Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
avance respecto a aquel esparto que antes consumía.<br />
D'Agosta seguía mudo. Conocía aquella voz, aquel ca<strong>de</strong>ncioso <strong>de</strong>jo sureño.<br />
Simplemente no lo relacionaba con el vagabundo mugriento y apestoso que tenía sentado<br />
enfrente.<br />
—¿Pen<strong>de</strong>rgast? —susurró por fin.<br />
El mendigo asintió con la cabeza.<br />
—¿Qué…?<br />
—Espero que perdone mi histriónica aparición —lo interrumpió Pen<strong>de</strong>rgast—. Sólo<br />
quería probar si el disfraz resultaba convincente.<br />
—Ah —dijo D'Agosta.<br />
Hayward se acercó y observó a D'Agosta. Por primera vez parecía <strong>de</strong>sconcertada.<br />
—¿Teniente…?<br />
D'Agosta respiró hondo y, señalando la andrajosa figura sentada en la butaca con las<br />
manos sobre el regazo y las piernas cuidadosamente cruzadas, dijo:<br />
—Sargento, le presento a Pen<strong>de</strong>rgast, agente especial <strong>de</strong>l FBI.<br />
Hayward apartó la vista <strong>de</strong> D'Agosta y contempló al mendigo.<br />
—Gilipolleces —se limitó a <strong>de</strong>cir.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast rió con ganas. Se acodó en los brazos <strong>de</strong> la butaca, formó un triángulo<br />
con las manos, apoyó el mentón en las yemas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos y miró a Hayward.<br />
—Encantado <strong>de</strong> conocerla, sargento —saludó—. Le daría la mano, pero…<br />
—No se moleste —se apresuró a contestar Hayward, todavía con un asomo <strong>de</strong> recelo<br />
en el rostro.<br />
De pronto D'Agosta se acercó a su visita y le estrechó las manos finas y sucias.<br />
—¡<strong>San</strong>to cielo, Pen<strong>de</strong>rgast, me alegro <strong>de</strong> verlo! Me preguntaba dón<strong>de</strong> <strong>de</strong>monios se<br />
habría metido. Oí <strong>de</strong>cir que había rechazado el puesto <strong>de</strong> director <strong>de</strong> la oficina <strong>de</strong> Nueva<br />
York, pero no lo veía <strong>de</strong>s<strong>de</strong>…<br />
—Des<strong>de</strong> los asesinatos <strong>de</strong>l museo, como suele llamárselos —apuntó Pen<strong>de</strong>rgast,<br />
moviendo la cabeza en un gesto <strong>de</strong> asentimiento—. Según parece, vuelven a ser noticia <strong>de</strong><br />
primera plana.<br />
D'Agosta volvió a sentarse y asintió con expresión ceñuda.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast echó un vistazo al plano.<br />
—Tiene un grave problema entre manos, Vincent. Una serie <strong>de</strong> brutales asesinatos en<br />
la superficie y bajo tierra, la élite <strong>de</strong> la ciudad aterrorizada, y ahora rumores <strong>de</strong>l retorno <strong>de</strong><br />
Mbwun.<br />
—No se hace usted i<strong>de</strong>a, Pen<strong>de</strong>rgast.<br />
—Perdone que lo contradiga, pero me hago una clarísima i<strong>de</strong>a. De hecho, he venido<br />
por si <strong>de</strong>sea ayuda.<br />
El rostro <strong>de</strong> D'Agosta se iluminó, pero <strong>de</strong> inmediato el optimismo dio paso a la<br />
cautela.<br />
—¿En misión oficial? —preguntó.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast sonrió.<br />
—Semioficial. Lamentablemente no he conseguido más que eso. Ahora, más o<br />
menos, puedo permitirme elegir mis asignaciones temporales. En este último año he<br />
trabajado en proyectos técnicos que po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar para otro momento. Y digamos que he<br />
recibido autorización para colaborar en este caso con el Departamento <strong>de</strong> Policía <strong>de</strong> Nueva<br />
York. Lógicamente, <strong>de</strong>bo mantener lo que con tanta <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za llamamos «anonimato».<br />
Por ahora no hay pruebas <strong>de</strong> que se haya cometido un <strong>de</strong>lito fe<strong>de</strong>ral. —Hizo un a<strong>de</strong>mán<br />
<strong>de</strong> resignación—. Mi problema es, sencillamente, que no puedo quedarme al margen <strong>de</strong><br />
68