09.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

—preguntó, su rostro a unos centímetros <strong>de</strong>l jefe <strong>de</strong> la comunidad subterránea. Pese a que<br />

hablaba con aparente <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za, su voz sonaba por alguna razón amenazadora.<br />

Mephisto retrocedió un paso.<br />

—Si eso es lo que quiere, tendrá que confiar en mí.<br />

—Si no confiase —replicó Pen<strong>de</strong>rgast—, no le habría quitado las esposas.<br />

—Entonces <strong>de</strong>muéstrelo —dijo Mephisto, recobrando <strong>de</strong> inmediato el aplomo—.<br />

Déme un arma. Por ejemplo, uno <strong>de</strong> esos relucientes rifles Stoner que he visto en aquel<br />

armario. O como mínimo un calibre 12. Si los liquidan a uste<strong>de</strong>s, quiero tener la<br />

oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rme.<br />

—Por Dios, Pen<strong>de</strong>rgast, no sea loco —advirtió D'Agosta—. Este tipo no es <strong>de</strong> fiar.<br />

Ésta es la primera vez que sale a la calle <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que George Bush era presi<strong>de</strong>nte.<br />

—¿Cuánto tardará en guiarnos hasta los túneles Astor? —preguntó Pen<strong>de</strong>rgast.<br />

—Una hora y media, quizá. Eso, si no les importa mojarse los pies en el camino.<br />

Se produjo un silencio.<br />

—Parece que entien<strong>de</strong> <strong>de</strong> armas —comentó Pen<strong>de</strong>rgast—. ¿Tiene experiencia?<br />

—Séptimo <strong>de</strong> Infantería, I-Corps. Herido para mayor gloria <strong>de</strong> Estados Unidos <strong>de</strong> la<br />

jodida América en el Triángulo <strong>de</strong> Hierro.<br />

Con una mezcla <strong>de</strong> repugnancia y fascinación, Margo vio cómo Mephisto se<br />

<strong>de</strong>sabrochaba el mugriento pantalón, se lo bajaba y lucía una fruncida cicatriz que<br />

atravesaba el abdomen y parte <strong>de</strong>l muslo, terminando en un grueso nudo <strong>de</strong> tejido<br />

cicatricial.<br />

—Tuvieron que volver a meterme las tripas antes <strong>de</strong> trasladarme en la camilla —<br />

añadió Mephisto con una sesgada sonrisa.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast guardó silencio durante un largo momento. Por fin se dio media vuelta,<br />

abrió otro armario y extrajo dos armas automáticas. Se colgó una al hombro y lanzó la otra<br />

a D'Agosta. A continuación sacó una caja <strong>de</strong> munición y una escopeta <strong>de</strong> repetición <strong>de</strong><br />

cañón corto. Cerró el armario, se volvió y entregó la escopeta a Mephisto.<br />

—No me falle, soldado —dijo, sujetando aún el cañón con la mano.<br />

Sin hablar, Mephisto le arrancó el arma <strong>de</strong> la mano y accionó el cargador.<br />

Margo empezó a intuir una molesta actitud. Pen<strong>de</strong>rgast había hecho acopio <strong>de</strong><br />

material, y a ella aún no le había correspondido nada.<br />

—Un momento —protestó—. ¿Y yo qué? ¿Dón<strong>de</strong> está mi equipo?<br />

—Lo siento, pero usted no viene —respondió Pen<strong>de</strong>rgast mientras sacaba chalecos<br />

antibalas <strong>de</strong> un armario y comprobaba las tallas.<br />

—¿Y eso quién lo ha dicho? —replicó Margo—. ¿Por qué no voy? ¿Porque soy una<br />

mujer?<br />

—Por favor, doctora Green, usted bien sabe que no ése el problema. Carece <strong>de</strong><br />

experiencia en esta clase <strong>de</strong> acción policial. —Pen<strong>de</strong>rgast abrió otro armario y cogió algo<br />

<strong>de</strong>l interior—. Tenga, Vincent, encárguese usted <strong>de</strong> esto, si no le importa.<br />

—Granadas <strong>de</strong> metralla M-26 —dijo D'Agosta, manipulándolas con sumo cuidado—.<br />

Tienen aquí armamento suficiente para invadir China.<br />

—¿Que carezco <strong>de</strong> experiencia? —repitió Margo sin prestar atención a D'Agosta—.<br />

Fui yo quien le salvó el culo en el museo la otra vez, ¿se acuerda? De no ser por mí, se<br />

habría convertido usted en excrementos <strong>de</strong> Mbwun hace tiempo.<br />

—Soy el primero en admitirlo, doctora Green —respondió Pen<strong>de</strong>rgast mientras se<br />

colocaba una mochila provista <strong>de</strong> una manguera terminada en una extraña boquilla con<br />

capucha.<br />

—No me diga que eso es un lanzallamas —preguntó D'Agosta.<br />

209

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!