Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
Hayward frunció el entrecejo.<br />
—Responsable ¿<strong>de</strong> qué?<br />
El conductor <strong>de</strong> la ambulancia se tocó la oreja. Luego señaló hacia el este como si con<br />
eso quedase todo aclarado.<br />
Hayward escuchó con atención. Por encima <strong>de</strong>l zumbido <strong>de</strong>l escáner <strong>de</strong> la<br />
ambulancia y el pulso lejano <strong>de</strong> la ciudad, distinguió los sonidos que llegaban <strong>de</strong>l Central<br />
Park: los graznidos furiosos <strong>de</strong> los megáfonos, gritos, ulular <strong>de</strong> sirenas.<br />
—¿Sabrá que Recuperemos Nuestra Ciudad ha organizado una manifestación? —<br />
dijo el conductor—. En Central Park South, sin anunciarla.<br />
—Algo he oído —respondió Hayward.<br />
—Ya. En fin, el caso es que <strong>de</strong> pronto han empezado a salir mendigos <strong>de</strong> los<br />
subterráneos. Y con una actitud bastante hostil, a<strong>de</strong>más. Han tenido un roce con los<br />
manifestantes, y en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos se ha convertido en una batalla campal. La<br />
gente se ha vuelto loca, según he oído. Insultos, chillidos, intercambio <strong>de</strong> golpes. Más<br />
tar<strong>de</strong> ha comenzado el pillaje en los alre<strong>de</strong>dores. La policía ha tardado más <strong>de</strong> una hora en<br />
tener la situación bajo control. En realidad, todavía no está controlada. Pero han<br />
conseguido concentrar el alboroto en el parque.<br />
El enfermero hizo una señal <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la parte trasera, y el conductor puso en marcha el<br />
motor. La ambulancia se alejó, sus luces <strong>de</strong>slizándose por las fachadas <strong>de</strong> piedra caliza. En<br />
Central Park West, algo más al norte, Hayward vio curiosos asomados a las ventanas,<br />
señalando hacia el parque. Unos cuantos valientes habían bajado a la calle y miraban<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la acera, sin alejarse <strong>de</strong> la protectora presencia <strong>de</strong> los porteros uniformados.<br />
Contempló la enorme silueta gótica <strong>de</strong>l Dakota, intacto y al parecer al margen <strong>de</strong>l caos.<br />
Inconscientemente, recorrió con la mirada la torre <strong>de</strong> la esquina, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bían <strong>de</strong> estar las<br />
ventanas <strong>de</strong>l apartamento <strong>de</strong> Pen<strong>de</strong>rgast. Se preguntó si habría regresado entero <strong>de</strong> la<br />
Buhardilla <strong>de</strong>l Diablo.<br />
—¿Se han llevado ya a Beal? —oyó preguntar a Carlin. Su <strong>de</strong>scomunal figura surgió<br />
entre las sombras.<br />
—Hace un momento —respondió Hayward, volviéndose hacia él—. ¿Y el otro?<br />
—No ha querido asistencia médica —dijo Carlin—. ¿Se sabe algo <strong>de</strong> Miller?<br />
—Probablemente estará ya en algún bar <strong>de</strong> Atlantic Avenue —contestó Hayward con<br />
expresión ceñuda—, bebiendo cerveza y alar<strong>de</strong>ando <strong>de</strong> sus hazañas. Así son las cosas,<br />
¿no? Él recibirá un ascenso, y nosotros amonestaciones por insubordinación.<br />
—Quizá otras veces sea así —comentó Carlin con una sonrisa <strong>de</strong> complicidad—. Pero<br />
ésta no.<br />
—¿Qué quiere <strong>de</strong>cir con eso? —preguntó Hayward. Sin darle tiempo a respon<strong>de</strong>r,<br />
añadió—: No tiene sentido contar qué hizo o <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> hacer Miller. Mejor será que nos<br />
reportemos.<br />
Cogió su radio y la encendió. Pero todas las frecuencias emitían torrentes <strong>de</strong> ruido,<br />
interferencias y pánico.<br />
«Avanzando hacia el Great Lawn, necesitamos más efectivos… He cogido a ocho <strong>de</strong><br />
ellos, pero no voy a po<strong>de</strong>r retenerlos mucho más tiempo; si ese furgón tarda mucho en<br />
llegar, <strong>de</strong>saparecerán en la oscuridad… He solicitado una evacuación urgente hace media<br />
hora; aquí hay gente herida…»<br />
Hayward apagó la radio y volvió a prendérsela en el cinturón. Luego indicó a Carlin<br />
que la siguiese hasta el coche patrulla estacionado en la esquina. Al lado montaba guardia<br />
un agente equipado con material antidisturbios, escrutando la calle escopeta en mano.<br />
—¿Dón<strong>de</strong> está el centro <strong>de</strong> mando <strong>de</strong> esta operación? —preguntó Hayward.<br />
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