Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
—Y hay otra cosa, si es posible. Tengo entendido que existe un informe sobre los<br />
túneles excavados en los años veinte para el proyecto ferroviario <strong>de</strong> Interborough Rapid<br />
Transit. ¿Es así?<br />
Willson lo miró <strong>de</strong> nuevo con expresión hosca.<br />
—Pero si esa serie consta <strong>de</strong> sesenta planos… —contestó, apagándose gradualmente<br />
su voz.<br />
—Ya veo —dijo Pen<strong>de</strong>rgast con manifiesto <strong>de</strong>sánimo—. No está permitido.<br />
De pronto Willson sonrió.<br />
—En fin, no tiene por qué enterarse nadie —respondió, satisfecho <strong>de</strong> su propia<br />
temeridad—. Y no se preocupe por la hora <strong>de</strong> cierre. Yo me quedaré aún unas horas<br />
trabajando en mi monografía. Las normas están para incumplirlas, ¿no?<br />
Transcurridos diez minutos, salió <strong>de</strong> la oscuridad <strong>de</strong> la sala contigua empujando un<br />
carrito abarrotado <strong>de</strong> planos sobre el gastado parquet.<br />
25<br />
Smithback atravesó la cavernosa entrada <strong>de</strong>l Four Seasons, impaciente por <strong>de</strong>jar atrás<br />
el calor, el ruido y el mal olor <strong>de</strong> Park Avenue. Se acercó a la barra cuadrada con andar<br />
acompasado. Había pasado largos ratos en aquellos taburetes, contemplando con envidia<br />
el inaccesible paraíso situado en el otro extremo <strong>de</strong>l local, más allá <strong>de</strong>l tapiz <strong>de</strong> Picasso. En<br />
esa ocasión, sin embargo, no se entretuvo en la barra, sino que fue <strong>de</strong>recho hacia el maître.<br />
Bastó la rápida mención <strong>de</strong> un nombre, y él, Smithback, se encaminó por aquel pasillo <strong>de</strong><br />
ensueño hacia el exclusivo restaurante.<br />
Pese a que todas las mesas estaban ocupadas, el salón parecía tranquilo y en silencio,<br />
ahogándose cualquier sonido en su inmensidad. Pasó entre gran<strong>de</strong>s empresarios,<br />
magnates <strong>de</strong> la prensa y potentados sin escrúpulos en dirección a una <strong>de</strong> las codiciadas<br />
mesas cercanas a la fuente. Allí, ya sentada, lo esperaba la señora Wisher.<br />
—Señor Smithback —dijo—. Gracias por venir. Tome asiento, por favor.<br />
Smithback se sentó en la silla que le había indicado, frente a ella, y echó un vistazo<br />
alre<strong>de</strong>dor. Aquel almuerzo se presentaba interesante, y confiaba en disponer <strong>de</strong> tiempo<br />
para disfrutarlo plenamente. Apenas había empezado a redactar su gran artículo, y tenía<br />
<strong>de</strong> plazo hasta las seis.<br />
—¿Le apetece una copa <strong>de</strong> Amarone? —preguntó la señora Wisher, señalando la<br />
botella que había junto a la mesa.<br />
Vestía un austero conjunto formado por una blusa color azafrán y una falda plisada.<br />
—Por favor —respondió Smithback, mirándola a la cara.<br />
Se sentía mucho más cómodo que la primera vez que la vio, sentada remilgadamente<br />
en el oscuro salón <strong>de</strong> su apartamento, con un ejemplar <strong>de</strong>l Post al lado como una muda<br />
acusación. Su necrológica <strong>de</strong>l «Ángel <strong>de</strong> Central Park South», la recompensa ofrecida por<br />
el Post y la favorable crónica sobre la concentración <strong>de</strong> Grand Army Plaza, pensaba, le<br />
garantizaban una cálida acogida.<br />
La señora Wisher hizo una seña al sumiller, esperó a que llenase la copa <strong>de</strong>l<br />
periodista y luego se inclinó casi imperceptiblemente sobre la mesa.<br />
—Señor Smithback, se preguntará sin duda por qué le he pedido que almuerce<br />
conmigo.<br />
106