Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
válvulas semejante a una máquina infernal <strong>de</strong> una pesadilla <strong>de</strong> la era industrial. La<br />
escalerilla <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> estar muy resbaladiza a causa <strong>de</strong>l vapor con<strong>de</strong>nsado y la pequeña<br />
plataforma situada bastante más abajo no tenía barandilla. Smithback apoyó un pie en el<br />
primer escalón, pero se lo pensó mejor y retrocedió. Este es tan buen puesto <strong>de</strong><br />
observación como cualquier otro, se dijo, acuclillándose en la pasarela. Des<strong>de</strong> allí lo veía<br />
todo, permaneciendo él prácticamente invisible.<br />
Abajo, los haces <strong>de</strong> las linternas se <strong>de</strong>slizaban por las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ladrillo. Las voces<br />
<strong>de</strong> los policías, resonantes y distorsionadas, flotaban hacia él. Reconoció el timbre grave <strong>de</strong><br />
Waxie, que había oído antes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cabina <strong>de</strong> proyección <strong>de</strong>l museo. Al parecer, el<br />
corpulento policía hablaba por su radio. Guardó la radio y se volvió hacia el hombre <strong>de</strong><br />
aspecto nervioso en mangas <strong>de</strong> camisa. Por lo visto, discutían enconadamente por algo.<br />
—Es usted un embustero —acusaba Waxie—. A mí no me ha dicho que la operación<br />
era irreversible.<br />
—Sí se lo he dicho, claro que se lo he dicho —gimoteó el otro hombre—. Y usted<br />
incluso ha remarcado que no habría cambio <strong>de</strong> planes. Ojalá hubiese grabado la<br />
conversación, porque…<br />
—Cállese. ¿Son ésas las válvulas?<br />
—Están aquí, al fondo.<br />
Siguió un instante <strong>de</strong> silencio y luego, cuando los hombres cambiaron <strong>de</strong> posición,<br />
una chirriante protesta <strong>de</strong>l metal.<br />
—¿Es segura esta plataforma? —preguntó Waxie, y su voz retumbó en las<br />
profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pozo.<br />
—¿Y yo qué sé? —respondió la voz aguda—. Cuando se informatizó el sistema,<br />
abandonaron el mantenimiento…<br />
—De acuerdo, <strong>de</strong> acuerdo. Usted, Duffy, haga lo que tenga que hacer, y<br />
marchémonos <strong>de</strong> aquí.<br />
Smithback asomó un poco más la cabeza y vio que el hombre llamado Duffy<br />
examinaba el juego <strong>de</strong> válvulas.<br />
—Tenemos que cerrar manualmente todas éstas, que correspon<strong>de</strong>n al <strong>de</strong>sagüe<br />
principal —explicó el hombre—. Así, cuando el or<strong>de</strong>nador dé inicio a la operación <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sagüe, las compuertas se abrirán, pero estas válvulas manuales contendrán el agua.<br />
Actúan sobre el sifón principal, si es que aún funcionan. Como le he dicho, nunca se ha<br />
probado.<br />
—Estupendo. Quizá le <strong>de</strong>n el premio Nobel. Hágalo cuanto antes.<br />
Hacer ¿qué?, se preguntó Smithback. Daba la impresión <strong>de</strong> que intentaban impedir el<br />
<strong>de</strong>sagüe <strong>de</strong>l Reservoir. No pudo menos que lanzar una mirada a la salida ante la sola i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> que millones <strong>de</strong> litros pudiesen escapar <strong>de</strong>l <strong>de</strong>pósito que se extendía sobre su cabeza.<br />
Pero ¿por qué?, pensó. ¿Algún fallo técnico? Fuera lo que fuese, dudaba que por aquello<br />
mereciese la pena per<strong>de</strong>rse el mayor disturbio callejero <strong>de</strong> los últimos cien años.<br />
Smithback sintió un creciente <strong>de</strong>sánimo; <strong>de</strong>finitivamente allí no estaba la noticia.<br />
—Ayú<strong>de</strong>me a girar esto —dijo Duffy.<br />
—Ya lo han oído —bramó Waxie, volviéndose hacia los policías.<br />
Des<strong>de</strong> su puesto <strong>de</strong> observación, Smithback vio cómo dos <strong>de</strong> las pequeñas figuras<br />
agarraban una gran rueda <strong>de</strong> hierro. Se oyó un ligero gruñido.<br />
—No se mueve —anunció uno <strong>de</strong> los policías.<br />
Duffy se inclinó para inspeccionar <strong>de</strong> cerca el mecanismo.<br />
—¡Alguien ha estado tocando esto! —exclamó, señalando con el <strong>de</strong>do—. Fíjese. Han<br />
bloqueado el eje con plomo. Y han roto estas válvulas. Recientemente, a<strong>de</strong>más.<br />
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