Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
Park South, Smithback se giró y vio la gran masa <strong>de</strong> gente que los seguía, <strong>de</strong>slizándose<br />
como una enorme serpiente por el contorno <strong>de</strong>l parque. Empezaba a afluir gente también<br />
<strong>de</strong>l oeste, surgiendo ante ellos <strong>de</strong> las avenidas Sexta y Séptima. Se advertía una nutrida<br />
presencia <strong>de</strong> gente <strong>de</strong> alcurnia, hombres y mujeres serenos y canosos. Pero Smithback notó<br />
que aumentaban por momentos los jóvenes a que había aludido Kozinsky, ven<strong>de</strong>dores <strong>de</strong><br />
bonos, empleados <strong>de</strong> banca, fornidos comerciantes; bebían, silbaban, jaleaban, como si<br />
estuviesen preparándose para entrar en acción. Recordó lo poco que habían necesitado en<br />
la primera concentración para enar<strong>de</strong>cerse y comenzar a lanzar botellas al alcal<strong>de</strong>, y se<br />
preguntó hasta qué punto sería capaz <strong>de</strong> controlar a la multitud la señora Wisher si la<br />
manifestación adquiría un cariz violento.<br />
Los conductores inmovilizados en Central Park South habían renunciado ya a<br />
manifestar su indignación con los cláxones y abandonado sus vehículos para mirar o<br />
unirse a los manifestantes; pero el confuso fragor <strong>de</strong> bocinazos proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Columbus<br />
Circle era cada vez mayor. Smithback respiró hondo, saboreando el caos como un buen<br />
vino. Hay algo en extremo estimulante en los movimientos <strong>de</strong> masas, pensó.<br />
Un joven se acercó apresuradamente a la señora Wisher.<br />
—Es el alcal<strong>de</strong> —anunció entre ja<strong>de</strong>os, y le tendió un teléfono móvil.<br />
La señora Wisher se guardó el micrófono y cogió el teléfono.<br />
—¿Sí? —dijo fríamente sin <strong>de</strong>tenerse. Siguió un largo silencio—. Lamento que no esté<br />
usted <strong>de</strong> acuerdo, pero la hora <strong>de</strong> los permisos ha pasado. Por lo visto, no se ha dado<br />
cuenta <strong>de</strong> que esta ciudad se halla en una situación <strong>de</strong> emergencia. Interprete esto como<br />
un aviso. Es su última oportunidad para <strong>de</strong>volver la paz a nuestras calles. —Hizo una<br />
pausa y escuchó, tapándose el otro oído con su mano libre para aislarse <strong>de</strong>l ruido <strong>de</strong> la<br />
multitud—. Siento mucho que esta marcha entorpezca el trabajo <strong>de</strong> sus policías. Y me<br />
complace saber que el jefe <strong>de</strong> la policía ha organizado una operación. Pero permítame que<br />
le haga una pregunta: ¿Dón<strong>de</strong> estaban esos policías cuando asesinaron a mi Pamela?<br />
¿Dón<strong>de</strong> estaban…? —Escuchó por un momento con impaciencia—. No. Ni hablar. La<br />
ciudad está en manos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>lincuentes, ¿y usted me amenaza con una citación? Si no<br />
tiene nada más que <strong>de</strong>cir, colgaré. Aquí estamos muy ocupados.<br />
Devolvió el teléfono a su ayudante.<br />
—Si llama otra vez, dígale que no puedo ponerme.<br />
Se volvió hacia Smithback y lo cogió <strong>de</strong>l brazo.<br />
—La siguiente parada es el sitio don<strong>de</strong> mataron a mi hija. Tengo que ser fuerte, Bill.<br />
Me ayudará, ¿verdad?<br />
Smithback se lamió los labios.<br />
—Sí, señora —contestó.<br />
42<br />
D'Agosta siguió a Margo por una sala polvorienta y mal iluminada <strong>de</strong> la primera<br />
planta <strong>de</strong>l museo. Integrada en otro tiempo a una antigua exposición, la sala llevaba años<br />
cerrada al público y en la actualidad se usaba básicamente para almacenar piezas<br />
sobrantes <strong>de</strong> la colección <strong>de</strong> mamíferos. Alineados a ambos lados <strong>de</strong> la estrecha sala, había<br />
animales disecados en posturas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa o ataque. A D'Agosta casi se le enganchó la<br />
chaqueta en una garra <strong>de</strong> un oso alzado sobre las patas traseras, y a partir <strong>de</strong> ese punto<br />
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