Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
<strong>de</strong>sagradable y complejo. Y hace pensar que el doctor Frock, la doctora Green y los otros<br />
que trabajan en el caso <strong>de</strong>berían ser protegidos.<br />
—Esta mañana he ido al <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> Horlocker con eso en mente —dijo D'Agosta,<br />
frunciendo el entrecejo—. Se ha negado a ofrecer protección a Green y Frock. Según él,<br />
Kawakita <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> mantener algún tipo <strong>de</strong> relación con Pamela Wisher, y tuvieron la<br />
<strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> aparecer los dos juntos en el lugar y momento menos oportunos. Otro hecho<br />
fortuito, como el asesinato <strong>de</strong> Brambell. Lo único que le preocupa es que nada <strong>de</strong> esto se<br />
filtre a la prensa, por lo menos hasta que la familia <strong>de</strong> Kawakita sea localizada y puesta<br />
sobre aviso… si es que hay algún pariente a quien localizar. Creo que alguna vez oí <strong>de</strong>cir<br />
que Kawakita era huérfano. Waxie estaba también allí, pavoneándose por el <strong>de</strong>spacho<br />
como un gallo sobrealimentado. Me ha recomendado que me esmere más en mantenerlo<br />
en secreto, para que no ocurra lo mismo que con el asunto <strong>de</strong> Pamela Wisher.<br />
—¿Y?<br />
—Le he sugerido que se la machaque un rato. Con educación, eso sí. Había pensado<br />
que era mejor no alarmar a Frock y Green. Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la reunión he cambiado <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>a y he ido a darles unos consejos. Me han prometido que andarán con cuidado, al<br />
menos hasta que terminen su parte <strong>de</strong>l trabajo.<br />
—¿Han <strong>de</strong>scubierto qué causó las <strong>de</strong>formaciones óseas <strong>de</strong> Kawakita?<br />
—Todavía no —contestó D'Agosta distraídamente.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast se volvió hacia él y preguntó:<br />
—¿Qué le pasa?<br />
D'Agosta vaciló.<br />
—Supongo que estoy un poco preocupado por cómo vaya a tomarse esto la doctora<br />
Green. Al fin y al cabo, fue i<strong>de</strong>a mía meterlos a ella y a Frock en este asunto, y ahora no sé<br />
si hice bien. Frock parece el mismo viejo cascarrabias <strong>de</strong> siempre, pero Margo… —Guardó<br />
silencio por un instante—. Ya sabe cómo reaccionó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los asesinatos <strong>de</strong>l museo:<br />
poniéndose en forma, corriendo a diario, llevando una pistola en el bolso.<br />
—Es una reacción postraumática muy corriente —explicó Pen<strong>de</strong>rgast, asintiendo con<br />
la cabeza—. A menudo la gente que vive situaciones aterradoras busca maneras <strong>de</strong><br />
recobrar el control, <strong>de</strong> atenuar su sensación <strong>de</strong> vulnerabilidad. De hecho, es una respuesta<br />
bastante saludable a las tensiones extremas. —Esbozó una triste sonrisa—. Y conozco<br />
pocas experiencias más tensas que la que ella y yo vivimos en aquel pasillo oscuro <strong>de</strong>l<br />
museo.<br />
—Sí, pero él lo ha exagerado. Y ahora, con toda esta mierda… En fin, quizá me<br />
equivoqué al solicitar su colaboración.<br />
—Tomó usted la <strong>de</strong>cisión correcta. Necesitamos sus conocimientos, y más ahora que<br />
Kawakita ha muerto. Investigará sus últimos meses <strong>de</strong> vida, supongo.<br />
D'Agosta movió la cabeza en un gesto <strong>de</strong> asentimiento.<br />
—Debería pensar en pedirle a la doctora Green que le eche una mano con eso —<br />
sugirió Pen<strong>de</strong>rgast, y reanudó su reconocimiento <strong>de</strong>l oscuro túnel—. En fin, ¿está listo,<br />
Vincent?<br />
—Eso creo. ¿Y si encontramos elementos hostiles?<br />
Una leve sonrisa se dibujó en los labios <strong>de</strong> Pen<strong>de</strong>rgast.<br />
—Ser tratante en el principal comercio local suele apaciguar a los lugareños.<br />
—¿Drogas? —preguntó D'Agosta con incredulidad.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast asintió y se abrió la gabardina. A la luz <strong>de</strong> la linterna, D'Agosta<br />
distinguió varios pequeños bolsillos cosidos al sucio forro.<br />
—Por lo visto, casi todos los que viven aquí son o han sido adictos <strong>de</strong> una u otra<br />
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