09.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

inexorablemente hacia la hora fijada en los oscuros pasadizos. El hombre sentado en lo<br />

alto <strong>de</strong>l palanquín construido <strong>de</strong> huesos humanos —vestido con sus habituales pantalones<br />

<strong>de</strong> gabardina y su corbata estampada <strong>de</strong> cachemir— era Whitney Frock.<br />

Abrió la boca para hablar, pero ningún sonido salió <strong>de</strong> su garganta.<br />

—¡Dios mío! —exclamó Smithback <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ella.<br />

Frock contempló a la multitud con rostro impasible, inexpresivo. En la enorme sala<br />

reinaba un silencio sepulcral.<br />

Lentamente la mirada <strong>de</strong> Frock fue a posarse en los prisioneros arrodillados frente a<br />

él. Miró primero a D'Agosta, luego a Smithback y <strong>de</strong>spués a Pen<strong>de</strong>rgast. Al llegar a<br />

Margo, se sobresaltó. Algo se encendió en sus ojos.<br />

—Querida, cuánto lo lamento —dijo—. Sinceramente, no esperaba que formase parte<br />

<strong>de</strong> esta pequeña expedición como asesora científica. Lo siento mucho. No, no me mire <strong>de</strong><br />

esa forma. Recuer<strong>de</strong> que, llegado el momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>shacernos <strong>de</strong> aquel irlandés<br />

entrometido, le perdoné a usted la vida. Aun sabiendo que era un error, <strong>de</strong>bo añadir.<br />

Margo, conmocionada e incrédula, fue incapaz <strong>de</strong> hablar.<br />

—Sin embargo aún tiene remedio. —La luz que Margo había visto brillar en los ojos<br />

<strong>de</strong> Frock unos segundos antes se extinguió por completo—. En cuanto al resto <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s,<br />

bienvenidos sean. Creo que <strong>de</strong>ben hacerse algunas presentaciones. Por ejemplo, ¿quién es<br />

ese <strong>de</strong>saliñado caballero vestido con harapos? —Se volvió hacia Mephisto—. Tiene el<br />

rostro <strong>de</strong> un animal salvaje acorralado, y supongo que eso es exactamente. Un nativo,<br />

imagino, incorporado a la expedición como guía. Repetiré la pregunta: ¿Cómo se llama?<br />

Mephisto guardó silencio.<br />

—Córtale la garganta si no contesta —or<strong>de</strong>nó Frock a uno <strong>de</strong> sus lugartenientes—.<br />

No po<strong>de</strong>mos tolerar la <strong>de</strong>scortesía.<br />

—Mephisto —lo oyó respon<strong>de</strong>r Margo con voz hosca.<br />

—¡Mephisto! ¡Vaya, vaya! Sin duda el conocimiento es algo peligroso; sobre todo en<br />

un marginado. Pero «Mephisto». ¡Qué trivial! Seguramente con ese nombre pretendía<br />

infundir temor en sus roñosos seguidores. A mí no me parece un diablo, la verdad, sino<br />

sólo un pobre vagabundo embotado por la droga. Sin embargo no <strong>de</strong>bería quejarme; justo<br />

es admitir que los individuos como usted nos han sido muy útiles. Quizá encuentre algún<br />

viejo amigo entre mis criaturas. —Señaló con un amplio gesto las filas <strong>de</strong> rugosos.<br />

Mephisto se irguió sin <strong>de</strong>cir nada.<br />

Margo contemplaba atónita a su antiguo profesor. Nunca había visto a Frock<br />

comportarse <strong>de</strong> aquel modo. Siempre había sido diplomático y cuidadoso al hablar. En ese<br />

momento, en cambio, mostraba una arrogancia, una ausencia <strong>de</strong> emoción, que a Margo le<br />

resultaba más escalofriante que el miedo y la confusión que sentía.<br />

—¡Y Smithback, el periodista! —exclamó Frock con <strong>de</strong>sprecio—. ¿Acaso lo han traído<br />

para documentar la pretendida victoria sobre mis criaturas? Es una pena que no vaya a<br />

tener ocasión <strong>de</strong> contar el verda<strong>de</strong>ro final en ese periodicucho sensacionalista para el que<br />

escribe.<br />

—Eso está por verse —replicó Smithback con tono <strong>de</strong>safiante.<br />

Frock rió con sorna.<br />

—¿Qué carajo es todo esto? —intervino D'Agosta sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> forcejear—. Mejor será<br />

que se explique o…<br />

—¿O qué? —Frock se volvió hacia el policía—. Siempre lo he consi<strong>de</strong>rado un sujeto<br />

vulgar y maleducado. Pero me sorpren<strong>de</strong> que sea necesario aclararle que no está en<br />

situación <strong>de</strong> exigirme nada. —Dirigiéndose a uno <strong>de</strong> los encapuchados más cercanos a él,<br />

preguntó—: ¿Están <strong>de</strong>sarmados?<br />

252

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!