Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
—Sospecho que hay una parte <strong>de</strong> la historia que ha omitido, doctor —dijo <strong>de</strong> pronto<br />
Margo con el tono más ecuánime posible.<br />
Frock se acercó a ella con expresión interrogativa. A Margo le resultaba difícil pensar<br />
con claridad viéndolo caminar tan ágilmente. Inhaló una bocanada <strong>de</strong> aquel aire nocivo.<br />
—Creo que fue usted quien mató a Kawakita —afirmó—. Lo mató y <strong>de</strong>jó su cuerpo<br />
aquí para que pareciese una víctima más.<br />
—¡No me diga! —replicó Frock—. ¿Y eso por qué, si pue<strong>de</strong> saberse?<br />
—Por dos razones —continuó Margo, levantando la voz—. Encontré el diario <strong>de</strong><br />
Kawakita entre los escombros <strong>de</strong>l laboratorio. Es obvio que empezaba a albergar serias<br />
dudas sobre su proyecto. Mencionaba el thyoxin. Imagino que había <strong>de</strong>scubierto el efecto<br />
que ejercería la salinidad en el retrovirus, y que planeaba <strong>de</strong>struir las plantas antes <strong>de</strong> que<br />
usted las vertiese en el Hudson. Pue<strong>de</strong> que la droga hubiese <strong>de</strong>formado su mente y su<br />
cuerpo, pero <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> conservar aún un poco <strong>de</strong> conciencia.<br />
—Querida, no lo entien<strong>de</strong> —repuso Frock—. Es incapaz <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo.<br />
—Y lo mató porque sabía que los efectos <strong>de</strong> la droga eran irreversibles. ¿No es así?<br />
Yo misma lo comprobé con mis experimentos. No pue<strong>de</strong> usted curar a esta gente, y lo<br />
sabe. Pero ¿lo saben ellos?<br />
El canto pareció <strong>de</strong>caer ligeramente entre los rugosos que se hallaban más cerca, y<br />
Frock lanzó una rápida mirada a ambos lados.<br />
—Eso son acusaciones <strong>de</strong> una mujer <strong>de</strong>sesperada. Me parece impropio <strong>de</strong> usted,<br />
querida.<br />
«Están escuchando —pensó Margo—. Quizá aún sea posible convencerlos.»<br />
De pronto la voz <strong>de</strong> Pen<strong>de</strong>rgast irrumpió en sus pensamientos.<br />
—¡Claro! Kawakita recurrió a esta ceremonia, la administración <strong>de</strong> la droga, porque<br />
se le antojó la manera más fácil <strong>de</strong> apaciguar a sus pobres víctimas. Pero a él no le<br />
seducían especialmente los adornos ni el ritual. No se los tomaba en serio. Ésa fue su<br />
aportación, doctor Frock. Como antropólogo, la oportunidad <strong>de</strong> crear su propio culto <strong>de</strong>be<br />
<strong>de</strong> haberle proporcionado un gran placer. Esbirros, o quizá acólitos, empuñando cuchillos<br />
primitivos. Una cabaña <strong>de</strong> cráneos. Un relicario para su silla <strong>de</strong> ruedas, símbolo <strong>de</strong> su<br />
transformación.<br />
Frock permaneció inmóvil, sin hablar.<br />
—Ésa es la verda<strong>de</strong>ra razón <strong>de</strong>l reciente incremento <strong>de</strong> asesinatos —prosiguió<br />
Pen<strong>de</strong>rgast—. Ya no es por falta <strong>de</strong> droga, ¿verdad? Ahora tiene el Reservoir lleno. No;<br />
ahora el plan es otro. Un plan obsesivo. Un plan arquitectónico. —Señaló la cabaña con el<br />
mentón—. Necesitaba un templo para su nueva religión, para su <strong>de</strong>ificación personal.<br />
Frock miró a Pen<strong>de</strong>rgast. Le temblaban los labios.<br />
—¿Y por qué no? Cada nueva era necesita una nueva religión.<br />
—Pero sigue siendo en esencia una ceremonia, ¿no? Y todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l control. Si<br />
estas criaturas averiguasen que los efectos <strong>de</strong> la droga son irreversibles, ¿qué po<strong>de</strong>r<br />
tendría usted sobre ellas?<br />
Se oyó un murmullo entre los rugosos más cercanos.<br />
—¡Basta! —gritó Frock, y dio una palmada—. No nos queda mucho tiempo.<br />
¡Preparadlos! —Margo notó que la agarraban por los brazos, la ponían <strong>de</strong> pie y le<br />
apoyaban la punta <strong>de</strong> un cuchillo en la garganta—. Desearía que estuviese aquí para ver el<br />
cambio con sus propios ojos, Margo. Pero muchos habrán <strong>de</strong> caer en la transición. Lo<br />
siento.<br />
Smithback se abalanzó hacia Frock, pero lo contuvieron.<br />
—¡Doctor Frock! —dijo Pen<strong>de</strong>rgast—. Margo fue alumna suya. Recuer<strong>de</strong> cómo<br />
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