Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
—¡Opongamos resistencia! —gritó, alzando el fusil y encendiendo simultáneamente<br />
una bengala.<br />
Snow se volvió. Las figuras avanzaban hacia ellos, corriendo agachadas y con paso<br />
extrañamente firme. El intenso brillo <strong>de</strong> la bengala pareció <strong>de</strong>tenerlas por un momento.<br />
Luego siguieron a<strong>de</strong>lante. Se advertía en sus movimientos algo animal que helaba la<br />
sangre. Desplazó el <strong>de</strong>do índice bajo el cañón <strong>de</strong>l fusil, buscando el guardamonte. Un<br />
zumbido ensor<strong>de</strong>cedor sonó junto a él, y comprendió que Donovan había disparado el<br />
lanzagranadas. Se produjo un fogonazo y al instante el túnel se sacudió con el estallido. El<br />
M-16 se agitó en las manos <strong>de</strong> Snow, y se dio cuenta <strong>de</strong> que también él había abierto<br />
fuego, rociando el túnel <strong>de</strong> balas. Se apresuró a retirar el <strong>de</strong>do <strong>de</strong>l gatillo. Otra figura<br />
dobló el recodo y surgió entre el humo <strong>de</strong> la granada, colocándose en la línea <strong>de</strong> tiro <strong>de</strong><br />
Snow. Apuntó y apretó el gatillo. La figura echó atrás la cabeza, y por una décima <strong>de</strong><br />
segundo Snow captó la imagen <strong>de</strong> un rostro increíblemente arrugado y nudoso, sus<br />
facciones ocultas bajo gran<strong>de</strong>s pliegues <strong>de</strong> piel. Se oyó otro zumbido, y la horrenda<br />
imagen <strong>de</strong>sapareció entre las llamas y el humo <strong>de</strong> la segunda granada <strong>de</strong> Donovan.<br />
Snow siguió apretando el gatillo con el cargador vacío. Retiró el <strong>de</strong>do, expulsó el<br />
cargador gastado y encajó otro. Aguardaron en posición <strong>de</strong> fuego. Los ecos se<br />
<strong>de</strong>svanecieron gradualmente. Ninguna otra figura salió <strong>de</strong>l humo y las sombras.<br />
Donovan respiró hondo.<br />
—Volvamos al punto <strong>de</strong> encuentro —dijo.<br />
Se dieron media vuelta y avanzaron por el túnel. Donovan encendió su linterna, y un<br />
<strong>de</strong>lgado haz <strong>de</strong> luz roja perforó la oscuridad. Snow, con la respiración entrecortada, tragó<br />
saliva. Más a<strong>de</strong>lante, a corta distancia, se hallaba Tres Puntos, y el equipo, y la salida.<br />
Descubrió que no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> pensar en sus siguientes acciones, concentrándose sólo en salir<br />
<strong>de</strong>l túnel, en llegar a la superficie, porque <strong>de</strong> lo contrario habría recordado las horribles<br />
figuras que los habían atacado, y eso habría supuesto…<br />
De pronto chocó contra la espalda <strong>de</strong> Donovan. Tambaleándose, miró alre<strong>de</strong>dor,<br />
intentando averiguar por qué se había <strong>de</strong>tenido <strong>de</strong> pronto.<br />
Entonces vio frente a ellos, en el haz <strong>de</strong> la linterna, un grupo <strong>de</strong> aquellas mismas<br />
criaturas, diez, quizá doce, inmóviles en la <strong>de</strong>nsa atmósfera <strong>de</strong>l túnel <strong>de</strong> <strong>de</strong>sagüe.<br />
Varias sostenían objetos, objetos que pendían al parecer <strong>de</strong> gran número <strong>de</strong><br />
apretados hilos. Con una mezcla <strong>de</strong> terror y fascinación, miró atentamente. En el acto<br />
<strong>de</strong>svió la mirada.<br />
—¡<strong>San</strong>to cielo! —susurró—. ¿Y ahora qué hacemos?<br />
—Abrirnos paso —respondió Donovan con serenidad, alzando el cañón <strong>de</strong> su arma.<br />
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Margo se llevó la mascarilla <strong>de</strong> oxígeno a la boca y respiró hondo. Luego se la pasó a<br />
Smithback. El oxígeno <strong>de</strong>spejaba <strong>de</strong> inmediato la cabeza. Miró alre<strong>de</strong>dor. Al frente <strong>de</strong>l<br />
grupo, Pen<strong>de</strong>rgast ponía bloques <strong>de</strong> explosivo plástico en la base <strong>de</strong> una escotilla abierta.<br />
Cada vez que extraía una carga <strong>de</strong> la bolsa y la colocaba en su lugar correspondiente, se<br />
elevaba <strong>de</strong>l suelo una nube <strong>de</strong> polvo y esporas <strong>de</strong> hongos que ocultaban<br />
momentáneamente su rostro. Detrás <strong>de</strong> ella se hallaba D'Agosta, con el arma a punto.<br />
Mephisto permanecía a un lado, inmóvil y en silencio, sus ojos ascuas rojas en la<br />
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