Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
—¡Échenles el gas! —or<strong>de</strong>nó con voz ahogada.<br />
—¡No! —protestó Hayward—. ¡Aquí no! ¡Hay dos hombres heridos!<br />
Miller pasó ante Hayward sin mirarla siquiera, agarró un bote <strong>de</strong>l cinturón <strong>de</strong>l<br />
agente más cercano, tiró <strong>de</strong> la anilla y lo lanzó hacia la turba. Hayward vio volar otros dos<br />
o tres botes <strong>de</strong> humo, arrojados por agentes que, presas <strong>de</strong>l pánico, seguían el ejemplo <strong>de</strong><br />
Miller. Se oyeron más chasquidos a medida que otros policías tiraban <strong>de</strong> las anillas, y la<br />
multitud <strong>de</strong> topos <strong>de</strong>sapareció entre las espirales <strong>de</strong> humo. Hayward vio que Miller<br />
or<strong>de</strong>naba a varios agentes que lanzasen sus botes por los orificios abiertos en el suelo <strong>de</strong>l<br />
túnel.<br />
—Haremos salir a esos hijos <strong>de</strong> puta a fuerza <strong>de</strong> gas —<strong>de</strong>cía—. Si hay más topos<br />
escondidos ahí abajo, los obligaremos a subir con esto.<br />
Carlin, arrodillado junto al policía tendido boca abajo, alzó la vista y rugió:<br />
—¡Pare ya, maldita sea!<br />
Las nubes <strong>de</strong> gas ascendían lentamente, propagándose por todo el túnel. Alre<strong>de</strong>dor,<br />
policías <strong>de</strong> rodillas echaban botes <strong>de</strong> humo por los orificios. Hayward advirtió que los<br />
topos corrían atropelladamente hacia la escalera, intentando escapar <strong>de</strong>l gas.<br />
—¡Se acabó el tiempo! —gritó Miller. Su voz aguda se quebró—. ¡Salgamos <strong>de</strong> aquí!<br />
En su mayor parte, los policías no se hicieron rogar y <strong>de</strong>saparecieron en la nube <strong>de</strong><br />
humo.<br />
Hayward se abrió paso hacia Carlin, inclinado aún sobre el agente caído junto a<br />
McMahon. El otro herido se había incorporado y vomitaba sujetándose el estómago. El gas<br />
se acercaba a ellos.<br />
—Retrocedamos un poco —sugirió Hayward—. No po<strong>de</strong>mos ponerle la máscara a<br />
ese hombre hasta que acabe <strong>de</strong> <strong>de</strong>volver.<br />
El policía se puso en pie lentamente, tambaleándose y cogiéndose la cabeza.<br />
Hayward lo ayudó a alejarse mientras Carlin y McMahon llevaban al policía inconsciente<br />
a un lugar más seguro <strong>de</strong>l túnel.<br />
—Despierte, amigo —dijo Carlin, dándole palmadas en las mejillas y examinando la<br />
profunda brecha abierta en su frente.<br />
El muro ver<strong>de</strong> <strong>de</strong> gas lacrimógeno estaba cada vez más cerca.<br />
El herido parpa<strong>de</strong>ó.<br />
—¿Se encuentra bien?<br />
—Mierda —murmuró el hombre, tratando <strong>de</strong> incorporarse.<br />
—¿Pue<strong>de</strong> pensar con claridad? —preguntó Carlin—. ¿Cómo se llama?<br />
—Beal —respondió con voz apagada.<br />
El gas casi los había alcanzado. Carlin <strong>de</strong>sprendió la máscara <strong>de</strong>l cinturón <strong>de</strong> Beal.<br />
—Voy a ponerle esto, ¿<strong>de</strong> acuerdo?<br />
Beal asintió con expresión ausente. Carlin le ciñó la máscara y abrió la válvula <strong>de</strong>l<br />
distribuidor. Luego lo ayudó a levantarse con cuidado.<br />
—No puedo andar —dijo Beal.<br />
—Apóyese en nosotros —respondió Carlin—. Lo sacaremos <strong>de</strong> aquí.<br />
La nube los había envuelto ya, una extraña neblina verdosa iluminada por el<br />
<strong>de</strong>creciente resplandor <strong>de</strong> las bengalas. Avanzaron lentamente, casi arrastrando a Beal,<br />
hasta don<strong>de</strong> se hallaba Hayward, que ajustaba la máscara en torno a la cabeza <strong>de</strong>l otro<br />
herido.<br />
—Vámonos —dijo Hayward.<br />
Atravesaron el gas lacrimógeno con cautela. Al otro lado no había nadie. Los<br />
mendigos habían huido <strong>de</strong>l gas, y Miller, al frente <strong>de</strong> la patrulla, los había seguido.<br />
189