Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />
momento.<br />
—¿Planos? —repitió Diamond, alzando la vista al techo—. Me pasé veinte años<br />
buscando los planos. No hay ningún plano. Lo que sé lo averigüé charlando con unos<br />
cuantos viejos.<br />
—¿Usted ha estado allí?<br />
Diamond dio un respingo. Al cabo <strong>de</strong> un momento, asintió con la cabeza.<br />
—¿Podría dibujármelos?<br />
Diamond guardó silencio.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast se acercó a él.<br />
—Aunque fuese un simple esbozo, le estaría muy agra<strong>de</strong>cido —dijo. Se llevó la mano<br />
a una solapa como para alisársela, pero como por arte <strong>de</strong> magia asomó entre sus <strong>de</strong>lgados<br />
<strong>de</strong>dos un billete <strong>de</strong> cien dólares, arqueándose hacia el ingeniero.<br />
Diamond miró el billete como si reflexionase. Finalmente lo cogió, formó con él una<br />
bola y se lo metió en el bolsillo. A continuación, se volvió hacia la mesa <strong>de</strong> dibujo y<br />
empezó a trazar diestras líneas en una hoja amarilla <strong>de</strong> papel milimetrado. Una intrincada<br />
red <strong>de</strong> túneles comenzó a cobrar forma.<br />
—Esto es lo mejor que puedo ofrecerle —dijo pasados unos minutos, irguiéndose en<br />
el taburete—. Yo acostumbraba a entrar por ahí. Muchas <strong>de</strong> las cavida<strong>de</strong>s situadas al sur<br />
<strong>de</strong>l parque se rellenaron <strong>de</strong> hormigón, y los túneles situados al norte se hundieron hace<br />
años. Tendrá que <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r por el Cuello <strong>de</strong> Botella. Siga por el túnel <strong>de</strong> alimentación<br />
número 18 <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto don<strong>de</strong> se cruza con la tubería <strong>de</strong> agua número 24.<br />
—¿El Cuello <strong>de</strong> Botella? —preguntó Pen<strong>de</strong>rgast.<br />
Diamond asintió con la cabeza, rascándose la nariz con un <strong>de</strong>do sucio.<br />
—Una veta <strong>de</strong> granito atraviesa el lecho <strong>de</strong> roca sobre el que se asienta el parque. Es<br />
<strong>de</strong> una dureza extrema. En su día, para ahorrar tiempo y dinamita, los técnicos <strong>de</strong> las<br />
compañías <strong>de</strong> suministros optaron por abrir un enorme agujero y lo canalizaron todo por<br />
allí. Los túneles Astor se encuentran justo <strong>de</strong>bajo. Que yo sepa, ésa es la única vía <strong>de</strong><br />
acceso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sur, a menos, claro, que tenga un traje <strong>de</strong> submarinista.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast aceptó la hoja y la examinó atentamente.<br />
—Gracias, señor Diamond. ¿Cabe alguna posibilidad <strong>de</strong> que <strong>de</strong>see volver ahí abajo e<br />
inspeccionar con mayor <strong>de</strong>tenimiento la Buhardilla <strong>de</strong>l Diablo? A cambio <strong>de</strong> una<br />
remuneración justa, por supuesto.<br />
Diamond se llevó la petaca a los labios y tomó otro largo trago. Después contestó:<br />
—No volvería a bajar ahí por todo el dinero <strong>de</strong>l mundo.<br />
Pen<strong>de</strong>rgast inclinó la cabeza.<br />
—Otra cosa —añadió Diamond—. No lo llame Buhardilla <strong>de</strong>l Diablo, si no le<br />
importa. Eso es jerga <strong>de</strong> topos. Son los túneles Astor.<br />
—¿Túneles Astor?<br />
—Sí. El proyecto fue i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la señora Astor. Según se cuenta, convenció a su marido<br />
<strong>de</strong> que construyese la primera estación privada bajo su mansión <strong>de</strong> la Quinta Avenida. Así<br />
empezó todo.<br />
—¿De dón<strong>de</strong> ha salido el nombre «Buhardilla <strong>de</strong>l Diablo» ? —preguntó Pen<strong>de</strong>rgast.<br />
Diamond sonrió con amargura.<br />
—No lo sé. Pero piense un poco. Imagine túneles a una profundidad <strong>de</strong> treinta pisos,<br />
con gran<strong>de</strong>s murales <strong>de</strong> azulejos. Imagine salas <strong>de</strong> espera con sofás, espejos, elegantes<br />
vidrieras <strong>de</strong> colores. Imagine ascensores hidráulicos con suelos <strong>de</strong> parquet y cortinas <strong>de</strong><br />
terciopelo. Y ahora piense en qué estado <strong>de</strong>be <strong>de</strong> encontrarse todo eso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
anegarlo en aguas residuales y tenerlo cerrado a cal y canto durante un siglo. —Se echó<br />
119