Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
cosa. Llevo una farmacia completa —dijo, y señalando los bolsillos uno a uno con el <strong>de</strong>do,<br />
recitó—: crack, metilfenidato, pentobarbital, Seconal, Blue 88s <strong>de</strong>l ejército. Pue<strong>de</strong> que esto<br />
salve nuestras vidas, Vincent. Salvó la mía en mi anterior <strong>de</strong>scenso.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast metió los <strong>de</strong>dos en uno <strong>de</strong> los bolsillos y extrajo una cápsula <strong>de</strong> color<br />
negro.<br />
—Bifetamina —aclaró—, conocida en la hermandad subterránea como «monada<br />
negra».<br />
Contempló la cápsula por unos segundos y luego, con un rápido movimiento, se la<br />
echó a la boca.<br />
—Pero ¿qué…? —empezó a <strong>de</strong>cir D'Agosta, pero Pen<strong>de</strong>rgast alzó la mano para<br />
acallarlo.<br />
—No basta con que interprete el personaje —susurró el agente <strong>de</strong>l FBI—. Tengo que<br />
ser el personaje. Sin duda el tal Mephisto es un individuo <strong>de</strong>sconfiado y paranoico. Intuir<br />
un engaño es posiblemente su mayor habilidad. No lo olvi<strong>de</strong>.<br />
D'Agosta no respondió. Realmente habían penetrado en un mundo ajeno a la<br />
sociedad, a la ley, a todo.<br />
Se a<strong>de</strong>ntraron en el túnel secundario y siguieron los raíles <strong>de</strong> una vía abandonada.<br />
Cada pocos minutos Pen<strong>de</strong>rgast se <strong>de</strong>tenía y consultaba sus notas. Avanzando tras el<br />
agente <strong>de</strong>l FBI en la creciente oscuridad, D'Agosta notó con asombro lo pronto que se<br />
perdía allí abajo la orientación, el sentido <strong>de</strong>l tiempo.<br />
De pronto Pen<strong>de</strong>rgast señaló hacia un resplandor rojizo y trémulo, aparentemente<br />
suspendido en la oscuridad, unos cien metros más a<strong>de</strong>lante.<br />
—Hay gente alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> esa fogata —susurró—. Probablemente son los «vecinos <strong>de</strong><br />
arriba», una pequeña comunidad <strong>de</strong> ocupas instalados en la periferia <strong>de</strong>l territorio <strong>de</strong><br />
Mephisto. —Observó la luz pensativamente. Al cabo <strong>de</strong> un momento se volvió hacia<br />
D'Agosta y preguntó—: ¿Pasamos al salón?<br />
Sin esperar la respuesta, Pen<strong>de</strong>rgast se encaminó hacia el lejano resplandor.<br />
Cuando se acercaban, D'Agosta distinguió una docena <strong>de</strong> siluetas poco más o menos,<br />
tendidas en el suelo o encorvadas sobre cajones <strong>de</strong> leche. Sobre las brasas se alzaba una<br />
borboteante cafetera negra. Pen<strong>de</strong>rgast penetró en el círculo <strong>de</strong> luz y se acuclilló junto a la<br />
fogata. Nadie le prestó atención. Metió la mano bajo una <strong>de</strong> las múltiples capas <strong>de</strong> ropa<br />
que lo envolvían y sacó una botella <strong>de</strong> vino <strong>de</strong> Toka. D'Agosta advirtió que todas las<br />
miradas se clavaban en la botella.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast <strong>de</strong>senroscó el tapón, tomó un largo trago y lanzó un suspiro <strong>de</strong><br />
satisfacción.<br />
—¿Alguien quiere echarse un lingotazo? —preguntó, dirigiendo la etiqueta <strong>de</strong> la<br />
botella hacia la luz para que todos la viesen.<br />
D'Agosta quedó momentáneamente <strong>de</strong>sconcertado; la voz <strong>de</strong>l agente <strong>de</strong>l FBI había<br />
cambiado por completo, adquiriendo un cerrado acento <strong>de</strong>l Brooklyn más barriobajero. La<br />
piel blanca, los ojos claros y el pelo rubio <strong>de</strong> Pen<strong>de</strong>rgast resultaban extraños y<br />
amenazadores en el parpa<strong>de</strong>ante resplandor.<br />
—Yo —contestó una voz.<br />
Un hombre sentado en un cajón <strong>de</strong> leche alargó el brazo, cogió la botella y se la llevó<br />
a los labios. Se oyó un prolongado gorgoteo. Cuando <strong>de</strong>volvió la botella a Pen<strong>de</strong>rgast, se<br />
había evaporado una cuarta parte <strong>de</strong>l contenido. Pen<strong>de</strong>rgast pasó a otro la botella, y ésta<br />
fue <strong>de</strong> mano en mano hasta completarse el círculo y volver vacía a su dueño. Sólo uno <strong>de</strong><br />
ellos lanzó un gruñido <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento.<br />
D'Agosta procuró situarse <strong>de</strong> manera que el humo <strong>de</strong> la fogata lo resguardase <strong>de</strong>l<br />
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