09.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

oscuridad.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast hundió los <strong>de</strong>tonadores en el C-4 y fijó la hora con cuidado, consultando<br />

simultáneamente su reloj. Por fin recogió la bolsa y se puso en pie con sigilo, indicando<br />

que <strong>de</strong>bían continuar hasta la siguiente posición. Des<strong>de</strong> los círculos <strong>de</strong> sus gafas <strong>de</strong> visión<br />

nocturna hasta el mentón, su cara era una máscara <strong>de</strong> fino polvo gris. Su traje negro, por lo<br />

general impecable, estaba <strong>de</strong>sgarrado y manchado <strong>de</strong> barro. En otras circunstancias, su<br />

aspecto le habría parecido ridículo a Margo, pero en ese momento no estaba <strong>de</strong> humor<br />

para bromas.<br />

El aire estaba tan viciado que Margo inconscientemente se tapó la nariz y la boca con<br />

la mano. Respiró <strong>de</strong> nuevo por la mascarilla.<br />

—No acapares ese oxígeno —susurró Smithback. Esbozó una débil sonrisa, pero su<br />

mirada siguió sombría y distante.<br />

Avanzaron por el estrecho pasadizo, Margo guiando a Smithback en la oscuridad.<br />

Cada tres metros aproximadamente, sobresalían <strong>de</strong>l techo gran<strong>de</strong>s pernos <strong>de</strong> hierro. Al<br />

cabo <strong>de</strong> un par <strong>de</strong> minutos, volvieron a <strong>de</strong>tenerse mientras Pen<strong>de</strong>rgast consultaba los<br />

planos. Finalmente sacó unas cargas <strong>de</strong> la bolsa, que ahora sostenía Margo, y las colocó en<br />

un hueco cercano al techo.<br />

—Muy bien —dijo—. Otra serie más, y po<strong>de</strong>mos volver a la superficie. Tendremos<br />

que salir <strong>de</strong>prisa.<br />

Reanudó la marcha por el pasadizo y unos metros más a<strong>de</strong>lante se <strong>de</strong>tuvo en seco.<br />

—¿Qué pasa? —preguntó Margo, pero Pen<strong>de</strong>rgast alzó una mano para hacerla callar.<br />

—¿Ha oído eso? —susurró por fin.<br />

Margo escuchó atentamente, pero no oyó nada. La atmósfera cerrada y fétida era tan<br />

<strong>de</strong>nsa como el algodón y sofocaba cualquier sonido. Pero <strong>de</strong> pronto algo llegó a sus oídos:<br />

un sonido retumbante, como un eco <strong>de</strong> truenos a gran profundidad bajo sus pies.<br />

—¿Qué es eso? —preguntó.<br />

—No estoy seguro —murmuró Pen<strong>de</strong>rgast.<br />

—¿No estará <strong>de</strong>tonando sus cargas el equipo <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Operaciones<br />

Especiales?<br />

Pen<strong>de</strong>rgast negó con la cabeza.<br />

—No suena con tanta potencia como para ser explosivo plástico. A<strong>de</strong>más, aún es<br />

pronto.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast aguzó el oído con expresión ceñuda y, haciendo una seña al resto <strong>de</strong>l<br />

grupo, continuó avanzando. Margo lo siguió <strong>de</strong> cerca, previniendo a Smithback <strong>de</strong> las<br />

subidas y bajadas <strong>de</strong>l pasadizo en su absurdo recorrido a través <strong>de</strong> la piedra. Se preguntó<br />

quién habría construido aquel pasadizo, quizá a cuarenta pisos bajo las calles <strong>de</strong><br />

Manhattan. Se imaginó a sí misma caminando por Park Avenue, pero el pavimento era<br />

sólo una <strong>de</strong>lgada piel <strong>de</strong> asfalto que cubría una inmensa red <strong>de</strong> pozos, túneles, galerías y<br />

pasillos abiertos en la tierra a gran profundidad, como un avispero infestado <strong>de</strong>…<br />

Sacudió la cabeza con vehemencia y volvió a respirar oxígeno. Cuando se le aclaró la<br />

mente, se dio cuenta <strong>de</strong> que el ahogado sonido seguía llegando <strong>de</strong> algún lugar bajo sus<br />

pies. Sin embargo ahora era distinto. Tenía una ca<strong>de</strong>ncia, como el ronroneo <strong>de</strong> un motor,<br />

ascendiendo y <strong>de</strong>scendiendo.<br />

Pen<strong>de</strong>rgast se <strong>de</strong>tuvo <strong>de</strong> nuevo.<br />

—Hablen sólo en susurros. ¿Entendido? Vincent, tenga el flash a punto.<br />

Enfrente, el túnel terminaba en una gran plancha <strong>de</strong> hierro remachada. En medio <strong>de</strong><br />

la pared <strong>de</strong> metal se abría una única puerta. Pen<strong>de</strong>rgast la cruzó con el lanzallamas<br />

preparado. La punta llameante osciló, trazando una estela <strong>de</strong> luz en las gafas <strong>de</strong> Margo. Al<br />

242

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!