a un<br />

perro. Pero personalmente opino que existen mayores probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> que pertenezcan<br />

a uno o varios humanos. Si dispusiésemos aunque sólo fuese <strong>de</strong> una marca nítida <strong>de</strong> toda<br />

o buena parte <strong>de</strong> la <strong>de</strong>ntadura, pero <strong>de</strong>sgraciadamente… —Extendió las manos—. Y si se<br />

<strong>de</strong>muestra que algunas <strong>de</strong> esas incisiones son fruto <strong>de</strong> un arma, por tosca que sea,<br />

obviamente no podrían haber sido producidas por un perro.<br />

—¿Y usted qué piensa, doctor Frock? —preguntó D'Agosta.<br />

—Coincido con el doctor Brambell —contestó Frock lacónicamente, revolviéndose en<br />

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