Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
<strong>de</strong> gente como ésta. Deje que los maten a ellos, que para eso son funcionarios.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast siguió mirando a Margo por un momento. Finalmente retiró las manos y<br />
se volvió hacia Mephisto.<br />
—¿Cuál es el camino? —preguntó.<br />
—La línea <strong>de</strong> Lexington, bajo los almacenes Bloomingdale —contestó Mephisto—.<br />
Hay un túnel abandonado a unos quinientos metros al norte <strong>de</strong> la vía rápida. Lleva<br />
<strong>de</strong>recho hasta el parque y allí baja hacia el Cuello <strong>de</strong> Botella.<br />
—¡Dios santo! —exclamó D'Agosta—. Quizá usaron esa ruta para ten<strong>de</strong>r la<br />
emboscada al tren.<br />
—Es posible. —Pen<strong>de</strong>rgast guardó silencio por un instante, como si estuviese absorto<br />
en sus pensamientos—. Tenemos que recoger los explosivos en la sección C —añadió <strong>de</strong><br />
pronto, y se dirigió hacia la puerta—. En marcha. Nos quedan menos <strong>de</strong> dos horas.<br />
—Vamos, Margo —dijo D'Agosta por encima <strong>de</strong>l hombro, siguiendo al trote a<br />
Pen<strong>de</strong>rgast—. La acompañaremos a la salida.<br />
Margo permaneció inmóvil, viéndolos alejarse rápidamente hacia la puerta exterior<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> armas.<br />
—¡Mierda! —gritó en un arrebato <strong>de</strong> frustración.<br />
Tiró el bolso al suelo y dio un furioso puntapié al armario más cercano. Luego se<br />
arrodilló, cubriéndose la cabeza con los brazos.<br />
52<br />
Snow consultó la hora en el enorme reloj <strong>de</strong> pared. Tras la rejilla protectora, las<br />
estrechas manecillas marcaban las 22.15. Recorrió con la vista la sala vacía: los reguladores<br />
y botellas <strong>de</strong> oxígeno <strong>de</strong> repuesto, las aletas rotas y las gran<strong>de</strong>s gafas <strong>de</strong> buceo. Su mirada<br />
se posó por fin en la montaña <strong>de</strong> papeles que tenía frente a él, en el escritorio, e hizo una<br />
mueca <strong>de</strong> aversión. Allí estaba, teóricamente recuperándose <strong>de</strong> una infección bacteriana en<br />
los pulmones. Pero tanto él como el resto <strong>de</strong> la Brigada Submarinista <strong>de</strong>l Departamento <strong>de</strong><br />
Policía <strong>de</strong> Nueva York sabían que había caído en <strong>de</strong>sgracia. El sargento, llevándoselo<br />
aparte, lo había felicitado por su trabajo; pero Snow había notado que era sólo un<br />
cumplido. Ni siquiera importaba que los esqueletos que había encontrado hubiesen sido el<br />
punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> una gran investigación policial. El hecho era que se había soltado <strong>de</strong><br />
la cuerda, se había soltado en su primera inmersión en la brigada. Ya ni siquiera tenía que<br />
soportar las burlas <strong>de</strong> Fernán<strong>de</strong>z.<br />
Dejó escapar un suspiro, contemplando a través <strong>de</strong>l mugriento cristal <strong>de</strong> la ventana<br />
el embarca<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>sierto y el agua oscura y untuosa, brillando a la luz <strong>de</strong> la luna. El resto<br />
<strong>de</strong>l equipo había salido horas antes con <strong>de</strong>stino al East River, don<strong>de</strong> había caído un<br />
helicóptero. Y en la ciudad ocurría algo grave; la radio <strong>de</strong>l puesto no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> captar<br />
mensajes acerca <strong>de</strong> manifestaciones, disturbios, movilizaciones, medidas <strong>de</strong> control <strong>de</strong><br />
masas. Por lo visto, había acción en todas partes menos en su tranquilo rincón <strong>de</strong> los<br />
muelles <strong>de</strong> Brooklyn. Y allí estaba él, rellenando informes.<br />
Volvió a suspirar, grapó unos papeles, los colocó en una carpeta, la cerró y la lanzó a<br />
la ban<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> salida. Un perro muerto, extraído <strong>de</strong>l canal Gowanus. Causa <strong>de</strong> la muerte:<br />
una herida <strong>de</strong> bala. Dueño <strong>de</strong>sconocido. Caso cerrado. Cogió otra carpeta <strong>de</strong>l montón:<br />
Randolf Rowell, veintidós años. Saltó <strong>de</strong>l puente <strong>de</strong> Triborough. Nota <strong>de</strong> suicidio hallada<br />
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