Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
corrupta, y le prometo que pue<strong>de</strong> ir a escon<strong>de</strong>rse al pozo <strong>de</strong> mierda más profundo que<br />
encuentre sin miedo a que yo vaya a buscarlo.<br />
—Mientras uste<strong>de</strong>s discutían, he colocado la última carga —anunció Pen<strong>de</strong>rgast,<br />
frotándose las manos y tirando a un rincón la bolsa <strong>de</strong> explosivos ya vacía—. Me<br />
sorpren<strong>de</strong> que con tanta disputa la guarida entera no se nos haya echado ya encima.<br />
Ahora marchémonos <strong>de</strong> aquí cuanto antes. Tenemos menos <strong>de</strong> treinta minutos.<br />
Con Pen<strong>de</strong>rgast al frente, salieron <strong>de</strong> la zona <strong>de</strong> mantenimiento.<br />
De pronto el agente <strong>de</strong>l FBI se <strong>de</strong>tuvo. Siguió un breve silencio.<br />
—Vincent —lo oyó susurrar Margo—. ¿Está preparado?<br />
—Nací preparado.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast comprobó la boquilla <strong>de</strong>l lanzallamas.<br />
—Si es necesario, usaré esto, y luego iniciaremos la retirada. Esperen a que las llamas<br />
se extingan por completo antes <strong>de</strong> avanzar. Esta arma utiliza una mezcla <strong>de</strong> combustión<br />
rápida y limpia creada para la lucha a corta distancia, pero el propelente se adhiere a las<br />
superficies durante unos segundos antes <strong>de</strong> ar<strong>de</strong>r. ¿Entendido? Quítense las gafas y<br />
cierren los ojos para protegerse <strong>de</strong>l fogonazo. No hagan nada hasta que yo dé la señal.<br />
Tengan sus armas preparadas.<br />
—¿Qué pasa? —preguntó Margo mientras extraía la Glock y quitaba el seguro. De<br />
repente lo olió; era el hedor repugnante <strong>de</strong> aquellas criaturas, flotando en el aire como una<br />
aparición.<br />
—Tenemos que conseguir llegar más allá <strong>de</strong> aquel acceso —susurró Pen<strong>de</strong>rgast—.<br />
Vamos.<br />
Empezaron a oírse rápidos pasos ascen<strong>de</strong>ntes en el túnel que confluía con el<br />
pasadizo poco más a<strong>de</strong>lante. Pen<strong>de</strong>rgast bajó la mano, y D'Agosta encendió el haz <strong>de</strong> luz a<br />
su mínima potencia. Asustada, Margo vio un grupo <strong>de</strong> criaturas envueltas en capas que<br />
corría hacia ellos por el pasadizo. Avanzaban a una velocidad escalofriante. De pronto<br />
pareció ocurrir todo a la vez. Pen<strong>de</strong>rgast dio el aviso, y D'Agosta accionó el flash con un<br />
seco chasquido. Una luz blanca <strong>de</strong> una intensidad casi sobrenatural inundó el pasadizo,<br />
dotando instantáneamente <strong>de</strong> color a los negros contornos <strong>de</strong> la roca. Se oyó un extraño<br />
zumbido líquido y el lanzallamas escupió una llama azul anaranjada. Pese a que se hallaba<br />
tras el agente <strong>de</strong>l FBI, Margo notó en el rostro una brutal vaharada <strong>de</strong> calor. El chorro<br />
alcanzó a las criaturas que se abalanzaban hacia ellos con un sonoro estampido y una<br />
lluvia <strong>de</strong> vertiginosas chispas. Por un momento las figuras siguieron a<strong>de</strong>lante, y Margo,<br />
observando a las que ocupaban las primeras filas, tuvo la sensación <strong>de</strong> que llevaban<br />
extrañas túnicas <strong>de</strong> fuego, que crepitaron y quedaron reducidas a cenizas. El fogonazo <strong>de</strong>l<br />
flash se <strong>de</strong>svaneció, pero no antes <strong>de</strong> que se grabase en las retinas <strong>de</strong> Margo la espantosa<br />
imagen <strong>de</strong> unos cuerpos encorvados y contrahechos, envueltos en carne quemada,<br />
<strong>de</strong>splomándose, sacudiendo las piernas.<br />
—¡Retrocedan! —gritó Pen<strong>de</strong>rgast.<br />
Volvieron atropelladamente a la zona <strong>de</strong> mantenimiento mientras Pen<strong>de</strong>rgast<br />
lanzaba otra llamarada. En la ráfaga <strong>de</strong> luz anaranjada, Margo vio que otras muchas<br />
criaturas subían por el túnel <strong>de</strong> acceso hacia ellos. Instintivamente alzó la pistola y disparó<br />
varias veces. Dos <strong>de</strong> las figuras cayeron <strong>de</strong> espaldas y <strong>de</strong>saparecieron en la parpa<strong>de</strong>ante<br />
oscuridad. Vagamente, tuvo conciencia <strong>de</strong> haber perdido a Smithback en los iniciales<br />
momentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconcierto. Sonó una <strong>de</strong>tonación junto a su oído al disparar Mephisto los<br />
dos cañones <strong>de</strong> la escopeta. Oía gritar a alguien —quizá era ella—, y los inarticulados<br />
alaridos <strong>de</strong> dolor <strong>de</strong> las criaturas heridas. D'Agosta lanzó una granada al centro <strong>de</strong>l grupo.<br />
Se produjo un estampido seco e inmediatamente <strong>de</strong>spués una potente explosión sacudió el<br />
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