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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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DOUGLAS PRESTON & LINCOLN CHILD EL RELICARIO<br />

movían ya hacia ellos con una resolución que le ponía la carne <strong>de</strong> gallina. No eran bestias<br />

sin inteligencia que se lanzasen irreflexivamente a la batalla; se valían <strong>de</strong> alguna estrategia.<br />

—Atienda —dijo Donovan con calma—. Cargue el XM-148. Dispararemos a la vez<br />

cuando yo dé la señal. Usted apunte a la izquierda <strong>de</strong>l grupo; yo apuntaré a la <strong>de</strong>recha.<br />

Luego vuelva a cargar y disparar tan <strong>de</strong>prisa como pueda. Los lanzagranadas tien<strong>de</strong>n a<br />

levantarse, así que apunte a baja altura.<br />

Snow introdujo la carga en el lanzagranadas, notando que el corazón le latía en la<br />

garganta. Donovan se tensó a su lado.<br />

—¡Ahora! —gritó Donovan.<br />

Snow apretó el gatillo <strong>de</strong>lantero, y el arma casi se le escapó <strong>de</strong> las manos cuando la<br />

granada partió hacia el grupo. Los <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong> las dos explosiones bañaron el túnel <strong>de</strong> una<br />

luz anaranjada, y Snow advirtió que había apuntado <strong>de</strong>masiado a la izquierda, dando en<br />

la pared <strong>de</strong>l túnel. De pronto, con un violento temblor, se hundió una sección <strong>de</strong>l techo.<br />

Gritos <strong>de</strong> terror surgieron <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> encapuchados.<br />

—¡Otra vez! —dijo Donovan mientras colocaba otra granada.<br />

Snow volvió a cargar y disparó <strong>de</strong> nuevo, esta vez <strong>de</strong>splazando el cañón ligeramente<br />

a la <strong>de</strong>recha. Como hipnotizado, igual que si ocurriese en cámara lenta, observó salir el<br />

proyectil y girar en el aire hasta per<strong>de</strong>rse por encima <strong>de</strong> las cabezas <strong>de</strong>l confuso grupo <strong>de</strong><br />

figuras más allá <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l túnel. Se produjo otro temblor y un estallido <strong>de</strong> luz.<br />

—¡Más bajo! —gritó Donovan—. ¡Están acercándose!<br />

Sollozando, Snow abrió la otra bolsa con los dientes, cargó y disparó <strong>de</strong> nuevo. La<br />

feroz columna <strong>de</strong> fuego se alzó en medio <strong>de</strong>l grupo. Por encima <strong>de</strong>l estruendo <strong>de</strong> la<br />

explosión sonaron penetrantes gritos.<br />

—¡Otra vez! —dijo Donovan, disparando su lanzagranadas—. ¡Tire otra vez!<br />

Snow cargó y apretó el gatillo. El disparo se quedó corto, y la contun<strong>de</strong>nte ráfaga <strong>de</strong><br />

calor los <strong>de</strong>rribó a los dos. Se irguió, parpa<strong>de</strong>ando en la nube <strong>de</strong> polvo y humo que flotaba<br />

en el oscuro espacio. Se le habían acabado las granadas, y llevó el <strong>de</strong>do al gatillo trasero.<br />

Donovan alzó una mano. Aguardaron, apuntando los fusiles hacia la negrura,<br />

durante lo que a Snow se le antojaron varios minutos. Finalmente Donovan bajó el cañón<br />

<strong>de</strong> su arma.<br />

—Les hemos soltado una verda<strong>de</strong>ra lluvia <strong>de</strong> mierda —susurró—. Lo ha hecho usted<br />

muy bien. Quiero que se que<strong>de</strong> aquí un momento mientras yo echo un vistazo. Si oye algo,<br />

avíseme. Dudo que encontremos nada mucho mayor que un meñique, pero no voy a<br />

arriesgarme.<br />

Comprobó el cargador <strong>de</strong> su M-16, encendió una bengala y la lanzó hacia la nube <strong>de</strong><br />

humo. Después avanzó lentamente, pegado a la pared <strong>de</strong>l túnel. Cuando el humo empezó<br />

a disiparse, Snow vio los borrosos contornos <strong>de</strong> la cabeza y los hombros <strong>de</strong> Donovan,<br />

moviéndose con sigilo, su oscura sombra parpa<strong>de</strong>ando tras él.<br />

Sorteó las formas maltrechas y humeantes esparcidas por el suelo. Al llegar a la boca<br />

<strong>de</strong>l túnel, se asomó con cautela y girando sobre sí mismo, salió a Tres Puntos. Luego se<br />

a<strong>de</strong>ntró en la cámara y <strong>de</strong>sapareció en las sombras, <strong>de</strong>jando a Snow sin más compañía que<br />

la oscuridad. De pronto cayó en la cuenta <strong>de</strong> que llevaba aún colgado <strong>de</strong>l cuello el talego<br />

con las bengalas <strong>de</strong> magnesio, olvidado durante la lucha. Contuvo el impulso <strong>de</strong><br />

quitárselo y <strong>de</strong>jarlo allí. «Rachlin ha dicho que no me separase <strong>de</strong> él hasta el final <strong>de</strong> la<br />

misión —pensó—, y eso haré.»<br />

Rachlin… Parecía imposible que aquellas criaturas hubiesen matado al resto <strong>de</strong>l<br />

equipo <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Operaciones Especiales <strong>de</strong> la Marina. Eran hombres bien<br />

armados y fogueados en el combate. «Si los otros dos túneles eran como éste —se dijo—,<br />

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