Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
—Un ABT Fastfire, si no me equivoco —apuntó Mephisto—. Cuando yo estaba en el<br />
ejército, llamábamos «neblina púrpura» al fuego que vomitaba. Un arma atroz, otra<br />
muestra <strong>de</strong>l sadismo <strong>de</strong> una república en bancarrota moral. —Miró con curiosidad el<br />
contenido <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los armarios abiertos.<br />
—Soy antropóloga —continuó Margo—. Conozco a esas criaturas mejor que nadie.<br />
Necesitarán mi asesoramiento científico.<br />
—No tanto como para poner en peligro su vida —repuso Pen<strong>de</strong>rgast—. El doctor<br />
Frock también es antropólogo. ¿Nos lo llevamos para que nos dé su docta opinión sobre la<br />
materia?<br />
—Fui yo quien <strong>de</strong>scubrió todo esto, ¿recuerda? —insistió Margo, dándose cuenta <strong>de</strong><br />
que estaba levantando la voz.<br />
—La doctora Green tiene razón —terció D'Agosta—. No estaríamos aquí ahora <strong>de</strong> no<br />
ser por ella.<br />
—Ésa no es razón para que la involucremos más aún en este asunto. A<strong>de</strong>más, nunca<br />
ha bajado a los subterráneos, ni pertenece a la policía.<br />
—¡Oiga! —dijo Margo a voz en grito—. Olvi<strong>de</strong> que soy antropóloga. Olvi<strong>de</strong> la ayuda<br />
que les he proporcionado hasta el momento. Soy una experta tiradora. D'Agosta pue<strong>de</strong><br />
dar fe <strong>de</strong> ello. Y tampoco los retrasaré. Al contrario, seguramente serán uste<strong>de</strong>s quienes<br />
lleven la lengua fuera para seguirme el paso. Hay una razón muy sencilla para incluirme:<br />
si surgen problemas allá abajo, cuantos más seamos, mejor.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast dirigió hacia ella sus ojos claros, y Margo percibió la fuerza <strong>de</strong> su mirada<br />
casi como si le hurgase el pensamiento.<br />
—¿Por qué se siente obligada a hacer esto, doctora Green? —inquirió.<br />
—Porque… —Margo se interrumpió, preguntándose por qué quería en realidad bajar<br />
a aquel infierno. Sería mucho más fácil <strong>de</strong>searles buena suerte, salir <strong>de</strong>l edificio, volver a<br />
casa, encargar la cena por teléfono al restaurante tailandés <strong>de</strong> la esquina y ponerse a leer la<br />
novela <strong>de</strong> Thackeray que quería empezar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía un mes.<br />
De pronto comprendió que no era una cuestión <strong>de</strong> si quería o no hacerlo. Dieciocho<br />
meses atrás había mirado a Mbwun a la cara, había visto su propio reflejo en aquellos ojos<br />
salvajes. Juntos, ella y Pen<strong>de</strong>rgast habían matado a la bestia. Y había dado el asunto por<br />
terminado. Tanto ella como todos los <strong>de</strong>más. Ahora sabía que no era así.<br />
—Hace unos meses Greg Kawakita intentó ponerse en contacto conmigo —dijo por<br />
fin—. No me molesté en telefonearlo. Si lo hubiese hecho, quizá nada <strong>de</strong> esto habría<br />
ocurrido. —Calló y al cabo <strong>de</strong> un momento añadió—: Necesito ver con mis propios ojos<br />
que todo ha terminado.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast mantuvo en ella su mirada escrutadora.<br />
—¡Maldita sea, usted me metió en esto! —exclamó Margo, volviéndose hacia<br />
D'Agosta—. Era el último <strong>de</strong> mis <strong>de</strong>seos. Pero he llegado hasta aquí, y ahora necesito ver<br />
el final.<br />
—También en eso tiene razón —afirmó D'Agosta—. Yo le pedí que colaborase en la<br />
investigación.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast apoyó las manos en los hombros <strong>de</strong> Margo, en un gesto físico poco<br />
común en él.<br />
—Margo, por favor —dijo con tono ecuánime—. Compréndalo. En el museo, no<br />
había alternativa. Estábamos ya atrapados <strong>de</strong>ntro con Mbwun. Esto es distinto. Vamos a<br />
correr un riesgo conscientemente. Usted es una civil. Lo siento, pero no pue<strong>de</strong> ser.<br />
—Por una vez estoy <strong>de</strong> acuerdo con el alcal<strong>de</strong> Whitey. —Mephisto miró a Margo—.<br />
Parece usted una persona honrada, y eso quiere <strong>de</strong>cir que está fuera <strong>de</strong> lugar en compañía<br />
210