Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
Un suspiro al otro lado <strong>de</strong> la línea la arrancó <strong>de</strong> sus recuerdos.<br />
—Una espondilolistesis es una fractura con <strong>de</strong>slizamiento <strong>de</strong> las vértebras lumbares<br />
—explicó Cavalieri—. La corregimos fijando una placa metálica a la espina dorsal<br />
mediante tornillos. Al apretar los tornillos, la presión ejercida sobre la placa <strong>de</strong>vuelve las<br />
vértebras fracturadas a su posición normal.<br />
—No acabo <strong>de</strong> ver la relación con nuestro caso —dijo Margo.<br />
—¿Recuerda los cuatro triángulos blancos visibles en las radiografías que me envió el<br />
doctor Brambell? Eso son las sujeciones para los tornillos <strong>de</strong> la placa. Ese paciente había<br />
sido sometido a una operación <strong>de</strong> espondilolistesis. Es un procedimiento que utilizan muy<br />
pocos cirujanos, y por tanto resulta fácil seguirle el rastro.<br />
—Entiendo.<br />
—Me consta que esas radiografías son <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> mis pacientes por una buena razón<br />
—prosiguió Cavalieri—. No cabe duda <strong>de</strong> que esos tornillos en particular fueron<br />
fabricados por Steel-Med Products, una empresa <strong>de</strong> Mineápolis que quebró en 1989.<br />
Realicé más <strong>de</strong> treinta operaciones con tornillos <strong>de</strong> Steel-Med. Empleaba una técnica<br />
especial que yo mismo había creado, consistente en fijar los tornillos al proceso transverso<br />
<strong>de</strong> la segunda lumbar. Daba un resultado excelente, <strong>de</strong> hecho. Si <strong>de</strong>sea más información,<br />
encontrará un artículo sobre el tema en el número <strong>de</strong> otoño <strong>de</strong> 1987 <strong>de</strong>l Journal of American<br />
Orthopedics. Sujetaba mejor el hueso y requería menos fusión ósea. Sólo aplicábamos esa<br />
técnica yo y otros dos cirujanos <strong>de</strong> este centro que trabajaban bajo mi supervisión.<br />
Naturalmente, empezó a consi<strong>de</strong>rarse obsoleta cuando se <strong>de</strong>sarrolló el procedimiento <strong>de</strong><br />
Steinmann. Así que, en <strong>de</strong>finitiva, prácticamente sólo la empleé yo.<br />
Margo percibía el orgullo en su voz.<br />
—Pero ahí está el misterio —continuó el doctor Cavalieri—: ningún cirujano que yo<br />
conozca retiraría la placa correctora <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong> espondilolistesis. Sencillamente no se<br />
hace. Sin embargo estas radiografías <strong>de</strong>muestran con toda claridad que alguien, sabe Dios<br />
por qué, ha quitado la placa metálica y los tornillos a mi paciente, <strong>de</strong>jando sólo las<br />
sujeciones. Las sujeciones, claro está, no pue<strong>de</strong>n extraerse; van incrustadas en el hueso.<br />
Pero el motivo por el que le fue retirada la placa a este individuo… —Su voz se<br />
<strong>de</strong>svaneció.<br />
Margo tomaba nota apresuradamente.<br />
—Siga.<br />
—Como le he dicho, nada más ver las radiografías supe que era uno <strong>de</strong> mis<br />
pacientes. No obstante, me asombró el estado <strong>de</strong>l esqueleto, ese caos <strong>de</strong> excrecencias óseas.<br />
Me consta que nunca he intervenido a nadie en esas condiciones.<br />
—¿Las excrecencias, por tanto, se produjeron <strong>de</strong>spués?<br />
—Sin duda. De todos modos revisé mi archivo <strong>de</strong> historiales médicos y, basándome<br />
en las radiografías, conseguí i<strong>de</strong>ntificar al paciente. Lo operé la mañana <strong>de</strong>l 2 <strong>de</strong> octubre<br />
<strong>de</strong> 1988.<br />
—¿Y cómo se llamaba? —preguntó Margo con el lápiz a punto. De reojo vio que<br />
Frock había vuelto al laboratorio y se acercaba a ella, escuchando atentamente.<br />
—Tengo el nombre anotado por aquí—dijo el doctor Cavalieri, y Margo oyó <strong>de</strong><br />
nuevo ruido <strong>de</strong> papeles—. Por supuesto, le enviaré por fax todo el material<br />
correspondiente, pero supongo que necesita saber ya… Sí, aquí está. El paciente se llamaba<br />
Gregory S. Kawakita.<br />
Margo sintió que se le helaba la sangre.<br />
—¿Greg Kawakita? —repitió con voz entrecortada.<br />
—Sí, Gregory S. Kawakita. No hay duda. Casualmente también era, según la ficha,<br />
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