Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
—Exactamente —asintió Pen<strong>de</strong>rgast—. Sobre la entrada <strong>de</strong> la cabaña <strong>de</strong>scubrí unos<br />
i<strong>de</strong>ogramas japoneses que, traducidos a nuestro idioma, significan más o menos «Morada<br />
<strong>de</strong> lo Asimétrico». Con esa expresión se <strong>de</strong>scribe a veces a los salones <strong>de</strong> té japoneses.<br />
D'Agosta frunció el entrecejo.<br />
—¿Salones <strong>de</strong> té? No lo entiendo.<br />
—Al principio tampoco yo lo entendía. Pero cuanto más pienso en ello, más clara veo<br />
la intención <strong>de</strong> Kawakita. El roji, una serie <strong>de</strong> piedras planas dispuestas <strong>de</strong> manera<br />
irregular ante la cabaña, la escasa ornamentación, el santuario sencillo e inacabado; todos<br />
esos son elementos <strong>de</strong> la ceremonia <strong>de</strong>l té.<br />
—Debía <strong>de</strong> preparar la planta en infusión, como el té —comentó Margo—. Pero por<br />
qué se tomaba tantas molestias… —Hizo una pausa—. A menos que el ritual en sí<br />
mismo…<br />
—Eso mismo he pensado yo —convino Pen<strong>de</strong>rgast—. Con el tiempo, <strong>de</strong>bió <strong>de</strong><br />
resultarle cada vez más difícil controlar a esas criaturas. En algún momento <strong>de</strong>jó <strong>de</strong><br />
ven<strong>de</strong>r la droga y comprendió que simplemente tenía que proporcionarla. Kawakita<br />
también estudió antropología, ¿no es cierto? Conocía, pues, el efecto apaciguador,<br />
amansador, <strong>de</strong>l ritual y la ceremonia.<br />
—Así que creó un ritual <strong>de</strong> reparto —dijo Margo—. Los chamanes <strong>de</strong> las culturas<br />
primitivas recurrían a menudo a esa clase <strong>de</strong> ceremonias para imponer or<strong>de</strong>n y preservar<br />
su po<strong>de</strong>r.<br />
—Y se inspiró en la ceremonia <strong>de</strong>l té —continuó Pen<strong>de</strong>rgast—. Si fue en una actitud<br />
reverente o irreverente, nunca lo sabremos. Aunque supongo que fue una <strong>de</strong> sus cínicas<br />
aportaciones, teniendo en cuenta los otros elementos que introdujo. ¿Recuerda las<br />
anotaciones quemadas que encontró en el laboratorio <strong>de</strong> Kawakita?<br />
—Precisamente aquí las tengo —dijo D'Agosta. Sacó su bloc, buscó la hoja y se lo<br />
entregó a Pen<strong>de</strong>rgast.<br />
—Ah, sí. Nube ver<strong>de</strong>, pólvora, corazón <strong>de</strong> loto. Todo eso son tés ver<strong>de</strong>s no<br />
<strong>de</strong>masiado corrientes. —Pen<strong>de</strong>rgast señaló el bloc—. Y esto: «pie azul amante <strong>de</strong>l<br />
estiércol». ¿Le suena <strong>de</strong> algo, doctora Green?<br />
—Me suena <strong>de</strong> algo, pero no sé <strong>de</strong> qué.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast arqueó los labios en una ligera sonrisa.<br />
—No es una sola sustancia sino dos. Lo que los miembros <strong>de</strong> la comunidad Ruta 666<br />
sin duda llamarían «champiñones».<br />
—¡Claro! —Margo chasqueó los <strong>de</strong>dos—. Caerulipes y coprophila.<br />
—Ahí me he perdido —admitió D'Agosta.<br />
—El psilocybe pie azul y el psilocybe amante <strong>de</strong>l estiércol —explicó Margo—. Son<br />
dos <strong>de</strong> los hongos alucinógenos más potentes.<br />
—Y hay otra cosa, wysoccan —murmuró Pen<strong>de</strong>rgast—. Si la memoria no me engaña,<br />
eso es una bebida utilizada por los indios algonquinos en las ceremonias <strong>de</strong> iniciación.<br />
Contenía una cantidad consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> escopolamina, un peligroso alucinógeno que<br />
provoca un estado <strong>de</strong> profunda narcosis.<br />
—¿Eso, pues, viene a ser como la lista <strong>de</strong> la compra? —dijo D'Agosta.<br />
—Quizá. Quizá Kawakita pretendía modificar el brebaje <strong>de</strong> algún modo, amansar a<br />
los consumidores <strong>de</strong> la droga.<br />
—Si está en lo cierto, y Kawakita quería mantener bajo control a los consumidores <strong>de</strong><br />
esmalte, ¿qué función cumplía esa cabaña <strong>de</strong> cráneos? —preguntó Margo—. Algo así, cabe<br />
pensar, tendría precisamente el efecto contrario, los incitaría más aún.<br />
—Cierto —dijo Pen<strong>de</strong>rgast—. En este rompecabezas falta aún una pieza gran<strong>de</strong>.<br />
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