09.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

—¡Estupendo! —susurró Mephisto, subiendo a la pasarela—. Quizá se le sequen por<br />

fin los zapatos al alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Tumba <strong>de</strong> Grant.<br />

—Y quizá el rey <strong>de</strong> los vagabundos cierre la boca <strong>de</strong> una vez —replicó D'Agosta con<br />

aspereza.<br />

Mephisto <strong>de</strong>jó escapar un silbido <strong>de</strong> satisfacción.<br />

—El rey <strong>de</strong> los vagabundos. Encantador. Tendría que irme a cazar conejos <strong>de</strong> vía y<br />

<strong>de</strong>jarlos con su exploración espeleológica.<br />

D'Agosta se puso tenso, pero se mordió la lengua. Mephisto los guió por la pasarela<br />

hasta un angosto pasadizo. Margo oyó ruido <strong>de</strong> agua a lo lejos, y pronto el pasadizo<br />

terminó ante una cascada. Una estrecha escalerilla <strong>de</strong> hierro, casi oculta por la inmundicia<br />

acumulada durante décadas, <strong>de</strong>scendía al interior <strong>de</strong> un pozo al pie <strong>de</strong> la cascada.<br />

Bajaron uno por uno, yendo a parar a un irregular suelo <strong>de</strong> roca bajo la confluencia<br />

<strong>de</strong> dos tuberías <strong>de</strong> ciento ochenta centímetros <strong>de</strong> diámetro. Estrechos barrenos salpicaban<br />

las pare<strong>de</strong>s como si hubiese pasado por allí un ejército <strong>de</strong> <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas termitas.<br />

—Nous sommes arrivés —anunció Mephisto, y por primera vez Margo creyó notar<br />

cierto nerviosismo bajo su fanfarronería—. La Buhardilla <strong>de</strong>l Diablo está justo <strong>de</strong>bajo.<br />

Indicándoles que se <strong>de</strong>tuviesen, Pen<strong>de</strong>rgast consultó sus planos y se a<strong>de</strong>ntró<br />

ruidosamente en el viejo túnel. Cuando los segundos se convirtieron en minutos, Margo<br />

no pudo evitar sobresaltarse a cada gota que caía <strong>de</strong>l mohoso techo, cada estornudo<br />

ahogado y cada movimiento <strong>de</strong> inquietud en alguno <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l grupo. Una vez<br />

más puso en duda sus propios motivos para unirse a aquella expedición. Empezaba a<br />

resultar difícil olvidarse <strong>de</strong> que estaban a muchos metros <strong>de</strong> profundidad, en un lóbrego y<br />

abandonado laberinto <strong>de</strong> pasadizos <strong>de</strong> servicio, túneles <strong>de</strong> ferrocarril y otros espacios aún<br />

más oscuros, con un enemigo al acecho que en cualquier momento…<br />

Oyó algo en la oscuridad junto a ella.<br />

—Querida doctora Green. —Era la voz sedosa y sibilante <strong>de</strong> Mephisto—. Lamento<br />

mucho que haya <strong>de</strong>cidido acompañarnos en este paseo. Pero ya que está aquí, me gustaría<br />

pedirle un favor. Tengo la firme intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar que sean sus amigos quienes corran<br />

con todo el riesgo. Pero si me ocurriese algo <strong>de</strong>sagradable, quizá tendría usted la<br />

amabilidad <strong>de</strong> entregar este recado por mí.<br />

Margo notó que ponía un pequeño sobre en la palma <strong>de</strong> su mano. Movida por la<br />

curiosidad, hizo a<strong>de</strong>mán <strong>de</strong> acercarlo a las gafas.<br />

—¡No! —dijo Mephisto, cogiéndole la mano y guiándola al bolsillo <strong>de</strong> Margo—. Ya<br />

habrá tiempo para eso más tar<strong>de</strong>. Si es necesario…<br />

—¿Por qué yo? —preguntó Margo.<br />

—¿Quién, si no? ¿Pen<strong>de</strong>rgast, ese escurridizo agente <strong>de</strong>l FBI? ¿O quizá ese robusto<br />

exponente <strong>de</strong> la flor y nata <strong>de</strong> nuestra ciudad? ¿O Smithback, el periodista amarillo?<br />

Se oyeron unas rápidas pisadas en la oscuridad, y Pen<strong>de</strong>rgast surgió <strong>de</strong> la oscuridad.<br />

—Excelente —dijo mientras Mephisto se apartaba <strong>de</strong> Margo—. Un poco más<br />

a<strong>de</strong>lante está la pasarela por don<strong>de</strong> realicé mi anterior <strong>de</strong>scenso. Las cargas colocadas bajo<br />

el Cuello <strong>de</strong> Botella <strong>de</strong>berían contener el agua <strong>de</strong>l Reservoir por el sur. Ahora pondremos<br />

el resto <strong>de</strong> las cargas para impedir el paso <strong>de</strong>l agua proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las tuberías <strong>de</strong><br />

alimentación <strong>de</strong>l extremo norte <strong>de</strong>l parque.<br />

La naturalidad con que hablaba parecía más propia <strong>de</strong> un partido <strong>de</strong> croquet, pensó<br />

Margo, que <strong>de</strong> aquella pesadilla. Pero la agra<strong>de</strong>cía.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast <strong>de</strong>senganchó la manguera <strong>de</strong>l lanzallamas, quitó la capucha <strong>de</strong> la<br />

boquilla y apretó el gatillo por unos segundos.<br />

—Yo iré <strong>de</strong>lante —dijo—. Luego Mephisto. Confío en sus instintos; avíseme si nota<br />

234

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!